Prefacio

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Últimamente la soledad es la única compañía que tengo, la única con la que puedo llorar sin que me reproche mis actos, que no me recuerda lo ingenua que fui por haberme enamorado de la manera tan abrumadora que lo hice.

Soy un hematoma andante, una herida abierta. Lo intente, mil veces lo intente, pero él se clavo tan profundamente en mi corazón que ahora no se como sacarlo y sinceramente no se si en algún momento podre hacerlo. No se que va hacer de mi si no logro sacarlo de mi sistema.

Que irónico es que yo, que me la vivo inventado historias de amores épicos, inigualables e intensos me haya tocado vivir una historia de terror. Y es que, fui incapaz de reconocer el amor cuando toco a mi puerta hasta que fue demasiado tarde. Fui incapaz de darme cuenta que ese hombre me movía los cimientos con un solo beso, que era capaz de volver mi vida un caos solo con su presencia hasta que fue demasiado tarde.

Estar a miles de kilómetros de él no ayuda en nada porque ahora, no paro de pensar en su perfecta vida de casado. No para de repetir su imagen frente al altar esperando a su futura esposa.

Las lágrimas ruedan por mis mejillas y ya ni siquiera me molesto en limpiarlas, ni siquiera me esfuerza en ocultar que estoy llorando.

Las primeras semanas aquí han sido lentos, tortuosos y dolorosos de una manera que no podrían describir en este momento.

-Hablar ayuda a quitar un poco el peso que cargamos Annie -Hanna mi psiquiatra habla después de diez minutos de silencio -. Y es respetable que aún no quieras hacerlo, lo haremos cuando estés lista.

-Ya no quiero que me duela. Ya no quiero sentir recordarlo -eso último lo digo con un hilo de voz -. No entiendo que hice mal ¿Por qué me hizo esto? ¿¡Que de mal hay conmigo?!.

Hoy es tercera sesión desde que estoy aquí y me avergüenza demasiado admitir en voz alta lo estúpida que fui. Hanna no habla solo me escucha con atención.

-Siento que me estoy muriendo lentamente por una persona que ni mi nombre recuerda, de una persona que no fui nada -Me muerdo la uña hasta que sangra, lo que me tiene maldiciendo por lo bajo.

Mi cabello a empezado a crecer con el paso de los días y por recomendación de Hanna no lo volveré a cortar, mis uñas son otra cosa, varias veces me las he mordido de tal manera que las hago sangrar.

-Tú no hiciste nada mal Annie, tú no eres responsable de la manera de actuar de las personas -dice, mientras hace algunas anotaciones en una libreta.

Lágrimas gruesas y pesadas corren por mis mejillas, pensé que con el paso del tiempo se iría pero al parecer hicieron campamento sin fecha de despedida

Estas con mi familia me ayudo mucho, hablar de mi madre con mi papá me rompió el corazón otro poco y ahora me siento abrumada, sola y perdida. Muy, muy perdida.

Mi estado emocional está en ruinas y entre el recuerdo de los daños se encuentran: mi dignidad, junto a mi corazón. Estoy aterrada de que este dolor que siento en el pecho no se vaya nunca.

Mi estado emocional está en ruinas y me siento tan perdida que tengo miedo de hundirme en esta oscuridad que tanto miedo me da, estoy aterrada de que este dolor que siento en el pecho no se vaya nunca.

-Es que no lo entiendo y es que, hasta mi propia madre me busca por que necesita algo de mi -espeto con rabia.

Hanna no me interrumpe en ningún momento mientras tengo mi vomito verbal, solo se dedica asentir y anotar, para cuando la sección termina me siento un poco más ligera. Y es que estoy decidía a sacar Dain de mi corazón, él no se merece que yo lo ame de la manera en la que lo hago.

♤♤♤

Un año después.

Regresas a mi casa con papá es la primera buena decisión que pude tomar, Adriel y Marie quería que me quedara en cada de alguno de ellos ya que papá se lo absorber el trabajo, pero lo que ellos no sabes es que él me hizo la promesa de ir con un terapeuta para sanar su corazón, porque aunque no lo diga se que aún le duele que mamá se haya ido.

-Mi princesa -la voz de mi papá me reconforta -. No sabes como me alegra que estés en casa y más bonita que nunca.

Estamos en la sala viendo una película de acción tapados con una manta mientras su brazo me rodea.

-Sólo lo dices porque soy tu hija -Lo molesto.

-Tienes razón, me atrapaste la verdad es que de mis hijos eres las más feita.

-¡Papá! -le hago un puchero y el suelta una carcajada que me da años de vida.

-No sabes lo que daría por meterte en una caja de cristal para que nunca nadie te haga daño -dice, una vez superada la risa y a mi se me estruja el corazón con violencia.

-Soy demasiado fabulosa para privar al mundo de mi.

Otra carcajada escapa de mi padre haciendo que sus ojos se achiquen.

-Me gusta tener en casa -me abraza.

-A mi me gusta estar aquí.

Mi familia ha sido mi mayor apoyo en todo este proceso y por fortuna hace dos días fui dada de alta. Lo que no le he dicho a mi papá es que me tomaré un tiempo para mi, para viajar. Porque si bien la terapia me ayudo, también tengo que reencontrarme como mujer y pienso que otros aires me caerán muy bien.

Seguimos viendo la película mientras comemos palomitas de maíz y estos momentos son los que más me han ayudado a salir de la oscuridad que por poco me consume.

Y se que con el tiempo lograré borrar todo eso que nos une.

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