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Me desperté con un brazo rodeando mi cintura desde mi espalda. La calidez de ese momento me hacía sentir segura, quería permanecer en ese momento, capturarlo en una cajita y guardarlo por siempre en mi mente.

Los rayos del sol se adentraban por el espacio que había entre la cortina y la pared dejando que se iluminara la habitación haciendo saber que era de día. Todo estaba en silencio exceptuando el sonido del ventilador de techo y las suaves respiraciones de la chica del pelo marrón que estaba detrás mío.

Quería procesar todo lo que había estado pasando en los últimos días, como me encontraba aquí y la manera en la que me sentía segura junto a ella. María Victoria era una chica que me había estado demostrando su interés de una manera muy bonita, sin embargo, no podía sacar de mi mente que todo esto era muy bueno para ser real. Algo dentro de mi me decía que solo en un instante sucedería algo que dañaría esto.

Sentí como ella cambiaba de posición en la cama y su agarre se aferró más a mi. Así como cuando abrazas un peluche, así me sentía entre sus brazos.

"Hola." Dijo en mi oído con voz ronca sacándome de mis pensamientos.

Sus labios se posaron en la parte de atrás de mi cuello y pude sentir como me dejaba pequeños besos.

"¿Cómo dormiste?" Me preguntó.

Yo aún seguía sin decir nada, solo sumergida entre sus brazos sin querer salir de ahí.

Puse mis manos arriba de las suyas en señal de que la había escuchado, me volví a acurrucar y le devolví el beso en su antebrazo que era lo que podía alcanzar en la posición que estaba.

"No quiero pararme de aquí." Le dije quejándome.

"No tenemos que hacerlo." Respondió. "Podemos quedarnos todo el día aquí, no importa nada hoy." Añadió mientras me apretaba entre sus brazos.

"Suena como un plan." Le dije.

Me volteé a verla de frente.

Su cabello estaba todo desarreglado, lo cual me pareció muy tierno. Sus ojos azules se achinaron al verme en señal de una sonrisa y yo imité su acción.

"Me gustan mucho tus ojos. ¿Te lo había dicho?" Le dije.

"No, pero ya lo sabía. Soy muy observadora, siempre te agarro mirándome." Me confesó. La única respuesta que tuve fue bajar mi cara hacia su pecho y taparme de la vergüenza.

"Siempre encuentras la manera en que pase vergüenza frente a ti." Hablé sin mirarla. "Pero algún día será al revés, ya verás." Le dije en un tono vengativo.

Ella largó una carcajada y me dió un beso en la frente.

No entiendo de dónde había salido esta muchacha, no se si ella solo se comportaba de tal manera únicamente conmigo o era algo con todo el mundo. Debo calmarme e irme paso a paso, pero es como si esos pensamientos es lo único que cruzaba por mi mente todo el tiempo que estoy ella.

Marina don't jinx it me dije a mi misma.

"¿Qué piensas nena?" Me preguntó Vicky luego de unos minutos de silencio. La miré y negué con la cabeza en respuesta.

"Nada. Solo que me gusta esto." Le dije.

"A mi igual, pero tengo hambre." Dijo y cambió de tema. "Por más que quiera que nos quedemos así todo el tiempo del mundo, mi estómago dice que necesita algo de comida." Añadió sonriendo amablemente.

"Comemos, volvemos y comemos de nuevo." Agregué y le guiñé el ojo.

Independientemente de estar siempre dudando de mis decisiones, habían momentos que era muy clara de lo que quería y mi cuerpo no se iba a detener al tener a semejante mujer a mi lado.

120km [young miko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora