Capítulo 24

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Era el día veinticuatro. Navidad para ser precisa.

Haerin despertó a mi lado en aquella cama, pero me sentí mal por ella. Había dormido sin camiseta ni una manta que la cubriera del frío, pues el roce de la tela con su piel hacía que sus heridas dolieran más de lo que podía soportar.

En cuanto la vi la abracé, procurando no tocar ninguna zona que pudiera causarle demasiado dolor.

Quiero creer que mi abrazo la hizo sentir cálida.

Quiero creer muchas cosas.

—Buenos días, Min —recuerdo que me dijo al despertar.

Creo haberla besado, pero no estoy demasiado segura. Tampoco recuerdo las demás cosas sucedidas esa mañana, lo cual me hace sentir realmente mal con ella y conmigo misma.

¿Por qué no puedo recordar lo que deseo recordar? ¿Por qué no puedo olvidar lo que quiero olvidar? ¿Por qué solo las cosas negativas permanecen en mi cabeza?

Sé que luego del almuerzo, el cual tampoco recuerdo, Haerin terminó de ayudar a Hanni con la improvisada decoración. Mi esposa estaba usando una camiseta enorme, lo recuerdo bien.

Decía que esa le hacía menos daño. Quiero pensar que no mentía.

Recuerdo que habíamos hecho un árbol con una vieja camiseta de Danielle, y un pequeño santa de calcetines de Hyein. También recortamos trozos de las sábanas para hacer torpes copos de nieve y colocarlos en la pared.

Sé que no suena nada lindo. Créanme, tampoco lo era.

... Pero teníamos algo.

Era nuestra pequeña navidad. En honor a Hyein, Danielle... y a Haerin.

Sé que mientras Hanni y Haerin discutían sobre la decoración, un hombre de blanco llegó hasta nosotras. Creo que era el mismo con el que una vez hablé, pero no puedo estar segura de nada en este punto.

Me llamó con su dedo y me indicó que debía entrar a la sala de visitas. Me extrañé de inmediato, pues no tenía a nadie fuera y no creí que el tío de Danielle quisiera volver a visitarme.

Al entrar en sorprendí al encontrar tras la vitrina a Jungwon y Rora, quienes vestían suéteres navideños con agujeros y gorros que seguramente habían sido usados ya demasiadas veces.

—¿Rora? ¿Qué haces ustedes aquí? —fueron las primeras palabras que lograron salir de mis labios.

Yo no podía asimilar el hecho de que estuvieran allí incluso cuando no tenían motivo alguno.

—Jungwon quería ver a sus tías —me contó con una sonrisa falsa. En sus ojos pude ver aún la tristeza, pero la forma en la que sus brazos sujetaban a Jungwon, quien miraba el lugar como si no lo recordara, me aseguraban que no dejaría solo ni un momento.

—Pero el hombre de blanco solo me ha llamado a mí...

—Lo sé. Me dijeron que ver a Hanni sería peligroso, y dejarla sola también —me contó. —... Una de tres no está tan mal ¿Verdad?

Pero sí que lo estaba.

—Luego de la muerte de Danielle, Hanni ha estado algo agresiva —le expliqué con lentitud, para que así pudiera comprender lo sucedido. —... Me odia, por cierto, así que intenta hacerme daño. Haerin es la única que puede controlarla... Por ello no te han permitido verlas. Tal vez intente hacerles daño.

Ella no dijo nada más durante un buen tiempo, tal vez porque necesitaba analizar lo sucedido.

—¿Danielle tardó demasiado en morir? —me preguntó Rora con preocupación mientras dejaba a Jungwon en el suelo, quien comenzaba a corretear por la pequeña sala, la cual estaba completamente vacía.

Virus Letal | Catnipz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora