Capitulo 13

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Había dos cosas que Checo quería hacer, en realidad eran tres, pero una de ellas (que era amarrar a Max a la pata de su cama) no era posible. Así que se conformaba con dos. La primera de ellas era saber que Max no desaparecería en cuanto el avión aterrizara en el aeropuerto. La segunda era invitarlo a pasar la noche vieja con él y sus amigos.

En el avión, después de un par de tragos de cortesía, se decidió a preguntar. En esa ocasión, Max, a su lado, veía distraídamente la película que habían puesto para el vuelo. Era diferente al vuelo de ida, no había tensión entre ellos, estaban tranquilos, cómodos uno al lado del otro. Checo carraspeó para entrar en materia.

-Oye, Max -empezó-¿Cuáles son los términos de tu contrato con Santa?

-¿Contrato?

- ¿No tienes uno?

-Pues...

¿Dice algo sobre tu libertad?

-¿Qué quieres decir con eso?

-Pues... eso... ¿Cuándo serás libre...de mi?

Max frunció el ceño.

-Ya te lo dije-contestó-Me iré hasta que tú quieras que me vaya. En otras palabras, hasta que seas tú quien quiera librarse de mí.

Checo se mordió el labio inferior y negó con la cabeza.

-¿De verdad te envió Santa?

-Si.

-¿Y no tienes "v" de vuelta?

-Santa no suele reclamar los regalos que hace. ¿Qué sucede, Pecas?

El pelinegro se encogió de hombros.

-Sólo me preguntaba qué pasará cuando aterricemos.

-Tomaremos un taxi, supongo- Max frunció el ceño, incapaz de comprender por qué Checo, lucía tan preocupado.

Éste ya no dijo nada, aceptó eso y cambió de tema. No fue hasta que estuvieron en el taxi, que volvió el tema a su mente. Porque después de tomar el taxi, y llegar a la casa, no sabía que harían después. No sabía nada más sobre Max, no le había preguntado su dirección (si es que tenía una, ya que el polo norte no era una dirección muy precisa), ni su teléfono (le había visto un teléfono celular, pero no se le había ocurrido preguntar), ni nada que le diera algún lugar para encontrarlo en caso de necesidad.

-Checo -esa vez, fue Max quién tomó la iniciativa, yo... sé dónde vives, pero no puedo irrumpir en tu casa sin ayuda de Santa. No de nuevo.

Checo rio, pero se mordió la lengua para no decirle que podía irrumpir por dónde quisiera.

-Por cierto, Max, ¿tienes dónde vivir? ¿Hay una casa de muñecos de Santa dónde todos viven o algo así?

Max rio- Tengo mi propia casa.

-Ahh-tomó nota mentalmente, iba a preguntar dónde, pero fue interrumpido.

-A lo que iba era a que me gustaría que me dieras tu teléfono, para poder llamarte, y quedar para salir. Si tú quieres, claro.

-Je, je Claro que quiero. Desbloquéame tu teléfono, anda.

Max sonrió como un niño al que le dan el dulce deseado, y sacó su teléfono para después entregárselo al castaño. Éste escribió su número en los contactos, y justo entonces, llegaron a su edificio.

Con ayuda de Max subió sus maletas, pero éste le dijo que no podía quedarse.

-¿Por qué? ¿A dónde tienes que ir?

Thanks Santa Claus ( Chestappen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora