En las apacibles tierras de un pueblo sereno, en las inmediaciones de un bosque majestuoso, residía una madre y su hija: Yeri y Ruby, cuyas vidas tejían una trama entre las sombras de la naturaleza. Yeri, una mujer de cabellos pelirrojos, emanaba sensatez y confianza en cada paso que daba. Sin embargo, su corazón albergaba un temor profundo arraigado en el pasado, vinculado a los cazadores que deambulaban entre los árboles centenarios.
Ruby, la hija de catorce años, era el contraste de su madre. Pelinegra y poseedora de una curiosidad inagotable, ansiaba explorar los misterios del bosque que su madre, con inquebrantable cautela, le prohibía. La joven se movía entre las sombras de la prohibición con la determinación audaz que solo la juventud podía conferir.La pelirroja y la pelinegra, dos almas entrelazadas en la danza de la vida cotidiana, representaban la dualidad de la cautela y la exploración. Yeri, atormentada por un trauma pasado relacionado con cazadores, reflejaba su desconfianza en los hombres del bosque, una desconfianza que se erigía como un muro impenetrable ante la curiosidad de Ruby.
En la quietud de sus días, Yeri observaba con ojos vigilantes a su hija, cuya mirada resplandecía con la promesa de aventuras aún no vividas. “No, Ruby, el bosque no es un lugar para tu inocencia”, murmuraba Yeri consigo misma, temerosa de que el oscuro pasado se repitiera en las sombras que acechaban entre los árboles.
Los diálogos entre madre e hija resonaban con una tensión palpable, cada palabra una expresión de amor maternal y preocupación, una danza delicada entre la protección y la libertad. Ruby, con ojos llenos de anhelos, intentaba persuadir a su madre, mientras Yeri, con voz firme, defendía las barreras que erigía para salvaguardar a su amada hija.
En cada gesto y expresión, se entretejían las complejidades de una relación materna marcada por el miedo y el deseo de proteger. La lucha silenciosa entre Yeri y Ruby se libraba en el escenario tranquilo del pueblo, mientras las sombras del bosque acechaban en segundo plano, testigos mudos de la tensión que se desplegaba entre madre e hija.
En la apacible mañana del 22 de marzo de 1978, los rayos dorados del sol acariciaban la tranquila casa de Yeri y Ruby. La luz de la mañana iluminaba los rincones de su hogar, pero también traía consigo los ecos de un conflicto latente entre madre e hija.
Ruby, de pie junto a la ventana, con la mirada perdida en la inmensidad del bosque, se volvió hacia Yeri, su mirada llena de una mezcla de determinación y súplica. Sus ojos oscuros reflejaban un deseo profundo de explorar el bosque y visitar a su abuela en el asilo acomodado en lo más profundo del enigmático paraje.
"Madre, por favor", comenzó Ruby, su voz temblando con una mezcla de anhelo y súplica. "Quiero ir al bosque a ver a la abuela. No será peligroso, lo prometo."
Yeri, con el ceño fruncido, sintió la tensión acumulada en su pecho. La mención del bosque avivó el temor antiguo que la perseguía desde su infancia. Sin embargo, en los ojos de Ruby, vio la chispa de la juventud, la misma chispa que alguna vez alumbró sus propios ojos.
La respuesta de Yeri, aunque cargada de enojo y estrés, fue un suspiro resignado. "Está bien, ve al bosque, pero quiero que estés de vuelta antes de que el sol comience a declinar. No voy a tolerar que te quedes allí hasta la noche. Si no regresas a tiempo, iré por ti y te traeré como a un conejo en un palo. ¿Entendido?"
Ruby, con una mezcla de emoción y alivio, asintió. La victoria parcial se reflejó en su rostro, aunque la sombra de la advertencia de su madre persistía en su mente.
La escena concluyó con Ruby apresurándose a prepararse para su expedición, mientras Yeri observaba con una mezcla de orgullo y ansiedad. La casa, impregnada de la tensión materna-filial, se sumió en un silencio momentáneo mientras el reloj continuaba su tic-tac, marcando los minutos que separaban a madre e hija en una danza de libertad y protección
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amar para vivir
DragosteEn medio de la inquietud por la desaparición de su hija Ruby, Yeri se ve impulsada a adentrarse en el oscuro bosque. En este contexto, se cruza nuevamente con Edward, un cazador cuya presencia despierta sensaciones inexplicables en ella. A pesar de...