Amuleto de hielo

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Cuando Jack regresó a Aredelle , Elsa ya estaba tomando sus clases de autocontrol, eso le tomaría casi todo el día. Él esperaba estar con ella cuando despertara, pero la reunión demoró más de lo habitual... todavía no se despedían y ya comenzaba a extrañarla. 

 Al final del día Elsa entró a su habitación, Anna aun dormía con sus padres, al parecer ellos no querían que la distrajera de su reciente rutina, sin embargo, no estaría sola, para su suerte dentro del cuarto estaba Jack.

- Hola, ¿Cómo te fue? - dijo él poniéndose de pie. 

-Supongo que bien... la verdad no aprendí nada, pero no fue tan malo- Contestó sin ganas, después cambió el tema. - ¿A dónde fuiste? - quiso saber.

- A ningún lado en particular- Contestó Jack evadiendo el tema, sin embargo, Elsa no se rendiría tan fácil.

- ¿Porque nunca me dices a dónde vas? -.

- Porque no es importante, ni en algún lugar específico, ando por aquí y por allá, sobre los techos- al ver que ella aún no parecía satisfecha con la respuesta añadió- salgo a volar para tomar aire, me gusta saltar entre los techos de vez en cuando- agregó encogiendo los hombros.

Después de unos instantes de silencio, Jack continuó. -Elsa si algún día tengo que irme...-

- ¿Tienes que irte?, ¿A dónde?, ¿puedo ir contigo? - lo interrumpió. 

- No, no, solo es un decir... y si no pudiera llevarte conmigo, ¿estarías bien verdad? -

- ¿Por qué no puedo ir?, yo quiero ir contigo- insistió la princesa.

-Pero tienes que quedarte aquí, algún día serás la reina de Arendelle-.

- No me importa-

- Y tienes que cuidar de Anna y tus padres-.

Después de pensar un poco, respondió que llevaría a Anna con ella. 

- Pero sí no se pudiera... ¿Estarías bien? - aun quiso saber Jack.

-Si... - cedió ella - pero te extrañaría mucho-agregó.

Al escuchar eso, Jack vió que algo se asomaba por debajo de la cama de Elsa, se trataba del conejo de hielo que habían hecho en su última práctica juntos.

- Mira, si en algún momento llegas a extrañarme usa esto- con un movimiento de sus manos logró suspender el conejo por el aire y haciendo como si aplastara algo con las manos, lo volvió del tamaño ideal para que entre en cualquier bolsillo.

- Con esto, si algún día me necesitas... Ah podré encontrarte-.

- ¿Lo prometes? -dudó ella.

- ¡Claro!, tú solo llama... además, por ahora no iré a ninguna parte- Le aseguró él.

 Durante el transcurso de la noche, ella permaneció dormida entre sus brazos, él había insistido en que fuera así, ya que quería disfrutar de su última interacción directa con ella.

 Algunas horas después, llegaron el resto de los guardianes, todos se colocaron alrededor de la cama de la princesa y eran encabezados por Sad man, quien intentaba parecer muy relajado. Aunque, al igual que los otros se puso un poco nervioso y sorprendido al ver a Jack abrazándola... y sobre todo tocándola.

-Jack, ya es hora- susurró el Hada.

Él, se levantó suavemente, dejó bien arropada a la princesa y besó su frente. Después, Sand man continuó con su trabajo, con unos movimientos suaves... los años que Elsa y Jack compartieron se volvieron parte del mundo de los sueños.

-Está hecho- dijo Conejo traduciendo el gesto que le había hecho Sand man. 

Jack volteó hacia la pequeña mesita de noche al lado de la cama de Elsa, ahí estaba el pequeño conejo de hielo que le acababa de dar, entonces lo entendió, ese conejo es una prueba de su existencia, ella no podría conservarlo... lo tomó entre las manos y ya no se contuvo más, dejó salir toda la tristeza que estaba guardando.

Se deslizó a un lado de la cama y colocó su cara en las rodillas, las lágrimas no dejaban de brotar. Los demás guardianes partieron a realizar lo mismo con Anna, todos excepto uno, Hada de los dientes aún seguía dentro de la habitación de Elsa y se aproximó a él.

-Jack, tengo algo para ti- dijo con susurros, al pasarle un brazalete extraño. 

-Es uno de los artefactos que solemos usar mis haditas y yo para que ningún niño puedan vernos, ni siquiera los más perceptivos, recuerdo que me contaste que ella desde el principio te ve ¿verdad? - Jack asintió con la cabeza.

 -Esto te permitirá no ser visible para ella- con esto hada se levantó - lamento que esto tenga que pasar, pero fue lo mejor para todos- terminó de decir estando frente a la ventana y luego simplemente se fué.

Jack se quedó ahí, el resto de la noche, solo a la espera un nuevo despertar donde él ya no podría hablarle, solo verla a distancia. Aunque fuera tan difícil, él no cambiaría el lugar con otro guardián, no bromeaba cuando le dijo que no la abandonaría, mientras pueda él siempre la protegería... 

Aun tendría que encontrar alguna alternativa para asegurarse de que ella domine sus poderes, pero por lo pronto debía de acostumbrarse al rol de guardián e intentar olvidar su rol de amigo y confidente. 

Y ahí se quedó, disfrutando de verla dormir, después de todo, dentro de sus sueños las memorias de los años de vida que compartieron aun existirían...

El origen de la guardiana (Jackelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora