❛ 𝒕𝒉𝒆 𝒍𝒆𝒕𝒕𝒆𝒓 ❜En algún lugar de Italia, un gran prado y miles de hectáreas que los aleja de la sociedad, rodeado de árboles frondosos y coloridos jardines, se encuentra la mansión D'Vaunt Pureblood –aunque este último apellido no es usado por mera discreción—, construida con piedra en un estilo arquitectónico típico de la región de Moscazzano, que se alza majestuosa construcción en medio del prado.
Atravesando un antiguo portón de hierro que marca la entrada, siguiendo un camino de piedra que serpentea a través de los jardines decorados de enormes árboles, varios tipos de flores de la región, cómodos espacios de descanso donde la familia que habita la mansión puede tomar un relajante desayuno o encontrarse una simple área de descanso, pasando por una fuente en el centro del jardín que es rodeada por el camino de piedra que guía hacia la entrada principal por medio de unos escalones, escalones que en ese momento están siendo subidos por una elegante mujer que viste un vestido hasta los tobillos de color rojo y unos altos tacones de punta del mismo color, su vestimenta hace destacar el brillante y blanquecino color que forma parte del cabello de la mujer de tez blanca como la nieve, con sus mejillas manchadas de pecas rojizas y unos ojos color carmín que combinan con sus labios de aquel mismo color, dándole una belleza única que hace resaltar en ella una apariencia impecable que la hace ver más joven de lo que ya es, entre sus dedos y bien cuidadas uñas, lleva una carta a su nombre.
Para Bellarose Pureblood, quién no podrá volver a escapar de mí.
Hace tantos años que Bellarose no era llamada por el apellido Pureblood, aquel apellido que era una condena para ella y su familia por varias generaciones atrás gracias al error de sus bisabuelos, Timothée y Annelise Pureblood.
El hecho de que aquella carta sea dirigida a ella y haciéndose mención de su apellido, le asustaba. En su mente venían muchos tipos de pensamientos acerca del contenido que la carta habría de tener, sumando el factor de que comenzaba a sospechar por parte de quién fue enviada, lo que la estaba orillando a un posible ataque de ansiedad de tan solo pensar que sus hijos, Cálix y Odette, puedan pasar por la dura vida que ella y su esposo, Ares, pasaron en su juventud varios años atrás.
Sentía miedo, mucho miedo.
Tanto que no se había dado cuenta del momento en el cual ya estaba en el interior de su hogar, pisando con prisas el piso de mármol y subiendo las escaleras de la mansión que en ese momento se sentían interminables, hasta que por fin llegó a la habitación principal donde su esposo ya se encontraba alistándose frente al espejo para iniciar aquella mañana con la mejor actitud posible.
La agitada respiración de Bellarose llamó la atención de Ares, quien se acercó rápidamente hacia el amor de su vida, tomándola con cuidado por la espalda y sujetando la mano desocupada de su esposa, mientras la dirigía a la cama para ayudarla a sentarse y que pudiera así ser más fácil el poder tranquilizarla.
— ¿Rose? Cariño, ¿qué sucede? ¿Qué te tiene así? — Preguntó Ares, acariciando el pálido cabello de su esposa, apartando algunos mechones que se habían hecho hacia adelante y pasándolos por detrás de su oreja para despejar su bello rostro.
— La-la carta, la carta, Ares. —Bellarose le mostró la mencionada carta que tenía en su mano, entregándosela a su esposo con su mano temblorosa y apurada, como si quisiera deshacerse de aquel papel que le espantaba tanto— Tengo miedo, ¿y si es él? Creí que estábamos a salvo, ¿cómo nos encontró? —Preguntó al borde de las lágrimas— Tengo mucho miedo, no quiero que nuestros hijos pasen por lo que nosotros, ¡Primrose tiene solamente 15 años! A él eso no lo detendrá y querrá usar su poder como pasó conmigo cuando tenía su edad, ¡y ni hablar de Cálix que ya alcanzó el máximo nivel de su magia!
