Cuando llega el otoño, la naturaleza se viste con tonos cálidos y terrosos. Las hojas de los árboles adquieren una paleta de colores específica, desde amarillos brillantes hasta rojos profundos. Aunque Adeline podía observar esto desde la ventana del carruaje que la llevaba a su nuevo colegio, Hogwarts, sus manos jugaban con la orilla de la fina tela de su vestido. Estaba nerviosa, no le agradaban los cambios, pero debido al trabajo de su padre, ahora era necesario cambiar su vida en todos los aspectos.Un largo camino de bosque se veía por la ventana y, después de unos 30 minutos, las afueras del castillo se dejaron ver.
Adeline bajó cuidadosamente del carruaje de la mano de su padre, Belmont Lemoine, quien trabajaba en el Ministerio de Magia de Francia como Ministro. El aire fresco y nítido, con el distintivo aroma a tierra húmeda, golpeaba el rostro de la chica, volviendo rojas sus mejillas y nariz. Sin prisa, entraron al castillo, ella no sabía hacia dónde se dirigían, pero su padre sí. Recorrieron varios pasillos desiertos, dando la impresión de que no había alumnos. Después de varios minutos, llegaron a una enorme y fea estatua de piedra de una gárgola.
-"Pastel de limón" -pronunció Belmont, y justo después, una escalera se dejó ver.
Ambos subieron las escaleras de caracol. Una vez dentro de lo que parecía ser la oficina del director, un hombre con una larga barba blanca se hizo presente.
-¡Oh, Belmont, cuanto tiempo! -saludó aquel señor.
-¡Dumbledore! -saludó igualmente Belmont- Veo que no cambias -
Dumbledore puso su atención en la pequeña figura que se encontraba un par de pasos atrás de Belmont.
- ¿Es ella tu hija? -preguntó Dumbledore. Belmont asintió con una sonrisa- Creció mucho desde la última vez que la vi. Es igual a su madre -Belmont sonrió nostálgicamente.
- Sí... Es su viva imagen -coincidió afligido. La esposa de Belmont había muerto al dar a luz a Adeline hace 17 años, dejando a Belmont viudo y con su única hija a su cargo, volviéndose un padre muy sobreprotector, pero al mismo tiempo, por su trabajo, ausente.
- ¿Cómo has estado, Adeline? Luces nerviosa -Dumbledore se dirige a la menor.
- Estoy bien, gracias por preguntar -contesta tímida, pero con una sonrisa- Entrar a un nuevo colegio me pone nerviosa -
- Tienes razón -respondió Dumbledore- Supongo que tu padre te habló de cómo funciona el colegio, ¿cierto? -Adeline asiente- Entonces te asignarán tu casa frente al Gran Comedor, como es tradición, ¿estás lista? -Adeline asiente nuevamente mientras en su estómago revolotean miles de mariposas por los nervios.Belmont se despide de ambas personas, ya que no se podía quedar a presenciar la elección de la casa por asuntos del trabajo. Dumbledore camina junto a Adeline por los pasillos en silencio, lo que la ponía aún más nerviosa. Una gran puerta de madera está frente a ellos.
- Adeline, iré a presentarte. Cuando las puertas se abran, caminas hasta donde esté yo -indica Dumbledore y justo antes de que Adeline pudiera contestar, en un parpadeo, Dumbledore se esfumó.
Segundos pasaron, luego minutos que parecían eternos, hasta que finalmente las grandes puertas fueron abiertas.
- Es un placer presentarles a Adeline Lemoine -nombró Dumbledore y Adeline se apresuró a caminar hacia donde estaba el director- Se incorporará este año y espero sea bien recibida -hizo una pausa- Tanto por estudiantes como por profesores -Una vez que Adeline llega frente a Dumbledore, este le indica que se siente en un pequeño banco. Así lo hace, y al instante una mujer que ella desconocía le coloca un gran sombrero.
- Vaya, vaya, ¿qué tenemos por aquí? -Adeline se sobresaltó al escuchar al sombrero hablar- Veo que te asustas con facilidad... eres honesta, justa, muy amable y compasiva con los que te rodean. No es muy difícil, ¡Hufflepuff! -El sombrero gritó y al instante una mesa que Adeline suponía era Hufflepuff festejó con gritos, chiflidos y aplausos. Camino a la mesa que le correspondía y se sentó en un lugar vacío; los que estaban cerca le dieron la bienvenida, y al instante apareció un gran banquete sobre la mesa. Adeline observó todo el lugar y al voltear a la mesa donde estaban los profesores, un lugar estaba vacío, no le dio importancia y siguió comiendo.Una vez que todos terminaron de cenar, un chico alto y castaño se acercó a ella.
- ¿Adeline? -ella asiente- Soy Cedric Diggory, prefecto de la casa. Te mostraré tu habitación y la sala común, también te daré el horario correspondiente a tu grado y te haré llegar el uniforme. Sígueme -ordena amablemente Cedric.Ambos caminaban por los pasillos, Adeline iba a un lado de Cedric mientras él dirigía a los alumnos más pequeños a lo que llamaban sala común.
- Y Adeline, ¿de dónde vienes? -preguntó Cedric.
- Francia -respondió ella al instante.
- Oh, ¿entonces eres francesa? -volvió a preguntar y ella asintió.
En ese momento llegaron a la entrada de la sala común. Cedric le explicó a Adeline a qué barril debía golpear y a qué ritmo, y también le advirtió que si lo hacía mal, sería bañada en vinagre.
Cuando Adeline paso a través del barril vio lo espaciosa que era la sala común, tenia paredes de piedra y un detalle que noto es que en la entrada habia un gran tejón. Los muebles eran adornados con tonos cálidos y los sillones con almohadas suaves. Grandes ventanas permiten que entre luz natural y el ambiente que desprendía el lugar era muy cómodo.Una vez dentro, Cedric guió a Adeline hacia el ala destinada a las mujeres y le presentó su habitación, la cual resultó ser una acogedora individual. Sobre la cama se amontonaban libros y un uniforme con la distintiva combinación de amarillo en la túnica y la corbata.
Con gesto amable, Cedric indicó: - Los baños están ubicados a la derecha, dentro de la sala común. Pero cuentas con tu propia ducha personal, y a lo largo del castillo encontrarás diversos baños disponibles -informó al tiempo que señalaba el lugar-. Si surgiera alguna pregunta o necesitas algo, estoy a tu disposición. No dudes en buscarme; con gusto te ayudaré -.
- Muchas gracias, Cedric. Ten la seguridad de que así lo haré -respondió Adeline, iluminando la habitación con una sonrisa agradecida.Con la despedida de Cedric, la joven se quedó sola en su nuevo espacio. Desempacó cuidadosamente todas sus pertenencias, organizándolas con mimo. Luego, se preparó para descansar, consciente de que al día siguiente comenzarían sus clases. Vestida con su pijama, se acomodó en la cama y, rápidamente, el sueño la envolvió, llevándola hacia las prometedoras experiencias que le aguardaban en el mágico mundo del castillo.
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professeur | Tom Riddle +16
FanficAdeline y su profesor de DCAO se entrelazan en un juego peligroso de emociones clandestinas. Sus encuentros secretos y miradas furtivas desafían las normas sociales, mientras la pasión florece entre la intriga y el riesgo. FANFICTION