Y preocupada por la felicidad de su noble caballero, la princesa guerrera del reino de los gatounicornios se enmarcó con decisión y valentía en una misión sin precedentes.
¡Encontrar una mamá!
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Hay un vago recuerdo en su memoria.
Eri no podría decir si fue la primera vez que habló con él, pero si la primera vez que recuerda. La primera vez que fue realmente consciente; porque en el fondo, ella sentía que su presencia era una constante en su vida.
Él siempre había estado allí.
Era un día cálido, el cielo azul despejado y el sol brillando en lo alto.
Ella observaba algo en medio de los girasoles que el abuelo Toshinori suele sembrar en su jardín.
Una mariposa, una de un tono naranja y amarillo que movía sus alitas tranquilamente posada sobre una de esas grandes flores.
"¿Qué estás haciendo aquí?"
Su voz era suave, casi como la de su papi. Eri volteó su rostro, topándose con una mirada gentil de dos colores. Le pareció curioso, pero muy bonito; como el gatito que llegaba a comer al balcón de su casa todas las tardes.
"Espero a mi papi" respondió con inocencia. El hombre se acuclilló a su altura mientras asentía con la cabeza.
"Entiendo ¿Puedo esperar contigo?"
Con timidez, Eri asintió.
"¿Qué estabas mirando?" preguntó él de nuevo.
Eri levantó su manita, señalando la mariposa que aún permanecía tranquilamente sobre el girasol.
"La mariposa" respondió con dificultad. "Volaba alto y se quedó ahí, creo que está descansando en la flor. Si me acerco, se irá de nuevo y quiero que descanse bien"
"En realidad" dijo él "las mariposas se colocan sobre las flores para obtener néctar, y así contribuyen a la polinización"
Ella lo observó con curiosidad, pero sin entender lo que decía. "¿N-nedtar? ¿po-polizar?"
"Oh, lo siento... Es algo que aprenderás en la escuela. Digamos que las mariposas se alimentan de las flores y las ayudan a crecer. Puede que también lo hagan para descansar"
Eri abrió su boquita levemente, sus ojitos brillando con la nueva información "¡Oh! ¿papi también lo sabe?"
Preguntó emocionada.
"Si, eso creo".
"Creo que papi es como una mariposa" afirmó decidida.
"¿Hu? ¿por qué?" preguntó él.
"¡Porque papi también puede volar por el cielo! ¡Vuela muy muy lejos!"
"Oh, puede que tengas razón" asintió él "En ese caso, Eri, tú serías como ese girasol" Eri inclinó su cabeza con curiosidad, algunos mechones de su cabello albino deslizándose por su frente. "Tú eres como esa flor que mantiene a tu papá saludable y feliz. Quizá... hogar, sería una mejor palabra"
