22. Destino

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Todo marchaba con normalidad en Quántico, casos y más casos. En ese momento estábamos trabajando en uno local. Habían aparecido cuatro niños muertos en el alcantarillado de la zona. Tenían un golpe en la cabeza. Ayer habíamos encontrado el cadáver de Bob, de once años, con el mismo golpe que los tres anteriores.

— Hay una línea de relación entre las víctimas — Mencionó Spencer. — Empezó con una niña de catorce y fue bajando de edad. Lo curioso es que todas las víctimas niñas son de una edad par y los niños impares.

— Entonces la siguiente tiene que ser una niña de 10 años. — Le siguió Emily.

— JJ habla con la prensa, según su modus operandi esta noche secuestará a una niña de esa edad. Cada una de las víctimas tiene un aspecto distinto, por lo que no tiene un prototipo definido. — le empezó a decir Hotch

Sheyla, la primera tenía 14 años, el pelo castaño y ojos marrones. Liam, tenía 13, el pelo rubio y los ojos marrones. Amelie era rubia y tenía los ojos azules, tenía 12 años. Por último estaba Bob, ojos verdes y pelo negro.

El sudes realizó lo mismo con cada uno de ellos, los secuestraba un martes por la noche, el miércoles los mataba y aparecían los cadáveres el lunes por la tarde, después de varios días con el asesino.

— Taylor, vete a casa con Evelyn — Mencionó Rossi.

— ¿Qué pasa? — pregunté, me había quedado fuera de la conversación.

— Ninguna niña de 10 años está segura esta noche, es mejor que te quedes con ella, JJ va a avisar a la prensa de que den una alerta a nível estatal. — explicó Morgan, conocedor de la abstracción de Taylor.

—Lo vamos a hacer de otra manera. — Continuó Hotch — Reid, llévala contigo. No sabemos si elige a las víctimas de forma premeditada y podría tener la casa vigilada.

— Voy a decirle a Claire, que la traiga directamente para aquí. — Les dije y llamé a la niñera de Evelyn.

Quince minutos después de que Evelyn saliese de clase estaba en las oficinas federales.

— Toma, no se cuanto tiempo vas a pasar fuera, así que pase por vuestra casa e hice una mochila para un par de días. — Me dijo mientras me la pasaba.

— Muchas gracias, Claire, de verdad.

— Tened mucho cuidado, por favor.

— Lo tendremos.

Durante las horas que permanecimos en la unidad no se le quitó de encima la vista a mi hija. En los momentos que salimos García se quedaba con ella, pero nada parecía poder indicar que estuviese en peligro.

A las nueve y media de la noche Evelyn se había quedado dormida en el sofá de la sala de juntas.

— Marcharos, mañana volved cuando nosotros os llamemos — Nos dijo Rossi en cuanto se dió cuenta de la pequeña. — Estar tranquilos, no tiene por que pasar nada.

Cogí en brazos a la niña tratando de no despertarla y acompañé a Spencer hasta el coche. Nos movimos con la mayor discreción posible, hasta llegar a su piso, donde aparcó en el garaje por primera vez. Subimos rápidamente y pasó, además de la llave, el cerrojo. Él dejó el arma en el primer cajón de la entrada y yo la dejé en uno de los muebles de la sala. Llevé a la niña hasta la habitación de invitados y una vez allí le puse el pijama con el mayor cuidado posible y después de revisar las ventanas salí, pero dejando la puerta abierta.

Me encontré con Spencer de nuevo en la cocina, donde había puesto leche a calentar.

— Puedes quedarte en mi habitación, yo duermo en el sofá.

Química perfecta (Spencer Reid) - Química 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora