capítulo 25: fifth harmony

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Freen se sorprendió bastante al abrir los ojos y descubrir que estaba en una sala de hospital en la que nunca antes había estado. También se sorprendió al darse cuenta de que tenía nauseas y mareos, muy típicos en ella después de que se le aplicase anestesia general...

"¿Anestesia general?" Aquello tenía que ser una broma... Sintió un agudo dolor en el vientre cuando intento sentarse, un leve jadeo escapando por sus labios, así que desistió y se tumbo de nuevo sobre la cama. Cuándo inspecciono su cuerpo con sus manos se detuvo en el vendaje que abarcaba toda su zona abdominal. ¿Acaso era posible que...? No pudo terminar sus pensamientos, pues una enfermera había entrado a la habitación y había comenzado a llamar al doctor Suwan, a los médicos y a sus compañeras de trabajo a través de su intercomunicador, contándoles que Freen había despertado.

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Su corazón estaba cediendo. Se hacía débil cada día, pero los médicos aun creían en una especie de milagro. Pero, en caso de que ese milagro no sucediera, los médicos y padres de Freen determinaron que hacerla apta para un trasplante de corazón era una prioridad, así que el primer paso era un trasplante de riñón que tenía la gran probabilidad de ser rechazado de nuevo.

Había estado inconsciente tres días antes de la cirugía, y dos días más después de esta. Al día siguiente de que Freen abriera los ojos, los doctores (Entre ellos el padre de Yuki, quien no había participado abiertamente de la cirugía pero se había asegurado de que todo fuese bien) se dignaron a explicarle lo sucedido, de como se había desmayado en medio de la sala de espera de su psicólogo y en como la habían trasladado días antes a un hospital con mejor tecnología que el del doctor Suwan para que se realizara su trasplante.

En la primera persona en la que pensó fue en Becky, y el echo de que su novia podía... no, no podía. Becky seguramente ESTABA preocupada por ella. Su corazón era tan hermoso que podía preocuparse en una pequeña hormiga aplastada por una aplanadora al otro lado del mundo.

Hablo con sus padres, su hermanos y Yuki ese día. Nada importante, solo cosas estúpidas que habían sucedido esos días como divertidas cenas en familia o los divertidos dibujos de Yuki con los cuales Arun había llenado las paredes de su habitación. No le devolvieron su teléfono hasta la tarde del día siguiente.

En cuánto lo tuvo entre manos suplico a sus padres y amiga salir de la habitación, alegando que necesitaba algo de privacidad después de haber estado con ellos más de un día entero. Lo primero que pensó fue en llamar a Becky, pero sabiendo que su madre probablemente estaba escuchando a través de la puerta, decidió solo enviarle un mensaje para que dejara de preocuparse como, seguramente, lo estaba haciendo.

Lo sabía porque en sus ojos color chocolate veía cariño cada vez que juntaban sus miradas, porque se lo había demostrado y porque simplemente quería creerlo. Estuvo mordiendo su labio durante cinco minutos, pensando en cual sería el mensaje perfecto, hasta que lo decidió.

No podía ser solo perdón, porque eso no explicaría su ausencia y, aunque planeaba que ella le respondiera y tuviesen una larga conversación, Freen deseaba que un solo mensaje reflejara todo lo que había sucedido, y así fue como vino la gran idea...

"Adivina quien tiene riñones nuevos..." Gruño cuándo vio su mensaje ya enviado. Tal vez había sido una mala opción colocar solo eso. "¿No pudiste enviarle algo un poco mas lindo, idiota? ¡No lo se! Un: Te extrañe... ¿Quien sabe? Hubiese sido lindo. Estoy segura de que ella hubiese sonreído. Te gusta cuándo sonríe, idiota. Nos gusta" Sonrío ante sus propios pensamientos. Tal vez jamás dejaría de llamarse idiota a sí misma, pero al menos esa voz en su cabeza ya no la afectaría como antes.

"¡Freen! ¡Estuve tan preocupada por ti!" Era lo que decía el mensaje que recibió de Becky unos segundos después.

"Lo siento"

la chica de la ventana; freenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora