tuvo el descaro de mentirme en mi propia cara, y no solo eso, la metió a mi casa y me hizo quedar como una insegura de mierda delante de todos.
un año pasó desde que lo ví, acostado y desnudo junto a ella, en la cama que compartimos muchas veces.
me tomé el tiempo de ir a Buenos Aires a visitarlo después del cumpleaños de mi hermano, porque lo extrañaba, me hacía falta.
tenía tantos quilombos en mi casa, en mi vida, y él... él era como mi lugar seguro, sus abrazos me daban paz y tranquilidad, le confíe mi vida, mi familia y muchas cosas más, todo para que él me pagara así.
un año que me fuí de Argentina, un año de psicólogos, noches sin dormir y llorar desconsoladamente.
porque yo sí lo amé, yo lo amé con mi alma entera, con todas mis fuerzas.
y ahora estoy en otro continente, con el corazón roto y el alma echa pedazos.
un año que dejé de trabajar en las redes, dejé de stremear y me alejé de todo ese entorno.
les voy a contar como fué todo...
un año atrás...
Salía de bañarme, emocionada porque en unas cuantas horas iba a ver a mi novio, después de las discusiones que habíamos tenido no veía la hora de poder estar con él y poder abrazarlo.
decidí irme en avión, ya que quería llegar lo más rápido posible, quería arreglar las cosas con Santi.
mi mamá y mi tía me llevaron al aeropuerto, dónde subí rápido el avión y despegar rapidísimo a Baires.
al llegar allá me estaba esperando mi papá, nos habíamos arreglado pero así nomás, no muy bien que digamos.
–hola Can–saluda mi papá con un abrazo, el cuál había extrañado muchísimo.
–hola pa, ¿cómo estás?–le sonreí luego de terminar el abrazo.
–bien amor, ¿querés que te deje enseguida en lo de Santi?, yo me llevo tus cosas a la casa.
asentí a eso, desayunamos juntos en una cafetería que amabamos los dos y me llevo a Urlingham.
me despedí de mi papá con un beso y diciéndole que en un rato más iba a la casa.
golpeé la puerta de la casa de Santi y tardaron en atenderme.
me atendió Quimey, la cuál me miró muy soprendida o asustada diría yo.