En un mundo donde los ángeles y demonios habitan y observaban a los humanos, había una vez una hermosa chica de pelo negro que huía despavorida de sus agresores, aterrada a la idea de que la encontrarán.
Todo había cambiado tan rápido ¿en qué momento perdió el control de su vida?, ¿En qué momento se volvió la mala de la historia que ahora era contada? No estaba segura si fue antes de aquella nueva moda entre los ángeles de usar su magia, magia que debía ser para ayudar a los humanos, a su favor y empezar a embellecerse, a ser más hermosos que los demás.
Eran unos imbéciles, ese era el pecado de la avaricia que siempre venía de la mano con la prepotencia. Ninguno de ellos entendía que estaban condenándose y, viendo la situación la estaban condenando a ella a vivir un infierno en pleno paraíso.
¿Dónde estaba dios? Sabrá el mismo porque no había puesto fin a esto y estaba al borde del llanto y la desesperación.
Al parecer todo era obra de Lisa, una angela que siempre se sintió menos agraciada aun cuando todos le decían que era hermosa y empezó a usar la magia a su favor, desatando una ola de celos y estupidez dejando a los humanos desprotegidos por gustos meramente personales.
"Se supone que somos mejor que ellos" Les llegó a decir Wendy a sus amigas, sin embargo, estas no reaccionaban de aquel vil trance en el que se encontraban y seguían simplemente juzgando a Wendy de porque se veía tan simple e insignificante siendo ella una de los ángeles con más poder que tenían entre las tropas de dios.
De ahí iniciaron a hacerle la ley del hielo, a burlarse de ella y, después fue lo peor, cuando Lisa y ahora sus nuevas amigas la empezaron a molestar y lastimar, diciéndole que no valía nada y que era una vil mentirosa diciendo que su poder era enorme, porque si este fuera así, ella sería la angela más hermosa de todo el mundo.
Escondida en un lugar pequeño su única paz era ayudar a los humanos, el propósito de su magia y creación era ver cómo la gente recibía pequeños milagros gracias a su poder y esto la llenaba de satisfacción y felicidad. Justo como ahora que a pesar de estar escondida había hecho que una niña humana llamada Karen tuviera la suerte de ganarse un osito de felpa del cual siempre había soñado y, por milagro divino sus horribles padres la habían dejado conservarlo en vez de venderlo.
- ¿Sigues gastando tu magia en ellos? -Aquella voz chillona y burlona la hizo cerrar su portal y voltear a ver con horror a Lisa, quien estaba a lado de dos de sus amigas. - ¿Por qué eres tan patética?
- ¿Desde cuándo los ángeles se comportan como demonios? -Expresó con odio, pero fue una mala idea al ver la sonrisa de aquella chica ensancharse más.
- ¿Quieres que nos comportemos como demonios? Bien, podemos aceptar tu petición. -Dicho esto Lisa trono sus dedos y sus amigas empezaron a golpear y a arrancarle las plumas de sus alas a Wendy.
Por mas que la chica gritaba y suplicaba ayuda nadie parecía hacerle caso, al parecer todo el mundo que los veía prefería ignorarlos para no meterse en problemas, por que siempre iba a ser más fácil ser el que ve al que sufre las situaciones y por nada del mundo quieres ese puesto...
Wendy lo entendía y por eso no se enojaba ni guardaba rencor en su corazón al ver aquellas personas que admiraba darle la espalda, pero no porque estaban todos del lado del mal ella lo estaría, aun cuando doliera ella estaba dispuesta a seguir, de ayudar a los humanos.
Después de ser golpeada salvajemente la chica pudo pararse y, con demasiada torpeza empezó a caminar a un lugar donde curar sus heridas, donde pudiera estar más a salvo para recuperar fuerzas y seguir ayudando a aquellos humanos que de verdad lo necesitaban.
-Mira que daño te han hecho, pequeña. -Una misteriosa voz salió de la nada, asustando a la angela que ya estaba harta de tanta intimidación por hoy.
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Los cuentos de Craig
FanfictionTweek es un chico antisocial que planeaba suicidarse en el puente de South Park aventándose al río, sus problemas y su baja autoestima le afectaban demasiado, a un grado demasiado fuerte que lo aislaba de todos. A punto de saltar, escucha una voz na...