027. ¿Estás ahí?

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Los truenos empezaron cuando iban en el elevador del edificio. Skylar saltó y botó su bolso al suelo, se tapó los oídos y cerró los ojos, temblaba de pies a cabeza. Justin la envolvió entre sus brazos y acarició su cabello, su olor la envolvió y por un segundo se olvidó de los truenos.

— Tranquila, Ojos de esmeralda.

Esta vez no se había corregido como antes. Que la llamara así la desestabilizaba un poco. Sabía que ahora se veía más vulnerable que nunca, de seguro él estaba teniendo recuerdos de ella cuando tenía cinco años y no paraba de llorar en aquel ático.

No le contestó, ya no podía hablar. El miedo comenzaba a subir por su espalda y a envolver sus sentidos. Se odiaba por estar así, como un pequeño animalito indefenso.

Justin la abrazó con más fuerza cuando la sintió temblar. Él la estaba tocando y no podía reaccionar, ni siquiera le importaba que sus manos estuvieran acariciando su espalda.

Las puertas del elevador se abrieron y Justin se agachó para recoger el bolso que estaba en el suelo.

— Vamos — le susurró en el oído y con una mano en la espalda la guio a su departamento.

Tuvieron tiempo para entrar al departamento sin problemas, al parecer el primer trueno había sido un simple interludio. Todavía temblaba y se sentía alerta al próximo ataque. Justin buscó entre sus cajones con rapidez y sacó unos audífonos. Se los entregó y se los colocó desesperada, sus manos temblaban.

Cuando comenzó la música su cuerpo se relajó, Justin puso música clásica, los sonidos fuertes hicieron su trabajo. Incluso pudo ver como el departamento se iluminaba con otro trueno, pero ya no lo escuchaba. Estaba a salvo.

Skylar lo miró, estaba agradecida. Él la había salvado otra vez.

Muchas gracias. Le habló.

Justin se acercó a ella y tomó su rostro con las manos. Sus palmas estabas tibias, olía a lluvia. Respiró profundamente, ahora sí era consciente de su tacto.

Estaba preocupado por ti, Ojos de esmeralda.

Sus ojos mieles eran dulces, no apartaba su mirada ni sus manos. Se veía como un león domado.

Después de todo lo que había pasado, él había reaccionado en cuestión de segundos, sabiendo exactamente qué hacer. Había recordado cómo la había calmado en el ático, y había hecho lo mismo ahora.

Estás a salvo ahora.

Le habló de nuevo. Ella asintió y sus manos se agarraron de la polera de Justin, todavía temblaba un poco. Él bajó sus manos y acarició sus brazos, sus manos subían y bajaban, Skylar sentía que se embriagaba de su tacto y se inclinó un poco a él de forma inconsciente.

Sus manos se movieron hasta envolverlo, lo abrazó y apoyó su cabeza en su pecho. Lo sintió respirar con profundidad, no podía escuchar sus palpitaciones por la música que sonaba, pero lo sentía respirar un poco agitado.

Él la abrazó también. Quizás por lástima. Quizás porque él quería tocarla.

Dejó que sus sentidos restantes dominaran su cuerpo, el tacto de él en su cuerpo, el olor que sentía de su polera, la vista de su pecho subiendo y bajando, la música que él le había puesto para calmarla, y su sabor.... Su sabor no lo conocía.

Skylar levantó la cabeza y lo miró directamente a los ojos. Acarició su barba incipiente y su cuello, su piel era suave. Justin la miró con miedo, pero no la soltó.

Piensa en lo que vas a hacer, Ojos de esmeralda.

Le advirtió, el leía su mente. Él siempre podía leerla. Se sonrojó un poco, pero no se alejó.

¿Te doy asco?

Justin hizo una cara de dolor.

No me manipules así, por favor.

¿Eso es un sí? No sabía de dónde estaba sacando el valor para decir todo eso. Skylar estaba cansada, al menos quería cumplir sus deseos y quitarse las dudas de una vez por todas.

¿Cómo tú podrías darme asco? Justin le contestó con dolor, veía cómo Skylar se mostraba dudosa a continuar, que quería intentar algo y que no se atrevía, ¿Qué quería hacer Ojos de esmeralda? La respuesta le aterraba.

¿Qué pasó? Le preguntó con simpleza, sabría que él entendería.

Justin cerró los ojos y se tomó el puente de la nariz. Ella quería saber. Ella quería escarbar en su pecado. Justo ahora. Sintió como ella apretaba sus hombros para que volviera a mirarla.

Ya sabes lo que pasó. Le contestó.

Skylar lo miró adolorida.

¿Estás ahí? Lo tomó con más fuerza y juntó sus frentes. Eso era peligroso. Quería que ella se alejara. Tenía miedo de sus propias reacciones

¿De qué hablas?

Mi león, ¿Está ahí? Justin dejó de respirar.

Ella lo había llamado.

Ella quería verlo.

Quería salir, el león dentro de él mordía la jaula para salir y encontrarse con Ojos de esmeralda.

Lo está. Le contestó, controlando todo su cuerpo. 

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