El beso se sentía extraño. Extraño como si hubiese un sentimiento oculto que no pudiese descifrar todavía. Debajo de toda la bruma que estaba experimentando en ese momento, la sensación de nostalgia la consumió. No era totalmente nuevo, aquel beso. No era completamente ajeno a ella. Era como si debajo de muchas capas, hubiese algún recuerdo oculto u olvidado. Una imagen borrosa y oscura de un león más joven que la besaba con dolor y pena. Pero aquella imagen era parecido a un sueño, más que una realidad.
Algo que ella no recordaba.
Justin la levantó del suelo con la fuerza de sus brazos, como si ella no pesara nada, y la hizo envolver las piernas alrededor de su torso. Su fuerza la impresionó. Pero él era un hombre de veintiocho años adulto e independiente. Skylar tenía veintitrés, y todos los hombres que le habían coqueteado alguna vez parecían unos niños al lado de él.
Justin mordió su labio inferior con fuerza y Skylar gimió apretándose más contra él, sintiendo todo su cuerpo vibrar en respuesta a la cercanía. Justin la tenía agarrada con firmeza, como si no le costara nada, y ella se sentía flotando. Uno de sus brazos estaba enrollado alrededor de su cintura, manteniéndola apretada contra él, y su otro brazo se escabullo hacia arriba, afirmándola por el cuello. Sus dedos se enterraron en su nuca, acercándola más a su boca y Skylar sintió que estaba a punto de desmayarse por la intensidad del momento.
El olor de Justin era profundo, cálido e intenso. Una combinación de madera y ámbar, demasiado varonil, muy diferente a cualquier otro hombre que Skylar haya olido.
Que tampoco eran muchos.
Justin abrió la boca y la besó con profundidad, adentrando su lengua a su cavidad bucal y masajeando su lengua con la suya. Su sabor era mejor aún. Incluso la consumía.
La música clásica aun sonada en los audífonos. Skylar no podía escuchar nada, pero lo sentía todo. Todo lo que podía sentir, oler y mirar era a él.
Su león.
Por fin, su león había salido de aquella jaula oculta al fondo del alma de Justin.
Skylar hundió sus dedos en el cabello sedoso de su león, agarrándolo con la fuerza que él la estaba agarrando por el cuello, como si soltarse de ella fuese a matarlo.
Como si alejarse de su boca fuese su condena a muerte.
Sus manos no podían dejar de tocarlo, de sentir su piel cálida y tersa. Su barbilla era un poco más raposa, por la barba incipiente dorada que le estaba creciendo por toda la quijada. Su cuello era grueso, sus hombros firmes y anchos, sus brazos eran fuertes y musculosos, y su boca... su forma de besar era abrazadora. Nunca antes la habían besado así. Apenas recordaba algún sueño que había tenido sobre él en el que la besaba de una forma parecida... tan parecida.
Skylar sacó una de sus manos del cuerpo de Justin e intentó sacarse los auriculares de los oídos. No creía que ningún trueno ni miedo pudiese distraerla ahora, no con él. Pero cuando se separó, sintió el pecho de Justin vibrar, como si le hubiese gruñido en el momento justo que sacó su mano. Y luego, la mano que la tenía agarrada por el cuello agarró la suya mano y la dirigió de nuevo al rostro de él. Como un león queriendo ser tocado. Un león que no quería que las manos de Skylar se separaran ni un segundo de su rostro o de su cabello.
Skylar sonrío contra su boca con una leve ternura.
—Solo quiero quitarme los auriculares– susurró por encima de la música que llenaba sus oídos.
Se separó levemente y se encontró con esos ojos dorados incendiados en lujuria, dejándola sin aliento. Eran tan dorados como los de un león y definitivamente el rostro de él demostraba la firmeza y poder de un animal que cree tener el poder sobre el mundo, y sobre ella.
