彡☆ 06: Un final Inesperado

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Jungkook decidió creer a Jimin, y aceptarlo como duende. Decidió confiar en él, y seguir queriéndolo. Se sintió sorprendido, pero también fascinado por Jimin y su mundo. Le hizo preguntas, y lo escuchó con atención. Se sintió enamorado, y correspondido.

- Jimin, no puedo creer que seas un duende. - Le dijo Jungkook, abrazándolo. - Es increíble, pero también maravilloso.

- Jungkook, no puedo creer que me aceptes como duende. - Le dijo Jimin, besándolo. - Es difícil, pero también hermoso.

- Jimin, te quiero. Te quiero como eres. - Le dijo Jungkook, mirándolo a los ojos. - No me importa que seas diferente. Me importas tú.

- Jungkook, yo también te quiero. Te quiero como eres. - Le dijo Jimin, acariciando su cabello. - No me importa que seas humano. Me importas tú.

- Jimin, ¿qué vamos a hacer? ¿Cómo vamos a estar juntos? - Le preguntó Jungkook, preocupado. - Tú eres un duende, y yo soy un humano. Tú vives en el Polo Norte, y yo vivo en Seúl. Tú tienes una misión, y yo tengo una vida.

- Jungkook, no te preocupes. Encontraremos la forma de estar juntos. - Le dijo Jimin, consolándolo. - Tú eres mi amor, y yo soy tu amor. Tú eres mi destino, y yo soy tu destino. Tú eres mi felicidad, y yo soy tu felicidad.

- Jimin, ¿cómo lo sabes? ¿Cómo sabes que somos el uno para el otro? - Le preguntó Jungkook, curioso.

- Lo sé porque lo siento. Lo siento en mi corazón. - Le dijo Jimin, sonriendo. - Y tú también lo sientes, ¿verdad?

- Sí, lo siento. - Admitió Jungkook, sonriendo. - Lo siento mucho.

- Entonces, no lo pienses más. - Le dijo Jimin, tomándolo de la mano. - Solo déjate llevar.

Jungkook se dejó llevar, y se fue con Jimin. Se fueron del parque, y se subieron a un trineo volador, que los esperaba en un rincón. Era el trineo de Santa Claus, que había venido a recoger a Jimin, y a llevarlo de vuelta al Polo Norte. Jimin le había pedido permiso a Santa, para llevarse a Jungkook con él. Santa había aceptado, y le había dado su bendición. Santa sabía que Jimin y Jungkook se amaban, y que eran felices. Santa quería que fueran felices, y que vivieran su amor.

—Tu misión está cumplida, te deseo toda la felicidad hijo, porque eso eres para mí, pequeño Jimin — dijo orgulloso el hombre canoso, acariando con cariño la cabeza del rubio.

—Gracias papá — sonrío.

Jimin y Jungkook se abrazaron, y se besaron. Se sintieron felices, y completos. Se sintieron agradecidos, y afortunados. Habían encontrado el amor, y se habían hecho un regalo.

Un regalo inesperado, pero maravilloso.

Y así, Jimin y Jungkook se fueron al Polo Norte, donde vivieron felices para siempre.

Fin.

  *ೃ࿔ Magical ChristmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora