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𝗱𝗶́𝗮 𝘁𝗿𝗲𝘀, 𝘀𝗲𝗺𝗮𝗻𝗮 𝘂𝗻𝗼

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𝗱𝗶́𝗮 𝘁𝗿𝗲𝘀, 𝘀𝗲𝗺𝗮𝗻𝗮 𝘂𝗻𝗼

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-¿y ahora emilia, dónde está? -cantaba la rubia mientras se arreglaba para un nuevo día.

serena se encontraba de buen humor, puesto a que había pasado una muy buena noche. había tenido una buena charla con uno de sus compañeros por la madrugada y había logrado dormir una suficiente cantidad de horas para poder estar de buen humor.

los veintitrés participantes de la casa estaban ya vestidos con ropa deportiva para realizar la primera prueba semanal, la cual consistía en pedalear en parejas por quince minutos a más de veinte kilómetros por hora.

era una prueba difícil que requería resistencia y una buena condición física. serena no se sentía abrumada, si no que lo contrario. se sentía segura y útil.

la rubia se coordino con axel para pedalear juntos. no había intercambiado más de cinco palabras con el pero le parecía un chico interesante por lo que había escuchado.

𝘀𝗲𝗿𝗲

llevaba aproximadamente seis minutos pedaleando junto a axel y la verdad es que iba bien de ritmo. no estaba ni cansada ni súper energética. eso sí, hace un calor del orto que molesta bastante.

hace un par de minutos vinieron bautista y zoe a tirarnos viento como de puede y la verdad es que ayuda.

-me duele el orto. -suelto sin pensarlo. axel al escucharlo solo pudo reír y casi hace que nos cueste un error.

me encuentro mirando hacia abajo cuando siento aún más aire en mi cuello. procedo a levantar la mirada y me encuentro con el morocho de sonrisa permanente.

-lo haces bien, eh. -comenta este.

yo me limito a solo sonreír ya que si uso mis palabras, gastaré oxígeno y em cansaré más rápido.

-¿cómo se llama tu novio? -pregunta alan sin dejar de abanicarme.

-lautaro. -respondo con la voz entrecortada por el ejercicio.

-te estará viendo, supongo. -dice.

-no, no. ojalá que no me vea así. -río nerviosa.

-ah pero si no le gustas así e' pa cagarlo a palos. -suelta el morocho con su sonrisa típica.

después de un rato de pedalear, es el turno de licha y juliana por lo que después de alzar las banderitas y que nos dieran el visto bueno, nos bajamos con axel y chocamos las manos felicitándonos mutuamente por el esfuerzo.

-zoe, ¿venís a la pileta? -le pregunto a la rubia.

en estos minutos solo me importa sumergirme en agua congelada.

𝗯𝗲𝘀𝘁 𝗺𝗶𝘀𝘁𝗮𝗸𝗲 | alan simone ¡!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora