Antipoesía mundana

El poder del hombre.

El hombre tiene poder,
manifiesto del pasado,
que la vida le ha dotado,
sin una fruta qué morder.

No viene de suprema fuerza
que la usa para levantar,
ni tampoco del trabajar
en cada día si se esfuerza.

No viene de algo muscular
o de eso que en gimnacio
podamos ir yendo a entrenar
para aumentarlo sin retraso.

No viene del singular pegar
ni del martillo o de la sierra.
No está en la foto del celular.
No está en el aro de la Tierra.

No está en el seno del dinero.
No está en llegar ni ser primero.
No está muy fácil a la vista,
en que un harem se le desvista.

Porque el poder sí que lo tienen,
aunque invisible allí esté...
En cada noche a su casa lleguen
y un abrazo a los suyos den.

En cada beso que nunca olviden.
En cada noche de amor real.
En cada forma en que se destilen,
para a su amada reconquistar...

En cada hombre está el poder
pero no está en lo fuerte del golpe;
tampoco al ganar y suponer
que con eso obtiene el conforte.

Está en su pensar prudente.
Está en la decisión coherente.

No importa el tiempo invertido,
tampoco lo que ha sabido hacer,
si siempre abandona su nido
y solo regresa al amanecer...

Ese es del hombre aquel poder,
pues todo lo que ha construido
podría verse en total destruido
por solo tres minutos de placer.