Capítulo 15: Reencuentro

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Capítulo 15: Reencuentro

- ¡Daiki! -gritó Taiga alegre al ver llegar a su esposo esa tarde -Te extrañé mucho mi amor.

-Yo también te extrañe, preciosa -dijo agarrándola de las piernas para poder cargarla y besarla con fuerza, demonios, habían pasado ocho días en los que no había visto a Taiga por una maldita convención que tuvo y por lo que tuvo que dejar a su familia por más del tiempo que tenía previsto.

-Nunca más quiero que te vayas por tanto tiempo -le dijo agarrando el cabello de Daiki por la nuca para tirarle la cabeza hacía atrás y que pudiera tener su boca a su disposición.

-No es como si quisiera que nos separáramos, mi amor. -dijo divertido, pellizcando el trasero de su mujer.

-Papi, papi.

Daiki miró hacia abajo y se encontró con Hiro mirándolo con sus lindos ojitos rojos, heredados de su madre, mientras tiraba de su pantalón para llamar su atención y estabilizarse, después de todo llevaba poco tiempo caminando.

-Mi precioso bebé -dijo bajando a Taiga para agacharse y ahora tomar en brazo a los mellizos, ya que Akira había llegado también, queriendo llamar la atención de su padre - ¿Se portaron bien con mamá? -preguntó besando ambas cabecitas.

-Mami, mami -dijo Akira llamando a su madre para que ahora ella lo cargara, y Hiro también empezó a hacer pucheros.

Los mellizos amaban a Taiga, y Daiki sabía que era más que a él, porque Taiga era la luz de esa casa y claro, ahora habían corrido hacía él por que no lo habían visto en varios días.

- ¿Y los gemelos? -preguntó divertido meciendo a su bebé recorriendo la casa para buscar a sus torbellinos adolescentes.

-Deben estar por llegar, están en los clubes.

- ¿Al fin decidieron en que estarán?

-Sí -dijo caminando hasta la sala para bajar a los mellizos y que siguieran jugando como lo habían estado haciendo antes de que Daiki llegara -Megumi entró en el club de atletismo y Tyler en el de arquería.

-Y ninguno en basquetbol -dijo soltando un suspiro.

-Nop -dijo exagerando la p, Taiga sabía muy bien que es lo que pensaba Daiki. Su amante era muy predecible.

-Bien -dijo agachándose juntos los mellizos -supongo que alguno de ustedes seguirá el deporte de sus padres.

Taiga negó con la cabeza, no creyendo que eso fuera a pasar. 

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