Capítulo 2: •Instituto JARE•

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Alan Mills:

Una luz blanca e intensa me pegó directamente en los ojos cuando los abría lentamente.

Miré a mi alrededor y vi las paredes blancas, era todo muy confuso para mi. De pronto me di cuenta que estaba sobre una camilla, tenía una bata azul de hospital y había objetos médicos sobre una estantería.

Intenté sentarme, pero me dolía todo el cuerpo. ¿Dónde estaba? ¿Qué era este lugar?

Todas las preguntas se calman en mi mente cuando alguien abre la puerta.

Una pelirroja muy bonita entró y caminó hacia mi.

—Hola, ¿Cómo te sientes? —Preguntó. Yo la miré.

—¿Dónde estoy? —Fue lo que pude decir. Me interesaba más el hecho de saber dónde estaba, qué decirle a una completa extraña como me sentía.

—No te preocupes, estás a salvo —Respondió la pelirroja mirándome fijamente.

Ya no estaba seguro de nada, no sabía si realmente "estaba a salvo" como ella decía. Aunque, esa mujer me inspiraba confianza, sus ojos verdes me transmitían tranquilidad y seguridad. Realmente no la conocía, no sabía ni su nombre, pero había algo en ella que me hacía sentir en confianza.

—¿Lo estoy? —Pregunté dudoso.

—Déjame ayudarte. —Me dijo intentando ayudarme a levantar. Se acercó y con sus brazos me ayudó a sentarme sobre la camilla.

Mi cuerpo estaba rodeado de vendas y tenía un cabestrillo sosteniendo mi brazo izquierdo evitando así su movilidad.

—Mi nombre es Rose —Dijo para luego formar una curvatura en sus labios dejando ver una sonrisa. —Y estás en el instituto JARE —acotó luego.

—¿JARE? —Fruncí el ceño confundido.

—Jóvenes aislados y refugiados de Estilvanea —Aclaró ella.

—¿Eso existe? —Pregunté confundido. Todo era muy extraño para mi.

—Ya habrá tiempo para explicarte todo, ahora necesitas descansar. —Sonrió de nuevo.
—Nuestro médico te ha atendido y me ha dicho que tienes varias lesiones que llevarán tiempo sanarse, así que debes descansar. —Yo asentí sin dejar de mirarla —Deberás esperar un rato más aquí en enfermería, luego vendré a buscarte para llevarte a tu habitación
—Terminó por decir.

¿Habitación? ¿Acaso viviría aquí?

Todo esto me parecía muy extraño y bueno para ser verdad.

La pelirroja me dió una última sonrisa y caminó hacia la puerta para luego abrirla e irse.

Yo no podía quedarme así, sin saber dónde estaba o quién era la linda pelirroja que me acababa de hablar. Así que intente bajarme de la camilla y caminar, poco a poco estire mis piernas hacia abajo y toque el suelo. ¡Dios como me dolía mi cuerpo!

Suspiré con fuerza y logré ponerme de pie sosteniéndome de la camilla, necesitaba algo para apoyarme y poder dar algunos pasos. A mi lado visualicé un mango de escoba, al cual le hacía falta el cepillo, lo agarré y lo utilicé para apoyarme poco a poco al caminar.

Con un poco de lentitud logré llegar hasta la puerta y la abrí poco a poco. Al abrirla se escucharon unas voces y unos sonidos fuertes.

Caminé un poco más para salir, y entonces la vi...

Mi cerebro devolvió el tiempo y me acordé del momento en el que llegué a este lugar. Yo estaba casi ido, recuerdo que varias personas intentaban mantenerme despierto y recuerdo haber estado en una camioneta. La verdad era que mi memoria no estaba del todo bien, era todo muy confuso, pero lo que más recuerdo es esa mirada.

—¡No quiero esto! —Dijo en voz alta y lanzó con fuerza al suelo dos muletas que tenía en las manos, mientras se sostenía de una puerta.

La observé por un momento.

