Varios reyes habían pasado por la corona del segundo mundo, algunos habían sido sabios, otros guerreros pero todos tenían el mismo objetivo, preservar la creación de Dios, la flora y la fauna.
El final de la raza humana estaba dictado por su propia mano, explotarían la tierra otorgada hasta quedar en cenizas, pero los seres del segundo mundo preservaron la creación haciendo que cada día las personas tuvieran una nueva oportunidad de vivir, una nueva oportunidad de decidir, Dios no podía dejar que su mayor creación se destruyera asi misma. En cada incendio provocado por el humano ellos intervenían, en cada contaminación de aguas ellos las limpiaban, en cada maltrato animal se aseguraban de resguardar a las criaturas pero la tierra era tan grande que incluso ellos no eran suficientes.
El rey Algoar Zarzey era uno de los muchos Zarzey que habían gobernado el segundo mundo y se esperaban grandes cosas de él, sin embargo, los buitres acechaban su estabilidad, los rumores sobre su hija hacían que las personas dudaran de su gobierno y el incesante cuestionamiento de lealtad de su hermano hacían que el mismo rey se desequilibrara.
La sala del rey era sumamente grande, el gran salón dorado, totalmente cerrado, con pisos de mármol, las paredes estaban llenas de pinturas que contaban la historia de la tierra como si Miguel Ángel o Da Vinci las hubieran plasmado, sus marcos eran de oro al igual que las delgadas líneas que cruzaban todo el salón, haciendo honor al nombre, había rastros barrocos de madera finamente tallada dónde estaban colocadas pequeñas antorchas para iluminar el lugar, pues era verdad que sí alguien lo visitaba se llenaría de miedo a primera vista, el trono estaba en el fondo, fabricado en barro negro con finas incrustaciones de esmeralda y rubíes puestos por Coser, el primer monarca, el primero en sentarse y portar la corona jamás escrita y sobre de él una enorme pintura de árboles de oro en colores opacos, ese trono ahora le pertenecía a Algoar y esperaba que su hija Hesperia la portara algún día.
-Me has convocado hermano, dime de una vez qué es lo que deseas- preguntó Umbra cuando los guardias cerraron los portones
-Cuando tengo esta corona me convierto en tu rey antes que tu hermano, cuando te convoco aquí es por una cuestión oficial no familiar- respondió Algoar señalando su corona sentado firmemente
-Entonces, mi rey, ¿Qué desea de mí?- preguntó Umbra con aspecto serio disgustado
-Me han llegado rumores sobre ti y la hija de mi tesorero real-
-Creí que convocarme aquí no era por una cuestión familiar- contestó el joven sarcásticamente con una sonrisa indiscreta
-Solo quiero que entiendas que tienes un deber aquí, eres miembro de la familia real y debes comportarte como tal-
-No veo como una unión como de la que me acusas es una falta a mi deber-
-¿lo admites?- preguntó el rey enojado
-No admito nada, llegué hace tan solo una semana de mi expedición y no me convocaste ni una sola vez hasta ahora y es para esto, disculpe si solo quiero comprender mejor su punto, mi rey-
-La historia antigua marca que todo integrante que tenga sangre Zarzey debe casarse con un integrante de los elementos más fuertes que surjan en sus tiempos venideros-
-¿Es por eso que te casaste con una forte?, no debemos menospreciar otros elementos, todos son importantes - Respondió Umbra con voz firme
-Lo sé hermano, todos los elementos son importantes pero se trata de ser fuertes, en los tiempos del rey Semar "El astuto" tenía dos hermanas, las regiones más fuertes eran del aire y fuego, así que él se comprometió con una mujer del fuego, una de sus hermanas se casó con un joven del agua contrariando las órdenes del rey, su destino fue terrible nunca concibió un Zarzey y su descendencia murió con...- respondió Algoar
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PACTO DE SANGRE - EL NUEVO REY - LIBRO 1
FantasySeis hemanos adoptivos se reunen después de mucho tiempo para el funeral de su madre que murio en soledad, cuando es el momento de leer el testamento deja un libro con una carta en la cual les pide que se encierren en la casa grande por seguridad...
