epílogo: final

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La rutina de la familia Sarocha-Armstrong era simple.

Becky se levantaba (o era levantada) temprano para hacer el desayuno mientras Freen despertaba, duchaba y vestía a la pequeña Lily para finalmente dejarla en el preescolar e ir a sus trabajos.

Freen: Amor -Llamo a su esposa acariciando su espalda desnuda bajo las sábanas azules colocadas en aquel sofá convertible.

Continuaban viviendo en el departamento de Yuki, así que no les había quedado más remedio que cederle su habitación a su pequeña hija y mudarse a la sala.

Freen: Es hora de levantarse, Becbec -Susurro contra su oído besando dulcemente su mejilla, justo en el lugar en donde la chica tenía la pequeña cicatriz de aquella vieja caída de las escaleras.

Becky: No quiero levantarme -Se quejo con voz ronca, cubriendo su cabeza con la sábana y acurrucándose al cuerpo de Freen, solo cubierto por unas bragas blancas y un brasier de lunares.

Freen: Tienes que hacerlo -Murmuro levantando las sábanas para encontrarse con los ojos cerrados de su esposa.

Becky: No puedes decirme eso cuándo es tu culpa que este tan cansada -Se quejo mientras se quitaba la sabana de encima y comenzaba a estirarse y bostezar.

Freen: Es tu cumpleaños, y quería ser la primera en regalarte algo... Además, estoy segura de que esta noche estarás muy cansada luego de la fiesta, así que no podremos hacer...

Becky: Lo entiendo -Suspiro levantándose, colocándose la ancha camisa de Freen que había quedado tirada sobre el suelo la noche anterior sobre su piel completamente desnuda. Tenían suerte de que Lily durmiera tanto, porque si no ya habrían tenido que pagar varias sesiones de terapia-... Lo que realmente no entiendo es como tú, aun después de ocho años de matrimonio, no me has regalado una estúpida fusta...

Freen: Te la regalare cuándo la necesites... -Murmuro con voz ronca y una divertida sonrisa en su rostro.

Becky: La necesito ahora.

Freen: No. Ahora lo que necesitas es preparar el desayuno mientras me ocupo de Lily. Después podríamos discutir sobre la fusta -Susurro con firmeza antes de levantarse e ir al baño, sabiendo que su esposa había tenido una buena vista de su cuerpo semi-desnudo en el camino-. Y feliz cumpleaños -Dijo girando a mirarla con una sonrisa, encontrando los ojos de su mujer caminando tras ella fijos en su trasero.

Becky: Aun no entiendo como sigues viéndote tan perfecta luego de tantos años -Susurro entrando al baño tras ella comenzando a cepillar sus dientes mientras Freen decidía tomar una corta ducha-. Yo tengo las estrías del embarazo...

Freen: Son las estrías más bonitas que vi -Afirmo mientras abría la ducha, el agua tibia golpeando su piel con fuerza-. ¿Quieres ayudarme en esto?

Becky: Lo siento, amor. Eso solo nos distraeria, y Lily tiene que llegar a tiempo, al igual que tu...

Freen: ¿Qué hay de ti?

Becky: Pedí un día libre. Quiero terminar de escribir mi libro.

Freen: ¿John y Amy tendrán un final feliz? -Quiso saber.

Becky: Terminaran bebiendo cerveza en un callejón y teniendo una charla poco interesante sobre gatos.

Freen: Es bastante bueno comparado con tus otros finales... Pero sigue sin ser un final feliz... Y eso me encanta.

-

Mientras Becky servía el desayuno aun vestida con la holgada camisa de su esposa, Freen terminaba de atar las agujetas de su hija en la habitación de esta, demasiado rosa para su gusto.

la chica de la ventana; freenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora