025. Me iré contigo.

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— Estarás bien, con hielo y antiinflamatorios te sentirás mejor, la hinchazón bajará mañana.

El enfermero termina de ponerle la venda alrededor del tobillo y deja el pie sobre una almohada. Está sentada con las piernas estiradas sobre la camilla, Justin mira desde la puerta de la cabaña con preocupación y el enfermero está sentado frente a la camilla terminando de desinfectar una herida cerca de su tobillo hinchado.

— ¿No tendrá problemas para caminar? — Justin habla por primera vez desde que llegaron a la enfermería.

— No, ni siquiera es un esguince, mañana estará mejor. Es mejor que por hoy vayas a casa, ¿tienes a alguien que te lleve?

Cuando comienza a negar con la cabeza Justin entra a la habitación.

— Yo puedo llevarte — ni siquiera se atreve a mirarlo, sus ojos se concentran en la venda alrededor de su tobillo.

— Gracias, pero puedo esperar a Kate y Ramona aquí —murmura.

Justin no contesta, no quiere discutir con el enfermero ahí. Aprieta los dientes controlando su molestia, el enfermero era joven y por cómo se comportaba sabía que estaba interesado en Ojos de esmeralda. No paraba de mirarla y sonreír, ni siquiera le había dirigido la palabra a él desde que llegaron.

— Es mejor que vayas pronto a descansar — insistió el enfermero.

Mierda, de seguro le ofrecerá un aventón. Ojos de esmeralda no se negará, ella no quería irse con él y estar a solar de nuevo. No después de lo que había pasado... ella lo había tocado, de seguro se sentía avergonzada.

— Si no tienes a nadie que te llevé... — el enfermero había comenzado su oferta cuando sonó su celular — Tengo que atender esto, si necesitas cualquier cosa llámame, estaré en la cabaña de al lado.

El enfermero salió contestando la llamada y se quedaron solos de nuevo.

— Si ofrece llevarme le diré que sí — Skylar fue directo al punto. Justin gruñó.

— No puedes ser tan despreocupada, ni siquiera lo conoces, quién sabe sus intenciones.

Vio que en sus ojos se asomaba la duda.

— Tienes razón — suspiró de alivió — entonces esperaré a Kate y Ramona.

Volvió a gruñir, ¿es que no podía hacérselo más fácil?

— ¿Qué quieres de mí, Skylar? — estaba molesto y frustrado.

— Nada! ¡No quiero absolutamente nada de ti! — él dio un paso hacia atrás como si lo hubiesen golpeado, no esperaba que le gritara de la nada.

— Sigues odiándome — murmuró él —. Has mentido, todavía me tienes rencor.

Skylar palideció. No había ocultado sus emociones lo suficientemente bien.

— Calla — masculló.

— Me odias — repitió, esta vez con seguridad.

— No, Justin. No te odio — sus ojos ardían de la vergüenza y el enojo.

— ¿Entonces por qué me tratas así? — él se acercó y puso una mano sobre su hombro, no quería hacerla sentir más incómoda, pero necesitaba que lo mirara.

— Lo siento, no pretendía gritarte de esa forma —se veía realmente arrepentida.

Justin se calmó y se dio media vuelta para guardar las cosas de Skylar en una mochila.

— Te irás conmigo, ¿está bien? Es mejor que descanses y no quiero que ese enfermero venga a insistirte. Le hablaré a Kate, le diré que terminen el día como lo tenían planeado y que yo te llevaré a su departamento.

Skylar sopesó sus opciones, de verdad estaba cansada, pero no quería estar a solas con él. Tenía miedo. ¿Qué pasaba si se volvía loca otra vez y comenzaba a tocarlo como hace una hora? ¿Qué pasaba si él se burlaba?

— Ojos... —Justin se cayó, Skylar lo miró con dolor — Lo siento, es la costumbre. Solo iba a decirte que no te preocuparas, no hiciste nada malo.

Esperaba que ella entendiera lo que él trataba de decirle. La miró fijamente y respiró con profundidad.

Solo me tocaste, no hiciste nada que yo no quisiera hacer contigo.

Ojos de esmeralda se sonrojó, sus ojos verdes brillaron con aquella confesión y luego apartó la mirada, no podía creer lo que él había dicho. Justin sabía que con eso podría calmarla, prefería estar en buenos términos, ya no quería pretender que no la conocía o que no le importaba, no cuando ella estaba en esas condiciones.

— Me iré contigo — susurró.

Justin sonrió para sus adentros. 

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