La leyenda de Firebrand y las piedras

4 1 0
                                    

Cuenta entre letras heladas
una leyenda ancestral
cayeron seis piedras ovaladas
de nuestro cielo terrenal.

En una tierra en dos dividida
no sólo por hombres reinada:
una por los humanos regida
otra por demonios gobernada.

Poderes mágicos encierran
con su grabado peculiar:
Son de fuego, cielo y tierra
de tiempo, aire, y mar.

Quien las tuviera sería invencible
y su reinado de poder sin refutar
ya que las seis harán posible
la séptima: la piedra de infinidad.

Ya que da poder dominante
sin importar el corazón
las piedras fueron razón
de una batalla fulminante.

Guerra que carecía de un sentido
los demonios habían encendido
en que todos querían tener
más que sus vidas el poder.

Se cuenta que fue un rojo demonio
el que finalmente a los demás derrotó
y tuvo cinco piedras en su dominio
pero con ellas, su avaricia acrecentó.

Ese héroe que una vez al reino salvó
ahora no era más que un arrogante
como todos los demonios acabó
esclavo de una ambición incesante.

No satisfecho con las que poseía
el demonio rojo desafió por la última
al dragón demonio que la tenía,
la oportunidad de vencer era mínima.

Mas luego de una desesperada batalla
el hábil demonio rojo al dragón asesinó
venciéndole aunque no era de su talla
la piedra del cielo con las otras hacinó.

Esta hazaña quedará en toda memoria
hasta mi reinado tendré talvez
él ignoraba que el precio de la victoria
fue demasiado alto esta vez;

Al quedar gravemente herido
apenas pudo emprender el vuelo
mas con aquel poder obtenido
no le era razón de un triste duelo.

Pero un demonio su paso le seguía
escondido entre las hiedras
era Phalanx, aquel que perseguía
al demonio rojo y las piedras.

Y aprovechando el momento
Phalanx ataca al demonio rojo
el que ahora débil y lento
no puede impedir el despojo.

Y es Phalanx quien se marcha
con las piedras de ilimitado poder
y con ellas su fuerza enancha;
planea con ellas el mundo obtener.

Cuando el demonio rojo a sí vuelve
se da cuenta de aquello ocurrido;
una pócima de curación disuelve
y jura recuperar el poder perdido.

Mientras tanto son las seis piedras
las que convocan a la infinidad
aquella que fue la diestra medra
del demonio rojo y su veracidad.

Phalanx regala a cada súbdito
una de sus piedras sin titubear
quedándose en el miedo súbito
de aquello que solían rumorear:

Que un demonio rojo, el elegido
de las piedras tomará posesión
el guerrero legendario emergido
a los demonios dará destrucción.

Y es así como el demonio volaba
bajo el cielo y sobre el mar
a cobrar venganza que anhelaba
con todo el alma consumar.

Desde ahí, en todo el mundo
de los demonios le conocerán
con vago nombre e inmundo
pues lo llamarán el Firebrand.

Antipoesía mundanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora