A ellos nunca les habían dado miedo los niños que pudieran morir ni los espacios vacíos que pudieran dejar tras ellos.
Lo que les daba miedo éramos nosotros: los que habíamos quedado vivos.
El mundo cambio de la noche a la mañana. Miles de niños muriendo a causas desconocidas. Nadie entendía realmente cómo o por qué, pero lo único claro era que la infancia de toda una generación había sido robada, reemplazada por algo mucho más oscuro. ¿La razón? Una enfermedad que por aquel entonces se conocía como enfermedad de Everhart, en honor a Michael Everhart, el primer niño que había muerto víctima de la misma. Pronto, alguien decidió ponerle el nombre correcto: enfermedad neurodegenerativa idiopática aguda en adolescentes, o ENIAA.
El mundo estaba perdiendo a sus hijos, y el miedo se propagaba con cada niño que caía, pero el caos realmente empezó cuando los efectos de aquella enfermedad empezaron a surgir en los niños que habían conseguido sobrevivir.
Nosotros los que habíamos sobrevivido no éramos los mismos. Algo había cambiado en nuestro interior, como si la enfermedad nos hubiese dejado un regalo maldito: habilidades que nadie entendía y que la sociedad, en su paranoia, temía profundamente.
Así que nos encerraron y nos clasificaron por colores: Verde, azul, amarillo, rojo y naranja.
En lo más bajo de la pirámide se encuentran los verdes, tienen inteligencia aumentada o una memoria casi perfecta. Prácticamente los superdotados.
Después le siguen los azules, esos que tienen habilidades telequinéticas, por mucho tiempo me pregunté el porque se encontraban en la parte de abajo de la pirámide, yo los consideré peligrosos por mucho tiempo, pues eran los que sus habilidades no se veían restringidas físicamente por las cadenas que nos ponían. Luego entendí que sus poderes eran más fáciles de controlar, por naturaleza eran considerados menos violentos.
Luego entramos a la fase donde los poderes te controlan a ti, tú no los controlas a ellos. Aquí entro yo, estamos los amarillos, los que manipulamos la electricidad. Somos los que estamos en el medio de la pirámide, lo suficientemente peligrosos para que en algunos campamentos fuéramos eliminados, no lo suficiente para desaparecernos por completo.
Luego están los rojos, son los que manipulan el fuego. Las habilidades de los rojos eran difíciles de controlar. Los rojos generalmente respondían violentamente cuando los provocaban y los PSF generalmente los encontraban difíciles de frenar.
Por último, los más peligrosos y los más raros, los naranjas. Estos manipulan la mente, básicamente la razón por la que el gobierno les tiene tanto miedo se explica sola. Los naranjas generalmente eran bastante violentos, y los encontraban muy difíciles de controlar. La gran mayoría fueron asesinados y enterrados en fosas comunes fuera de sus campos. Las naranjas capturados después de la orden generalmente eran asesinados.
