Capítulo once

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Rosse en multimedia

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Habían pasado dos semanas, y no había visto a Harry.

Estuvo enviándome mensajes, y me llamó un par de veces, pero eso fue todo.

Harry tuvo que irse a Boston a resolver unos asuntos que su padre le encargó, así que esa era la gran razón.

Había ido a casa de los Summers dos veces, la primera vez, horneamos galletas toda la tarde y la segunda vez jugamos al Pictionary* y comimos comida china.

Salí con Sammy, Marcy y Rosse de compras varias veces y leí, leí demasiado.

No era el verano que espera, sin duda alguna, nunca me había divertido tanto.

Generalmente mis veranos se basaban en lo mismo; descansar junto a la piscina leyendo un libro, tomando un chapuzón con Sammy y sentirme como un chaperón cada vez que Seth quería que les acompañara al cine.

Pero este verano era diferente. Había conocido a grandes personas con las que me la pasaba genial.

Dejé de mirar mi libro cuando mi celular comenzó a vibrar en algún lugar de la cama.

Sammy levantó la vista de su móvil y dejó de teclear , para ayudarme a buscarlo.

Una vez que dimos con el conteste.

-Marcy

-¡Hola Abby! , ¿cómo estás?

Sonreí al escuchar la animada voz de Marcy.

-Todo en orden , ¿tú?

-¡Excelente!, disfrutando del verano- ella suspiró- Como sea- me reí- Harry va a estar llegando hoy de Boston, así que se me ocurrió hacer una pequeña reunión en casa, ya sabemos solo el grupo, bueno y obviamente Seth, Sammy y tú ahora son parte.

-Mmm,¿qué clase de reunión? - cerré mi libro y me acomodé mejor en la cama.

-Bueno, ya sabes, una barbacoa y refrescarnos en la piscina, nada del otro mundo.

-Vale, y ¿sería a qué hora?

- Oh, bueno, desde que quieran ustedes, ya estamos comenzando a ordenar todo.- ella se escuchaba contenta.

-¿A eso de las dos? .

-¡Perfecto!- ella chilló y yo sonreí.

-Vale, nos vemos entonces.

-Genial, no puedo esperar.

Miré a Sammy una vez que la llamada acabó y ella sonrió.

-Deberías usar tu bañador negro.

*

Harry

Marcy había llamado desde el momento en el que aterricé en Washington para asegurarse de que asistiera a mi bienvenida.

Estaba cansando, dos semanas de trabajo dejarían cansado a cualquiera.

No tenía ganas de ir, hasta que mencionó la invitación que le hizo a Abigail.

Le había enviado un mensaje avisando de que estaba bien y en casa, agregándole un guiño y un pequeño posdata donde le decía que me encantaría verla en la reunión, me respondió un simple "genial" que no me decía nada, entonces me bañé , arreglé y perfumé con la pequeña ilusión de verla allí.

Llevaba dos hora y media acostado sobre una de las tumbonas cercanas a la piscina, mis amigos a mi lado y una buena caja de cerveza entre nosotros.

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