Era una chica, y estaba seguro que era la misma chica que había visto cuando llegué a este lugar. Y es que dos personas me llevaban sostenido porque no podía mantenerme de pie, recuerdo que habían muchas personas, no sabía lo que estaba pasando, pero la vi a unos cuantos metros, ella estaba sobre una tarima o algo así y me miró fijamente. Después de eso no recuerdo más.

—¿Estás bien? —Le pregunté intentando parecer amable. Ella me miró, no parecía haber notado mi presencia.

—¿Qué no me ves? —Respondió con enojo.

Rápidamente me quitó la mirada y yo solo me quede en silencio. ¿Hacía falta responder así? Yo solo quería ser amable.

—Quiero ver a Rose. —Dijo al hombre que iba saliendo de la puerta de la cuál ella se había agarrado, al parecer era un enfermero. Y luego Exclamó el nombre de la pelirroja que venía de regreso nuevamente.

—¡Rose por favor me quiero ir de aquí! —Le pidió.

—Cariño ¿Qué ha pasado? —Dijo ella al verla. Se acercó y la abrazó.

—Quiero ir a mi habitación. —Dijo la chica aún abrazada a Rose.

—Ya vendré a verte ¿si? —Le hizo señas al enfermero para que se llevara a la chica dentro de la habitación de enfermería, justo al lado de la que yo estaba.

El chico la tomó con suavidad de los hombros y la ayudó a caminar, ya que tenía un yeso en la pierna. Ella volteó y miró a la pelirroja que se dirigía a mi. Yo seguía parado mirando la escena.

"Que niña caprichosa y malcriada"

—¿Qué haces afuera? —Me preguntó la pelirroja sin quitarme la mirada de encima.

—Necesito saber dónde estoy. —Le respondí inquieto.

—Ven, charlemos un poco. —Dijo para luego ayudarme a caminar hacia adentro de la habitación de enfermería en la que estaba hace pocos minutos.

Me senté de nuevo en la camilla y ella buscó una silla y se sentó en frente de mí.

—¿No venias luego? —Pregunté confuso, ya que hace pocos minutos me había dicho eso.

—Tenía algo que hacer, pero alguien más se encargó de eso así que pude volver pronto.
—Respondió ella, para luego proseguir.
—¿Cómo te llamas? —Preguntó con voz suave.

Me empezaba a caer bien esta chica, digo, era un poco mayor para mi, pero no podía negar que era muy hermosa.

—Alan Mills —Respondí mirándola.

—Se que seguramente estás desconfiando de todo Alan, pero tranquilo, aquí todos somos como tú —Dijo ella con serenidad.

—¿Cómo yo? —Fruncí el ceño.

—Si, víctimas del gobierno de Estilvanea.
—Respondió.

—¿Y cómo es que esto existe? ¿Con qué fin?
—Pregunté interesado. Todo era muy confuso y no lograba entender.

—Debo decir que no fue fácil —Alzó una ceja
—Pero pude lograrlo, quise ayudar de alguna manera a mi gente y así nació el JARE —Sonrió satisfecha.

—¿Tú eres la dueña de esto? —Pregunté sorprendido.

—Algo así —Sonrió. —Aquí estarás bien Alan
—Estiró su brazo para tomar mi mano, cosa que no me desagradó en lo absoluto. —Hay muchos chicos de tu edad aquí, les damos un hogar, educación e intentamos que tengan una vida normal después de todo el terror que vivieron en la isla. —Expresó para luego regalarme una sonrisa sincera.

—¿De mi edad? —Alcé una ceja. —¿Cuántos años crees que tengo?

Ella sonrió aún más y soltó mi mano para cruzarse de brazos. —Estoy segura que tienes unos diecisiete o dieciocho años ¿no es así?
—Alzó una ceja.

—La misma edad que tú ¿no? —Le respondí con cierta picardía y sonreí.

Ella río. —Me halagas, pero ya quisiera tener esa edad. —Sonriente se levantó de la silla y dijo —Ahora basta de charla, te llevaré a tu habitación y sin nada más que decir, pues, Bienvenido al instituto JARE —Finalizó para luego sonreír ampliamente.

No sabía que era este lugar, ni con lo que me iba a encontrar, solo sabía que algo me decía que ahí era donde debía estar.

LOS SEISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora