El malestar físico, compañero cotidiano de JiMin, se tornó insoportable al despertar. Su cabeza palpitaba, la piel hormigueaba, una presión profunda oprimía su pecho y una urgencia de lágrimas acompañaba el ardor en sus ojos y el sabor amargo en su lengua.
Su lobo, intranquilo, danzaba y arañaba sus entrañas como un augurio ominoso. Parpadeó débilmente, sintiendo sus párpados pesar como rocas. Consciente de su cámara, el techo oscuro de vigas de madera, las cortinas gruesas y las sábanas ásperas provocaban náuseas.
Y así lo hizo, con milagrosa fuerza, su cuerpo se alzó de improviso, liberando un líquido transparente sobre el suelo de tablones. Sus dedos se aferraron a las sábanas, una mueca adornó su rostro mientras vomitaba.
Pasos resonaron, indicando la presencia de una sola alma en la estancia. Manos ásperas lo limpiaron con una toalla áspera y lo recondujeron a la cama. Agua goteaba y la toalla fría reposó en su frente.
El aroma del beta, quizás el sabio herborista, inundó sus sentidos. JiMin sonrió amargamente, consciente de la desaprobación de JungKook ante tal tratamiento.
Mencionar al alfa en sus pensamientos hizo que todo regresara de golpe. JungKook y su segundo cachorro, el embarazo de Aless y ahora el de YeongHee, dos príncipes en ciernes.
Otra razón para que JungKook enloqueciera. El fruto de traiciones al amor prometido entre dos niños.
"Todo el reino está celebrando". Lo estaban olvidando, como si estuviera muerto en vida y cada esfuerzo fuera un eco de una sonrisa. Se quedaba más solo con cada amanecer, y la tormenta que se avecinaba al regreso de JungKook sería más devastadora.
Sus ojos se ensancharon, y un sonido ahogado brotó de su boca al sentarse en la cama, la toalla deslizándose y posándose en su regazo.
─Majestad, tenga más cuidado, por favor, se encuentra muy débil. ─El herborista expresó con suavidad mientras JiMin, con las manos en la cabeza, intentaba procesar la situación.
─¿Qué me...? ─No pudo terminar la pregunta, su voz desvaneciéndose al llevar ambas manos a su cabeza, tratando de sosegar el mareo.
─Fue un desmayo, majestad. Y me alegra decir que fue producto de...
El herborista fue interrumpido por un grito lejano, y JiMin reconoció la voz al instante. Una calidez recorrió su corazón.
─¡No, Bae! ¡Ya despertó! ¡Lo escuché! ─La entrada apresurada de Sasha anunció su llegada, su rostro iluminado al ver a JiMin consciente. Pero al notar el desastre en el suelo, su expresión se tornó de sorpresa. Ignorando el incidente, corrió hacia la cama, seguida por dos donceles dispuestos a limpiar, mientras exclamaba: ─¡Majestad!
Sin prestar atención al resto, la joven se arrojó sobre JiMin, rodeando con sus brazos el torso del monarca, hundiendo su rostro en su pecho.
─Estaba tan asustada... ─Sasha susurró, y una sonrisa brotó en los labios de JiMin.
Cuando sus manos se dirigieron hacia las hebras de cabello castaño, BaeYun cruzó el umbral con solemnidad, su semblante más grave de lo común. Rindió homenaje al doctor Hwang, quien mantenía una sutil sonrisa en silencio. Al encontrarse con las iris claras de JiMin, el alivio cruzó las facciones del monarca.
─Estoy bien. ─Aclaró JiMin, sonriendo a ambos. Inclinó la cabeza para observar a su cachorra, quien levantó el rostro, apoyando ahora su barbilla en sus clavículas. ─Estoy bien, lo prometo. Sólo un poco adolorido.
BaeYun sonrió y suspiró con fuerza, como si le hubieran despojado de un gran peso de los hombros. Luego, se volvió hacia el Beta, y su expresión volvió a mostrar preocupación al interrogar.
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"YoungBlood" © KookMin
Fiksi Penggemar❝Solías llamarme «Cariño», ahora me llamas por mi nombre. ¿A quién estás llamando, amor? Nadie podría ocupar mi lugar. Cuando estés mirando a esos extraños, le ruego a Dios que veas mi rostro❞ En el reino de Évrea, JiMin, el Omega sujeto al yugo del...