Annie.
Los últimos tres años de mi vida han sido como una montaña rusa de emociones, y, aún así me sorprendo de la manera en la que pude salir de la oscuridad, de la forma en la que a pesar de que muchas veces llegue a pensar que me moriría sigo aquí.
Cuando salí del sanatorio mental tenía miedo. Miedo de no poder seguir, pero Hanna —mi psiquiatra— me hizo ver que no podía quedarme ahí para siempre escondiéndome del mundo exterior. No podía poner en pausa mi vida por siempre.
Pasar una temporada con mi padre me ayudo muchísimo, incluso el también busco ayuda para poder superar la separación con mi madre y eso me hace feliz porque se que ahora él esta bien. Casi le da un infarto cuando le dije que quiera estar una temporada lejos, viajar, reencontrarme conmigo misma y secretamente despedirme de este amor que no hace mas que hacerme daño.
Al final acepto mi decisión aunque mis hermanos —Adriel y Marie —no estaban del todo de acuerdo con que me fuera lejos, pero les recordé que ya no era una niña y que al final del día quien no había tenido un primer amor que te rompiera el corazón, así que a regaña dientes no les quedó de otra que apoyar mi decisión.
Al final decidí viajar a Corea del Sur donde conocí una cultura nueva y aprendí muchas cosas, también me hice un poco adicta a los K-dramas —gusto culposo—, y conocí a Shin-yu el dueño de una empresa muy importante en Corea.
La verdad es que la manera en la que nos conocimos fue un poco extraña y caótica por sobre todas las cosas. Corea es un lugar tan seguro que un día, después de salir a tomar con algunos amigos se me fue la mano con el alcohol y de regreso a casa me pareció una idea súper buena subirme a un auto con la puerta abierta a dormir.
Y sí, era su auto como era de esperarse llamo a la policía y me arrestaron, la verdad todo estuvo muy loco. Al final luego de varios días buscando al desconocido que pensó que iba a robar su auto —o sabrá dios qué—lo encontré y fui a pedirle disculpas por los inconvenientes… Lo demás es historia.
Ahora llevamos un año de noviazgo y es el hombre perfecto: detallista, atento, amoroso, responsabilidad afectiva, protector. Shin-yu lo tiene todo…
Pero no es él. Ignoro la incesante voz en mi cabeza.
Hace poco mas de seis meses decidí mudarme a Noruega —Oslo— para montar una editorial con Eyra quien tiene una niña preciosa que adoro. Mi —ahora— prometido por obvias razones no pudo mudarse conmigo, pero en medida de lo posible viaja a pasar tiempo conmigo.
También hice las paces con la escritura luego de sentirme tan desconectada con las letras, decidí volver abrir un documento en Word pero nada venía a mi, absolutamente nada todo estaba en blanco… Hasta que un día mis dedos empezaron a moverse sobre el teclado y cuando me di cuenta ya tenía cinco capítulos escritos de una historia de fantasía.
No me molesta siempre me he considerado una escritora versátil y creo que no escribir de romance esta bien para mi por ahora.
Claro que eso no quiere decir que mi vena de enamorada empedernida haya desaparecido, es solo que aún estoy tratando de volver armar las ruinas que quedaron de mi.
Se que mi primer libro en papel fue un rotundo éxito, y que de hecho mi antiguo jefe quería una segunda parte, cosa que ni siquiera considere una opción. Así que este nuevo libro será el primero bajo el sello de nuestra editorial y eso me tiene sonriendo como idiota a cada nada.
Hace un mes que nuestra editorial está en marcha y mi vida ha sido una completa locura, entre contratos, buscar personal, nuevos escritores apenas he tenido tiempo de dormir. De comer. De pensar. Pero no podría estar más feliz.
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Lo Que Nos Une
Ficción General¿Qué queda después de un ruptura? Un corazón roto, recuerdos dolorosos y mucho amor de la persona que lo doy todo. Rota y en pedazos Annie trata de seguir adelante con su vida, trata de enterrar que alguna vez sonrio con sus besos, que en sus brazos...