¿Puedo robar tu mente?

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Lamento ENORMEMENTE la épica tardanza. Lo siento mucho. Trataré de seguir lo mejor que pueda, De verdad. Gracias por sus calificaciones y comentarios. 

"¿Puedo robar tu mente, por un momento?

¿Puedo detener tu corazón, por un momento?"

I

—¿Vas a seguirme por siempre, bastardo?

—Sup.

—¿Y eso qué coño quiere decir?

—Que sí— rió Antonio dándole un sorbo a su café en un vaso de cartón—. Te seguiré hasta que te dejen de molesta.

—Joder— dijo entre dientes—. Esto va a ser eterno.

Cuando Lovino llegó a la Universidad, perdió de vista al Alfa y se escurrió entre los pasillos de la institución. Emma lo interceptó saliendo del servicio y le sonrió con todos los dientes.

—¿Y quién es él?— preguntó la rubia.

—¿Quién es quién?

—No te hagas, sabes que hablo de ese Alfa. El de la sonrisa perfecta.

—Sonrisa- ¿qué?

Emma soltó una risita delatora y miró a ambos lados del pasillo para ver sino venía alguien.

—Así es como lo llamamos todas las Betas. Es muy guapo. ¿Dime de qué caja de cereal lo sacaste?

—No seas tonta Emma, es un idiota. Nada más.

Lovino estaba un poco frustrado. Está bien. Estaba muy frustrado porque Antonio se había convertido en una sombra que lo seguía a todos lados. Desde saliendo de la casa por las mañanas hasta al terminar una jornada de la Universidad. Y no importaba que Lovino se las arreglara para cambiar sus horarios, Antonio sabía exactamente en dónde esperarlo. No era que el Alfa no tuviera nada qué hacer, sucedía que Carmen siempre lo mandaba a comisiones al centro y se las ingeniaba para siempre terminar poco antes de la salida de Lovino.

Pasaron algunas semanas en que la vida de Lovino se volvió más relajada. De hecho el número de Alfas que lo molestaban había descendido de una manera alarmante al grado que el Omega sentía que le faltaba solo un poquito de atención. Y gente con la quien pelearse. Ya no era como antes. No podría decir que era mejor, simplemente no era igual.

—Hoy viene mi hermanito por mí— Emma sostenía en sus brazos una pila enorme de libros que casi la cubrían por completo—. Este trabajo tiene que quedar y no podré sola con esto.

Lovino se mordió el labio. En cualquier ocasión se hubiera ofrecido a acompañarla a casa. Pero había un problemilla uno llamado Govert. El "Hermanito". Oh claro, hermanito mayor de 26 años, Alfa, alto muy alto. Mal encarado y por sobre todo intimidante. El detalle no era todo lo anterior citado sino que en una ocasión lo invitó a salir. Fracaso, total y vergonzoso porque fue gracias a Emma que Govert no lo golpeo. Desde entonces que Lovino evitaba acercarse más de veinte metros a la casa de la Beta. Evitaba Govert con la maestría de un ninja.

Bien, la dejaría en la puerta de la institución como siempre y se iría corriendo.

Pero Antonio estaba esperándolo en dónde siempre. Pero no como siempre. El día de Hoy lucia inusitadamente más serio. Con los labios apretados y la cabeza alzada, como un venado tratando de defender su territorio.

—¡Hermanito!— exclamó Emma y se encarreró hasta el carro color negro que estaba estacionado al frente de la Universidad. Un hombre rubio altísimo salió del él y ayudo a Emma con sus libros.

(Hetalia) Scorpion flower (Spamano, gerita)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora