Devil came to me || Timothée Chalamet

3.5

Toda la semana me había sentido inquieta. No podía concentrarme y ahora tampoco podía dormir.
Tenía miedo que volviera a aparecerse en mis sueños y esta vez si quisiera asesinarme.

—Mamá... ¿tú crees que los demonios sigan mezclándose con los humanos en la actualidad?

—Por Jesús, Oliva. ¿Qué pregunta es esa? Creía que ya te había dicho que no me gusta hablar de esas aberraciones. Dios los expulsó del cielo por un motivo. No hay nadie que pueda vencer al creador. Sin embargo nosotros somos simples seres mortales contra un montón de espíritus malignos.

—Lo sé pero sentí curiosidad.

—Escucha. Mientras confiemos en Dios y oremos todos los días no tienes que temer ¿de acuerdo? Quizá llegues a una edad en la que sueñes cosas. Yo también tuve pesadillas. Pero trata de no pensar en ello y por favor. ¡Deja de ver esas películas! No hacen nada más que asustarte.

No entendí como mi madre había sacado a tema el asunto de los sueños, ni siquiera le había contado de mi pesadilla de hace unos días.

Una parte de mi odiaba las vacaciones de invierno. Me daba cuenta que solo me mantenía ocupada en la escuela y mi vida social giraba en torno a ella.
Pronto comenzó a oscurecer y eso solo significaba que nuevamente tendría una lucha constante por no quedarme dormida.

Pero lamentablemente fallé.

Ni siquiera había recordado en que momento me había ido a la cama. No podía haberme quedado dormida tan abruptamente, pero ahí me encontraba yo nuevamente sumergida en la oscuridad del bosque.

El frío quemaba mis huesos, podía sentir la humedad de la tierra perforar mis pies descalzos mientras mis ojos trataban de ver a través de la densa noche.

—Que difícil es poder verte. Tienes que dormir o enfermaras, Liv.

Y así fue como nuevamente mi cuerpo comenzó a ponerse alerta. Sabía de quien se trataba.

—Tú tío es el pastor. Podrías haberme mandado un recado con él. Mi padre lo ve todo el tiempo.

Mi voz salió titubeante, pero una parte de mi quería mostrar valor, aunque me estuviera jodiendo del miedo.

—Que absurdo. Si vengo a verte en tus sueños es porque fuera de ellos nos pueden escuchar. Y no planeo cambiar mis planes.

–¿Quienes?

—Espíritus

—¿Hablas de espíritus malvados?

–Todos los espíritus son malvados, Olivia. Solo que algunos saben mentir y ganan el favoritismo de tu querido Dios. Pero tienta a algún ángel y créeme que caerán más fácil que un humano.–
Dio un par de pasos hacia adelante, acercándose más a mi mientras yo daba dos pasos atrás.

–¿Tú eres un ángel? – una sonrisa casi burlona se formó en su rostro y tomó un mechón de mi cabello entre sus dedos, mandándome una señal de escalofrío por todo mi cuerpo.

—Soy más que eso. Soy un Dios.

—¿Un Dios?

—Tú eres muy devota ¿no? ¿Te pondrás de rodillas y comenzarás a rezarme? — Claramente aquello lo había dicho en un doble sentido. De tanto retroceder mi espalda chocó contra un árbol, haciéndome emitir un gemido de sorpresa. Estaba acorralada.

Sus ojos se veían más oscuro de lo que recordaba, su mandíbula estaba un poco tensa pero su respiración estaba calmada. Todo lo contrario a la mía.
Su mano subió a mi cuello y lo sujetó con firmeza, no podía creer como alguien que lucía tan encantador podría darme aquella sensación de miedo.

Su mano bajo un poco más, casi donde mi clavícula se marcaba, tocó la cadena que siempre llevaba puesta y se alejó abruptamente. Casi de golpe.

—¿Qué es eso?

—Un collar

—Ya sé que es un puto collar. ¿De donde lo sacaste?

—Es una reliquia familiar. Ha pasado de generación en generación a todas las mujeres de mi familia.

El castaño solo me dedico una mirada que me dejó helada y entonces desapareció en la oscuridad.
Dejándome ahí sola.

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Espero aún haya personas que sigan leyendo por aquí!
Gracias por su enorme paciencia