━ CHAPTER FIVE

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TIEMPO JUNTOS

Si Hope hubiera sabido lo increíble que era la libertad, habría escapado de casa de la tía Beth desde mucho antes

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Si Hope hubiera sabido lo increíble que era la libertad, habría escapado de casa de la tía Beth desde mucho antes.

Podía quedarse despierta hasta altas horas de la noche, con la luz encendida, sin que nadie le dijera nada, y podía levantarse tan tarde como quisiera sin que nadie estuviera pidiéndole el desayuno. Podía comer lo que se le antojara a cualquier hora, y salir a cualquier lugar que deseara. 

Lo único malo era que, en definitiva, ni Harry ni ella podían salir del Callejón Diagon porque Tom el tabernero siempre los estaba esperando en la puerta; sin embargo, aunque Hope deseara llevarle la contraria a Fudge saliendo al mundo muggle, aún no se sentía en la necesidad de hacerlo, pues el Callejón Diagon seguía siendo la calle larga, empedrada y llena de maravillas lo suficientemente atractivas para mantenerla entretenida.

Lo que más le gustaba era que podía pasar tanto tiempo con Harry como quisiera, sin temer que sus tíos estuvieran esperándolo con un horrible castigo o la tía Beth la llenara de preguntas sobre dónde habían estado.

Desayunaban juntos y disfrutaban mucho viendo a los demás huéspedes del lugar; había gente de todo tipo, incluso brujas muy graciosas y pequeñas que habían llegado del campo para pasar un día de compras, y cuando les ayudaban a cargar sus bolsas les regalaban caramelos.

Después de desayunar, salían al patio trasero. Hope gozaba sacar la varita, golpear el tercer ladrillo de la izquierda por encima del bote de la basura y mirar como se abría la pared que daba al Callejón Diagon. Tanto como ella haciéndolo, Harry adoraba mirar su expresión cuando eso pasaba. Era como ver por primera vez a la pequeña Hope de once años descubrir su verdadero mundo.

Luego, pasaban aquellos largos y soleados días explorando las tiendas y comiendo bajo sombrillas de brillantes colores en las terrazas de los cafés. Siempre había mucho que escuchar, pero lo que más se repetía entre las personas era el caso de Sirius Black.

A Hope le gustaba pensar que esas salidas con Harry eran días casuales. No los podía considerar como otra cosa; casi siempre alguien lograba reconocerlos y de pronto eran rodeados por una multitud que deseaba saludarlos. Sin embargo, aunque no hubiera mucha privacidad, Harry se esforzaba por hacer que los días con Hope fueran tranquilos. Trataba de aplastarse el pelo en la frente para cubrir su cicatriz, aunque la sensación fuera algo incomoda,y así, de vez en cuando, lograban entrar en locales medio vacíos a plena luz del día y terminaban haciendo ahí todas sus tareas sin que los molestaran.

Después de que Hope llenara su monedero con galeones de su cámara de Gringotts, no dudó ni por un segundo en comenzar a gastarlo en todo tipo de tonterías. Compró varios suéteres, un par de botas negras y hasta una caja de chicles cuyo sabor jamás se terminaría. Ni siquiera tuvo que recordarse a sí misma que todavía le quedaban cinco años en Hogwarts. Su bóveda estaba llena hasta el techo. Seguramente hasta su funeral estaba asegurado.

BLACK GREEN VOL.3 [Harry Potter y el prisionero de Askaban]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora