Por fin había terminado su última cita del día, estaba exhausta, había trabajado el doble de citas que normalmente atiende en un día para poder despejar el viernes. Escuchó que tocaban las puertas, y vio a su novio detrás.
-Ya no atiendo hijo- bromeando se acercó para abrirle-. Muy graciosa, hola preciosa.
-Hola amor- se besaron durante un momento-. ¿Saliste antes de tu casa? te llevé pan y no estabas.
-Ay perdona, me quedé a dormir en la casa de Edward- la sonrisa de Jorge trastabilló un poco, pero ella no lo notó-. Ya era noche cuando terminamos de chismear y no quise regresarme a mi depa, además ya sabes que me queda más cerca el salón desde su casa, pude dormir más.
-Cierto- no dijo nada más.
-¿Nos vamos ya? quiero dormir mil horas- agarrados de la mano se marcharon de la boutique, ya en el carro, la pelirroja le platicaba sobre sus citas del día y lo agotada que se encontraba, él no indagó más en el tema de anoche con Edward, aunque nunca lo mostrara, ni se lo admitiera así mismo, la amistad que tenían lo molestaba. Realmente no era porque temiera que algo pasara entre ellos, si no era el evidente poder que Edward tenía sobre ella, y viceversa, entendía todo ese relato de amigos desde la infancia y que crecieron juntos pero aún así, el control que cada uno tenía sobre el otro, sinceramente lo sacaba de quicio, y el creía que ninguno de ellos era consciente al respecto, sobre esa desnuda vulnerabilidad que mostraban cuando se trataba del otro.
Jorge estaba completamente enamorado de Yeri, amaba su rojizo cabello, sus pláticas sin sentido, su apoyo y lealtad incondicional a quienes ama; desde que se conocieron, ella lo ha impulsado en todo su proceso para convertirse en el gran chef que ahora es, lo ha guiado y lo ha amado, a su manera, pero lo ha hecho. Estaba seguro que ella era el amor de su vida, y no estaba dispuesto a perderla, no sabía si la propuesta en puerta estaba removiendo pensamientos que hace tiempo no tenía, como el recuerdo que a partir del primer año de relación Yeri nunca más volvió a mencionar sus sentimientos hacia Edward.
Cuando llegaron al departamento de la más baja, al segundo que ella puso su cabeza sobre la almohada cayó rendida, en cambió el no podía dormir. Recordó cuando se conocieron en el cumpleaños número dieciocho de Diego, la primera vez que vio a esa chica borracha parloteando con sus amigas, su risa escandalosa siendo escuchada a pesar de la música fuerte de la fiesta, le encantó desde que la miró, el supo en ese momento que ella era especial.
Más tarde de esa noche, saliendo del baño se la encontró mientras se dirigía al balcón de la casa, él se acercó- Hola-. vio cómo sus ojos se abrieron por el susto.
-Hola, me asusté- él rio apenado-. Perdona, no fue mi intención, te vi sola y quise hablarte.
-Haz fila amor- dijo la pelirroja en tono serio-. Solo bromeo, soy Yeri ¿y tú?- le sonrió de boca cerrada-. Jorge, ¿eres amiga de Diego?
-No, es amigo de un amigo mío que se llama Iván ¿lo ubicas?- él la miró pensativo-. La verdad no pero soy el mejor amigo de Diego, nos conocemos desde la preparatoria.
-Ohhh pues yo a él recién lo conozco, pero a Iván lo conozco desde la secundaria porque es amigo de mi mejor amigo- el pelicastaño no dejó pasar el notorio cambio de ánimo, la pelirroja tomó más de su cerveza en mano-. Mi mejor amigo se llama Edward, no está aquí porque esta en otro país estudiando y eso, si no probablemente me estaría obligando a escucharle todo el lore de FNAF versión borracho, y te juro que me lo sé de memoria, es más...- se cortó cuando notó que empezó a hablar sin pensar, él también notó cosas, porque vamos, solo un pendejo no se daría cuenta que había historia detrás, y no es que fuera todo un experto, pero cuando lo sabes, lo sabes.
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when you know, you know. [crymua]
RomansYeri y Edward son mejores amigos. Infancia, adolescencia y adultez repleta de recuerdos uno con el otro. Las amistades duran para toda la vida, y las relaciones amorosas no, o eso es lo que dicen. Y es cierto. ¿Verdad? ¿Por qué arriesgarse? ¿Merece...