3

69 3 0
                                    




Pasaron un par de dias desde aquella extraña pesadilla del domingo, sin embargo ya comenzaba a sentirme mas tranquila y segura.
Mi madre decía que siempre debíamos confiar en Dios y dejar las cosas en sus manos, por lo que comencé a orar mas de lo habitual.

Me encontraba frente al tocador alisando los pliegues de mi vestido lila. El pastor Dumont nos había invitado a comer a su casa junto con otras familias, Por lo cual podría decirse que era un evento formal. No era la primera vez que nos invitaba, como líder de la iglesia le gustaba mantener cierta unión entre sus oyentes.

-¡Liv, hora de irnos!- Escuche a mi madre gritar desde la sala. Por lo que decidí salir de inmediato a mi habitación. No quería empezar una discusión en este momento.


La relación con mis padres siempre había sido buena. Mi madre decía que no siempre las cosas habían estado bien entre ellos, pero desde que empezaron a poner a Dios en sus vidas, todo mejoró. Y entonces nací yo.

Tenia vagos recuerdos sobre momentos de mi infancia, a veces pensaba que no siempre había sido la misma persona. Sino fuera por las fotografías que mis padres tomaban, la posibilidad de que podría haber sido adoptada, no sonaba tan descabellada. Después de todo a lo largo de mis dieciocho años de vida, la gente solía decirme que físicamente no me parecía tanto a mis padres. Sin embargo, todos decían que tenía el espíritu de mi abuelo. Nunca llegué a conocerlo, pero todos en aquella localidad lo recordaban con amor y admiración. Había sido un tipo de héroe local. Lo cual era más que suficiente para mí.

Una de mis épocas mas difíciles fue en el primer año de secundaria. La mayoría se burlaba de mi debido a que solía llevar todos los días mi biblia en la mochila y bueno, mi vestimenta no ayudaba mucho. La gente era bastante hipócrita a decir verdad. Todos aceptaban los gustos de los demás y cada quien podía expresar su género y orientación sexual como quisiese, pero si llegaba una chica que era religiosa y creía en Dios entonces era patética, rara y todo el mundo podía burlarse.
Irónico ¿no?.

Afortunadamente solo estuve un año en ese infierno y desde entonces mi educación estaba cimentada  en una escuela totalmente católica, que a decir verdad, también tiene su propio abismo.
A pesar de que me encontraba rodeada con gente que creía casi lo mismo que yo, seguía sin tener muchos amigos. Solo me juntaba con una chica y si mis padres supieran cómo era ella. Seguramente se volverían locos.


—Emilia. Señor Sean, por favor pasen, me alegra mucho que pudieran venir. —El Pastor saludo gustoso a mis padres y después poso su mirada en mi.
–Olivia. Un gusto verte a ti también jovencita, adelante. Estas en tu casa.


Agradecía mucho que Wade y su madre también estuvieran ahí, el ambiente era totalmente cálido y familiar. El rubio siempre sabia como hacerme reír, inclusive en lugares como este. Solo éramos tres familias invitadas.

Me encontraba dando una mordida a mi pasta cuando el timbre de la entrada sonó. No sabia que había mas invitados, lo cual provocó que el anfitrión se levantará con una enorme sonrisa en su rostro. Algo en mi se activó, pero no sabia que era. Solo sentía escalofríos aunque, por primera vez en días solía ser una de las tardes mas soleadas en aquel lugar.

Dos voces masculinas se escuchaban por el pasillo y cada vez se iban acercando más, hasta que entonces lo vi ahí de pie. Mi impresión fue tanta que mi mano soltó el cubierto con el que estaba comiendo y cayó abruptamente al suelo, haciendo que todos fijaran su mirada en mí.

—Lo siento. — Me disculpe en voz baja.

—Hermanos. Me es grato presentarles a mi sobrino. Él viene de Francia y pasara las vacaciones conmigo así como será mi mano izquierda en la iglesia.


–Un placer. Soy Timothée.

No pude ver mi reacción. Pero seguramente mi cara reflejaba pánico.

Aquello me había dejado perpleja. No me equivocaba, él era con quien había soñado aquella tarde, sus ojos seguían grabados en mi cabeza.

Un nudo se formo en la boca de mi estomago y a pesar de que tenia mucho apetito, este se había desaparecido de un momento a otro, sentía tantas ganas de vomitar.
¿Acaso había enloquecido?


Solo habían transcurrido cerca de treinta minutos y todos parecían estar encantados con aquel chico, hasta Wade. Yo seguía sorprendida por su aparición y aquel extraño sueño que comenzaba a repetirse una y otra vez en mi cabeza. ¿Que se supone debia hacer?

—Olivia. ¿Cierto?

—Eh.. uhm.. solo Liv-  El castaño habia posado su atencion en mi, despues estar conversando con el resto de la mesa.

—Mi tio me ha hablado de ti. Me dijo que estas próxima a ir a la Universidad. ¿Ya tienes algunas opciones?

—Si, bueno. Solamente habia considerado la NYU. Creo que seguire buscando mas opciones. - Mi voz salia un tanto nerviosa e irregular. No podía verlo ni siquiera a los ojos por más de tres segundos.

—Creo que Nueva York es maravilloso. Sin duda una ciudad perfecta para ti. Por cierto, me encantan las pelirrojas. —Una sonrisa se formó en su rostro al terminar aquella oración, cosa que solo hizo que el miedo aumentara, claramente se estaba burlando y sabía exactamente que venía por mí.

Su respuesta hizo que mis sospechas se confirmaran, de algún extraño modo, se trataba de la misma persona con la que había soñado.
¿Cómo alguien que lucia como un ángel podría actuar como el mismo diablo?

Comencé a toser, mi garganta comenzó a obstruirse y no podía respirar, ni siquiera podía hablar.

–¿Olivia?

Escuché a mi madre, pero su voz se oía lejos, necesitaba aire y no podía encontrarlo. Estaba teniendo un ataque de pánico, no podía manejarlo, mi cuerpo y mi cerebro no estaban sincronizados.

—Tranquila. Trata de concentrarte en mi voz. — Aún estaba sentada en la silla por lo que el castaño hizo que mi rostro bajara un poco más, casi como si quisiera tocar mis rodillas con la misma y de forma abrupta, el aire comenzó a llenar nuevamente mis pulmones.

—No dejaré que los defectos humanos arruinen mis planes. — murmuro en mí oído a la vez que dejaba un beso en mi coronilla.
Todos comenzaron a agradecerle por haberme ayudado.
De saber lo que se aproximaba hubiera anhelado tanto morir en aquel momento.

Dios mío por favor te pido que me ayudes...

-
-

-
-

-
Hola de nuevo!! Prometo no desaparecer por tanto tiempo. Ha sido un año muy difícil. Espero seguir contando con su apoyo.

Devil came to me || Timothée Chalamet Donde viven las historias. Descúbrelo ahora