24▕ ❝lirios y revoluciones❞

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No estoy desequilibrado o infeliz, sólo soy salvaje. Estoy huyendo contigo, mi dulce amor. No hay nada malo en contemplar a Dios. Bajo los rastros de humo sobre el club campestre, nos reímos de nada mientras el verano se enfría. Es hermoso, escaparé.

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El caos de la conquista se desató horas después, una vez el fuego fue apagado por los mismos soldados que lo provocaron, los cadáveres apilados, los escombros barridos y los heridos aislados, los guerreros évreanos seguían el protocolo de separación. Mujeres alfas y machos alfas y beta eran arrastrados en una dirección, mientras que omegas, betas hembras y niños eran guiados hacia otro lado.

Évrea ya había ganado.

JiMin logró rodear a las tropas formadas, pero sería imposible salir de la frontera sin atravesar a la multitud reunida por los guardias. Sólo debía mantener la cabeza baja y pasar desapercibido. Como le había dicho el alfa que le salvó la vida; después de llorar, era momento de ser valiente.

En medio del tumulto, adolorido y quemado, envuelto en su capucha púrpura y desesperado por escapar y no ser visto, con el sudor recorriéndole al igual que los finos hilos escarlata que brotaban de sus heridas, chocó accidentalmente con una joven de tez bronceada y cabello azabache que también buscaba una salida.

El encuentro fue repentino, ambos cuerpos colisionaron en una danza involuntaria de desesperación y temor. Con la mirada cargada de angustia, JiMin se encontró cara a cara con la joven, cuyos ojos reflejaban una mezcla de confusión y determinación. Por un breve instante, el tiempo pareció detenerse para ellos.

El estrépito de la muchedumbre llenaba el aire, pero se veía ensombrecido por el silencio funesto y tétrico de los árboles, ahora convertidos en cenizas, y las plantas circundantes que observaban testigos. Los lamentos de las familias que sufrían pérdidas atroces y los sollozos de aquellos heridos se mezclaban, encerrándolos en una burbuja de nebulosa conexión. Compartiendo la carga de una tragedia que gravaría sus vidas por siempre.

La joven, con vestimenta que denotaba misterio al ser de tela negra como el hollín y cubierta de cuero, parecía tan perdida como él en medio del tumulto. Sus destinos se cruzaron en un momento en que el mundo a su alrededor se desmoronaba. Las miradas se encontraron, comunicando sin palabras el miedo compartido y la necesidad de encontrar una vía de escape.

Sus ojos. Los hermosos ojos de ella. Un tono ámbar acaramelado, tan agudos como los ojos de un mitológico dragón, con iris alargados de un precioso café roble que entrelazaban delicadas raíces hacia los costados. Lograron capturar a JiMin por un breve pero intenso momento. Era una Alfa, lo supo inmediatamente por el intenso aroma que sus feromonas expresaban. Ella también le observaba, perpleja y congelada, sus respiraciones agitadas entrelazándose con los gritos y estruendos del alrededor.

¿Qué era esto que experimentaba? Como si hubiera descubierto algo anhelado durante incontables eras. En ese fugaz momento, él se transformó en un viento puro, danzando alrededor de la criatura que emanaba magia y destino, como un encuentro de época que había sido profetizado en las páginas del tiempo. Fue guiado por el color de sus ojos, el hollín de su cabello y la naturaleza de su presencia.

Hasta que los pasos de los guardias se dirigieron hacia ellos.

─Maldición. ─Musitó ella y entonces, JiMin tuvo el privilegio de conocer su voz. La conexión entre ambos fue quebrantada, y de forma sorpresiva, la alfa tomó su mano. El rostro de JiMin enrojeció por razones ajenas al anterior calor del fuego y a su reciente desmayo. ─¡Vamos, levanta esos tobillos, Copos! ─Le apodó, y el omega arrugó las cejas con una mezcla de desconcierto e indignación.

"YoungBlood" © KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora