Capitulo 6

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Checo miró el curita que Max le había puesto en el dedo, tenía dibujitos de carritos de la F1, y sonrió ampliamente. La cena ya estaba cocinándose, así que, por fin, estaba fuera de la cocina. Sentado en el porche del patio trasero de su casa, "cuidando" a sus sobrinos que iban y venían jugando con bengalas, miró como el sol comenzaba a ocultarse. Adentro, su tía seguía tejiendo; el tío Marcos veía una película vieja de Navidad; Toño y su padre hablaban de cosas de la empresa, como siempre; y su madre cuidaba el pavo que tanto trabajo le había costado. Max... Max llegó en ese momento. Checo escuchó sus pasos acercándose y después, le vio sentarse a su lado y tenderle la caja de conchas, la caja prometida. Checo le sonrió y recibió su recompensa como un cachorrito.

-Eso parece divertido-dijo Max señalando a los niños, que corrían con las chispas de colores dibujando formas raras en el aire.

-Deja que se quemen y verás-dijo y devoró una concha en un santiamén.

Max rió y con ello atrajo la atención de los infantes, quienes se cercaron a la pareja.

-¿De verdad eres nuestro tío?-preguntó la niña, parecía ser la mayor la delataba su estatura. Max asintió con una sonrisa.

-¿Tío Checo, tendrán bebés?-dijo con inocencia, la niña.

Checo dio un respingo y enrojeció, al mismo tiempo.

-¡¿De dónde sacas esas cosas?!

-Mamá dice que las personas casadas tienen hijos.

-Ah, pues Max  y yo aún no nos casamos.

-¿Y cuando lo harán?

Max  sólo rió durante esa tanda de preguntas, y Checo no pudo evitar sentirse irritado al respecto. Malditos niños y sus malditas e inoportunas preguntas. Por suerte, lo salvó la campana, su teléfono móvil sonó en ese momento. Se puso de pie y tras ver que se trataba de Charles se alejó unos pasos para contestar.

-Checo, ¿me puedes decir qué pasó?

-¿Ya estás despierto? Porque tu galán me dio tu recado, eh.

Estaba medio dormido,  Checo. Tú comprendes; siempre me contestas así por la mañana

-Al menos te contesto yo y no uno de mis acompañantes-refunfuñó y vio, mas no alcanzó a escuchar sobre qué, que sus sobrinos y Max  platicaban animadamente.

-Bueno, ya... ¿qué sucede? ¿Qué es eso de que tu deseo de Navidad se cumplió?

-Así como lo escuchas, desperté y tenía bajo un árbol (que yo no puse) un rubio, musculoso y ojiazul como regalo.

-¡Imposible!

Checo negó, imposible no. Lo estaba viendo en ese momento, acuclillado frente a sus sobrinos, armando un espectáculo de fuegos artificiales. Y los enanos esos, parecían tan encantados con él, como su padre y madre, que hasta se le trepaban a la espalda con toda la confianza del mundo.

-Tal vez, Santa de verdad existe, al menos, para los Grinch como tú-se burló el castaño del otro lado del teléfono. ¿Y qué tal tu regalo? ¿Te gustó?

Checo levantó la vista. Un rayo de luz salió despedido hacia el cielo, junto con la risa fascinada de sus sobrinos. Pero él no vio las chipas de colores, sino a su "novio" junto a los niños. Max sintió su mirada y giró el rostro, cuando sus pupilas se encontraron, le sonrió y guiñó un ojo. Checo tragó saliva.

¿Honestamente?

-Por supuesto

-¿Y aquí entre nos? ¿Sin que se lo digas a nadie más?

Thanks Santa Claus ( Chestappen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora