Prólogo: El puente

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Tweek no entendía la razón de su existencia, solo para ser hecho burla y siendo la víctima de personas como lo era Trent ya lo tenía harto, odiaba vivir así, odiaba sentir que todas las personas estaban en su contra.

No era un niño normal, a sus 15 años nunca había tenido novia (de hecho, empezaba a creer que era gay) nunca había hecho una pijamada, nunca lo habían invitado a una fiesta de cumpleaños y, con duras penas tenía dos amigos que poco a poco lo excluían de su vida, de sus planes a futuro de dejar ese horrible pueblo.

Era hijo de unos dueños de una cafetería pintoresca a la salida del pueblo, hacían entregas a domicilio y él era el único empleado y catador de café, lo que lo tenía siempre en un estado hiperactivo y hasta punto esquizofrénico porque él juraba que había gnomos en el jardín de su vecina que se llevaban su ropa interior.

Ya estaba harto de ser tachado de mentiroso, ya estaba harto de ser tachado de un imbécil y la burla de la escuela, ya estaba harto de simplemente existir por lo que, ese día, aquel nublado día donde ni la luna sería testigo de su acto decidió ejecutar su plan.

Llevaba consigo una mochila con todo lo que él creía necesario para aguantar las 25 cuadras que le quedaban el puente de South Park de su casa, un poco de agua para el camino, unas barritas energéticas, su preciado café y dulces de café por si su azúcar se acaba, al igual que aquella nota de suicidio que había hecho hace un mes.

Trent lo había metido en unos casilleros, vio a su mejor amigo Jason White pasar y le gritó ayuda, pero iba a lado de sus nuevos amigos y el chico que le gustaba Annie Nelson por lo que lo ignoró, destrozando su corazón.

Era una carga para su mejor amigo, una burla para su bullying, un simple empleado para sus padres y... y solo era un imbécil para él.

Douglas, su crush, su amor platónico que en algún momento Tweek pensó que podría llegar a ser correspondido hasta que el castaño terminó de romper aquel cristal cuando, sin que el castaño supiera que Tweek lo estaba escuchando empezó a hablar mierda de él con Scott Tenorman y su novia Esther.

- Es un raro de mierda, solo me junto con él porque es un cerebrito, pero de verdad estoy buscando la forma de ya mandarlo a la chingada como lo hicieron Jason y Kevin. - Decía Douglas riendo, siendo acompañado por las otras dos personas, desmoronándolo por dentro, harto de vivir.

Llegó al puente muy cansado, tanto físicamente como emocionalmente, dispuesto a todo, queriendo ser libre por fin de aquello que lo estaba atormentando y poder llorar ya sea en el infierno donde su religión le dirá que se irá por el pecado que va cometer o, si su dios se compadece de él, al cielo para por fin descansar su alma...

Se acercó al puente, se subió a la banderilla que había y respiro profundo, dispuesto a dar el paso a la muerte si no es que una voz lo detiene.

- ¿Qué haces? -La voz sonaba ligeramente nasal, era aguda, pero al mismo tiempo grave como de un adolescente de su edad, aunque nunca lo había escuchado.

- ¡Ack! -Se aferro al barandal, asustado de que alguien lo haya descubierto y evite que logre su plan. -So...solo estaba vi...viendo las estrellas.

Tweek volteo a encarar al chico, sorprendiéndose de encontrar a un chico de 1.75 viéndolo con aquellos hermosos ojos verdes, como su color favorito, su ropa azul y aquel chullo azul que por el viento dejaba ver la entrada de su cabello negro azabache.

Era apuesto, de los chicos más apuestos que había visto en su vida, por lo que sabía que no era del pueblo, lo había recorrido todo, ese tipo de chicos sería el que las chicas de su escuela hablarán por horas.

Eso le dio calma, aunque avisará nadie lo conocía y no podía llamar a sus padres para advertirles.

-Claro, desde el fondo del río. -Contestó el chico con sarcasmo acercándose al barandal, pero sin intenciones de detenerlo. - ¿Por qué quieres hacerlo?

- ¿Hacer qué? -Tweek intentaba hacerse el idiota, pero la fría mirada del otro chico le mostró que no estaba para ese tipo de juegos estúpidos.

-Suicidarte. -No le dio más vueltas al asunto. -Es una pésima idea morir ahogado, tardas mucho en morir y no creo que mueras de la caída, las aguas están calmadas...

Tweek se quedó viendo al chico y se puso rojo de la vergüenza ¿y si ese niño también iba a suicidarse, pero le ganó? O ¿ha estado buscando el momento perfecto para hacer su muerte menos indolora? Hablaba con mucha naturalidad lo que dejaba al rubio claramente confundido nate las reacciones de aquel sujeto.

- ¿No piensas detenerme?

-No soy tu mamá. -Dijo con burla, subiéndose también al barandal. -Pero antes de que lo hagas, ¿quieres oír un cuento?

Tweek rio nervioso, pensando que era un chiste de su nuevo compañero al cual lo llamaría "ángel de la muerte", sin embargo, al ver que el chico no daba pistas de estar bromeando la curiosidad le empezaba a ganar, más porque llevaba mucho tiempo sin platicar con otro chico de su edad.

- ¿Por qué me lo contarías a mí? -No quería ser grosero, pero un chico tan guapo tenía muchas cosas de su vida resuelta para acompañarlo, apenas su cerebro pensaba eso.

- ¿Por qué no te lo contaría? -Ambos chicos guardaron silencio un buen rato, hasta que Tweek después de pensarlo mucho aceptó oír lo que aquel sujeto pudiera decir...

- ¿De qué trata? -Se animó a preguntar Tweek

-No puedo decirte hasta que lo escuches... -El rubio rodo los ojos, ahí estaba lo mamador de un chico tan guapo. -Pero creo que puede servirnos a ambos.

- ¿A ambos? -Tweek estaba aceptando porque entendía a aquel sujeto, la necesidad de platicar con alguien para que aquello que a veces consumía el corazón se aligerará un poco, pero no esperaba nada a cambio de aquella conversación.

-Si, para ambos.

El muchacho le regalo una sonrisa, una que hacía años no recibía o, que mejor dicho jamás había recibido, una real de compañía, una que te hacía sentir tranquilidad en el pecho para poder seguir adelante, para sacar lo mejor que puedas tu mejor versión.

-Okay, te escuchó.

Y así, el chico de chullo azul inició la conversación...






¿Vienes en busca de historias de amor? Si es así, no te recomiendo leer este libro ya que esta obra tiene como objetivo no romantizar nada de los temas que se van a tocar, si no que, muy al contrario, son diversas historias que juntas tienen un mensaje que darte... Puedes hacerlo, eres más fuerte de lo que crees.







P.D. Si se te hace conocido esta parte, es porque hace unos meses ya había publicado el prologo pero lo saque de sistema por acabar otras novelas :3

Los cuentos de CraigDonde viven las historias. Descúbrelo ahora