— Amore, amore, amore, calma la mia bella Rosie (Amor, amor, amor, tranquila mi bella Rosie) —Ares dejó un beso sobre la coronilla de su esposa, y a la par que tomaba la carta, se puso de pie y se colocó frente a Bellarose, dejando que ella se acurrucara en su pecho mientras él acariciaba sus cabellos, tratando de tranquilizarla— Sea lo que sea que esta carta contenga o de quién venga, algo se nos ocurrirá y al final lograremos escapar de nuevo, lo hicimos una vez y lo volveremos a hacer.
Como último gesto, dejó otro beso sobre la cabeza de su esposa, tomó la carta entre sus manos y la abrió.
Querida Bellarose, un saludo a tu amado esposo y padre de tus hijos, y mi gran ex-aliado Mortífago, Ares D'Vaunt...
"Imbécil" pensó Ares.
...requiero de su presencia, tanto de ustedes dos como de sus —sin duda alguna— adorables hijos en Inglaterra, y para ser más exactos, en la mansión Malfoy un mes después de que inicien las clases en Hogwarts, fecha asegurada en que podremos tener reencuentro y bienvenida a mis tropas, como en los viejos tiempos y sin la molestia de intrusos.
La presencia de toda la familia Pureblood es solicitada obligatoriamente.
Con ansias de verlos, Lord Voldemort.
Ares soltó un suspiro preocupante y tembloroso, tomó aire y se hincó frente a su esposa, dejó caer la carta y tomó ambas de las manos de Bellarose entre las suyas, dándole calor y tratando de confortarla, observó su rostro aterrorizado y la miró a los ojos, aquellos los cuales ya habían dejado caer un par de lágrimas.
— ¿Qué sucede, Ares? ¿Qué decía la carta?
Ares limpio las lagrimas que resbalaban por las mejillas de su amada y se preparó para decir lo siguiente...
— Escúchame con atención, Bellarose. Necesitamos advertir a la familia, que se escondan mejor de lo que ya están escondidos, luego empacaremos y regresaremos a Inglaterra con nuestros viejos amigos, los Malfoy, ¿entendido? —Ella asintió, empezando a tener muchas preguntas en su cabeza acerca de lo que estaba ocurriendo y por qué su esposo decía todo aquello— Y una vez estando en Inglaterra, aunque no nos guste la idea, debemos recurrir a Dumbledore y pedirle su ayuda, él es el único que una vez derrotó al mal que inició todo, Grindelwald, y es probablemente el único que puede hacerlo por segunda vez con un nuevo enemigo, porque mia cara (querida mía), Voldemort ha vuelto.
Voldemort ha vuelto.
Voldemort ha vuelto.
Voldemort ha vuelto.
Voldemort ha vuelto.
Voldemort ha vuelto.Esas tres palabras eran lo único que sonaba por la mente de Bellarose, una y otra vez. Había entrado en un trance en el cuál había regresado al pasado, a la Bellarose de 15 años que había sido forzada a volverse parte de las tropas de Voldemort junto con su familia, estaba siendo torturada y usada sin descanso alguno, su poder había sido extraído y usado al favor del mal, a favor de Voldemort. Había regresado a la época dónde era el arma de aquel tenebroso mago.
Después de revivir los recuerdos de su pasado traumático, emergió de aquel trance y no pudo evitar desmoronarse emocionalmente. Las lágrimas fluían sin control, y su sufrimiento se manifestaba en silencio mientras buscaba consuelo en los brazos de su esposo. Con un nudo en la garganta, se esforzaba por contener el dolor en lo más profundo de su ser, cuidadosa de no ser lo demasiado ruidosa para proteger a sus hijos de la nueva e inevitable realidad que ahora enfrentarían.
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𝐏𝐔𝐑𝐄𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 - harry potter and draco malfoy
Fanfiction𝐏𝐔𝐑𝐄𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 - a harry potter fanfiction Primrose Odette Pureblood se ve envuelta en una condena ancestral que amenaza la paz de su familia. A pesar de las historias de terror que rodean su linaje, su corazón se enamora de un chico de ojos...