Él asintió con seriedad, su expresión tan intensa y al mismo tiempo deseosa de ella. Skylar se acercó nuevamente sin poder aguantar el deseo y lo besó de nuevo, un lento beso con la boca abierta, antes de separarse y sacarse los audífonos. Los botó al suelo y pudo escuchar la lluvia y el viento que venían desde afuera. No sintió miedo.
Justin afirmó su agarre en sus muslos, tocándola muy cerca de sus glúteos. Y la llevó a la habitación, mientras la besaba lentamente bajando por su quijada y su cuello. Ella entrecerró los ojos y se afirmó de su cabeza, intentando mantener los ojos abiertos para analizar la habitación de su león.
Era una habitación muy pulcra. Demasiado, diría Skylar. Ordenada hasta el último detalle y con un olor varonil emanando de todos lados. Sobre todo lo pudo sentir en las sábanas en las que Justin la depositó. Unas sabanas negras, suaves y de algodón, seguramente de más de mil hilos.
Su león se posicionó sobre ella, entremedio de sus piernas. El peso de él sobre ella se sentía exquisito. Íntimo y especial. Él la miró con atención y acarició su rostro con la yema de sus dedos. Luego, su pulgar acarició el labio inferior de Skylar, estirándolo hacia abajo.
—¿Estás segura? Aún está lloviendo — le dijo su león.
Ella asintió, mordiendo su labio inferior.
—No tengo miedo.
Él enarcó una ceja, como si no estuviera totalmente convencido. Y su pulgar volvió a acariciar su labio inferior, liberándolo de sus dientes. La miró con un deseo a punto de explotar, pero que aún podía controlar con el último hilo de cordura que le quedaba.
—¿Es así? No quiero que te distraigas en estos momentos. No cuando te tengo entre mis brazos, Ojos de esmeralda.
Ella tembló por el deseo que expresabas esas palabras y tomó su hermoso y varonil rostro entre sus manos.
—Estoy bien, ense...
Entonces un trueno sonó desde afuera y ella efectivamente se tensó, dando un pequeño brinco entre los brazos de Justin. De inmediato, su león tapó sus orejas con manos grandes y fuertes, inclinándose sobre ella para besar sus parpados. Su toque la calmó de inmediato, y los latidos de su corazón volvieron a la normalidad después de unos segundos. Abrió los ojos y la vergüenza la llenó poco a poco, junto con la lenta sonrisa que se estiró en los labios de Justin.
—Como dije, aun no estoy convencido.
Ella tragó con dificultad y se giró un poco, tomando una de las manos que aun cubrían sus orejas y besando su palma varias veces. Vio los ojos de Justin oscurecerse por el deseo, sus ojos fijos en los labios de ella pegados en la piel de él.
No tengo miedo contigo.
Le confesó, hablándole de la única forma que ellos siempre tendrían. Los ojos de Justin se dulcificaron, como si al recibir sus palabras escritas en sus ojos, no pudiera dudar de nada.
Yo tampoco, Ojos de esmeralda. Solo te necesito a ti.
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EL REGRESO DEL AVE FENIX.
Por fin he podido ordenar un poco mis ideas respecto de esta novela. Estoy muy feliz de volver con un nuevo capítulo de memories. Me encantan estos personajes.
Skylar y Justin son una pareja especial, se aman tanto que escribirlos siempre me llena el corazón. Su relación y su forma de comunicarse siempre me produce muchos sentimientos hermosos.
En fin, espero ir subiendo más capítulos ahora que pude ordenar de nuevo la historia en mi cabeza.
Por favor, comenten qué piensan de esta relación.
Y no olviden votar y comentar!
POR CIERTO, ya pueden seguirme en instragam en emmafpaz
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MEMORIES ©
Short StorySkylar Stonem ha deseado solo una cosa desde que el mejor amigo de su hermano mayor se mudó a Atlanta cuando tenía diez años. Volver a verlo. Justin Holt le robó el corazón cuando era una niña. Para él, Skylar era solo una clase de hermana menor. U...