Capítulo XX: Decisión.

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Fer: ¿Qué hablaron ayer? —dice, luego de darle un sorbo a su taza con café—

Keila: Renunciaré —digo neutra—.

Fer: ¡Kelaaaa! —me abraza alegremente—. Que bueno que decidiste darte a respetar por todos esos imbéciles que los quieren separar, igual lo siento mucho por tu trabajo —vuelve a sentarse&

Keila: Sí —sonrío de lado—. No puedo dejarlo, y menos por terceras personas. Y no es que estén en nuestra contra, sino que son reglas que se deben de cumplir —digo dándole vueltas a mi café con una cucharita—

Fer Si, pero igual mi odio por ellos no cambia en lo absoluto —alza los hombros—

Reí negando con la cabeza.

Fer: Cuando vayas a dar tu carta de renuncia, deberías decirles: "aquí está mi carta de renuncia, porque renunciaría a todo menos a mi hombre. Adiós perras" &termina la frase, tirándose el cabello hacia atrás—

Reí a carcajadas.

Keila: Sabes que jamás haría eso. Es pésima tu idea —niego con la cabeza—

Ambas reímos.

Fer: A mi no me parece tan mala —alza los hombros—

Yo ruedo los ojos.

Keila: ¿Cómo vas con Hugo? Últimamente hablamos solo de mí.

Fer: —suspira enamorada— Que te puedo decir amiga, Hugo es más de lo que soñé.

Sonreí ampliamente. Me encantaba verla tan feliz con su pareja.

Fer: Estar enamorada de él toda mi vida, tuvo resultados —ambas reímos leve—. El mundo es tan pequeño —yo asiento—. Hace 5 meses que terminé con el psicópata de Diego, y ahora soy feliz con mi Caramelo  —sonríe ampliamente—.

Keila: ¿Con tu qué? —pregunto burlona—

Fer: Con mi Caramelo Keila.

Ambas reímos.

Fer: Es que es tan dulce conmigo, tan caballeroso, tan tierno, y tan bueno en la cama —dice, para luego reír a carcajadas—

Yo suelto mi risa desordenada.

Keila: ¡Feeeer! —digo riendo—

Fer: Es la verdad —alza los hombros aún riendo—

(...)

El taxi en el íbamos Fer y yo, se estacionó enfrente de la cuidad deportiva.

Keila: Adiós —digo dándole un beso en la mejilla—

Fer: Adiós cariño. Fuerte —sonríe—

Yo sonrío, le doy las gracias al taxista y me bajo del auto.

Le había dicho a João que hoy iba a irme en taxi con Fer. Al principio se negó, pero luego de un rato, aceptó.

Al entrar a las instalaciones, le dí los buenos días a todos los que me encontraba en el pasillo en dirección a la oficina del sr. Elio.

Al estar en frente de ésta, doy un suspiro y toco.

A los pocos segundos se oyó un "adelante".

Keila: Buenos días —digo al entrar—

Sr. Elio: Buenos días Keila, pasa por favor —dice señalando la silla que estaba en frente de su escritorio—. Me imagino que vienes a darme tu respuesta —sonríe de lado—

Keila: Sí, y seré breve para no quitarle más tiempo —tomo aire—. Aquí tiene mi renuncia señor —digo poniendo una carpeta encima del escritorio—

Bonitos  [João Félix ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora