Sumergire mi cabeza de nuevo en el agua turbia de mis lamentos. La llevaré hasta el fondo hasta ahogar cualquier rastro de cordura. Saldré triunfante, y mis ojos ya no serán mis ojos, mi mirada estará perdida eternamente, mis nuevos ojos de muñeca serán guardianes de mi alma. Frágil pero impenetrable, en eso me convertirá tanta mierda en este mundo.