🎄 Nueve 🎄

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Estaba caliente, igual que en el restaurante. Como no estaba en su apartamento, y olía a Yoongi por todos lados. Esta era la casa de Yoongi y le gustaba.

Era lo suficientemente grande para tres o cuatro personas y tenía fotografías por todas partes de diferentes etapas de la vida de su alfa.

Su alfa.

Jimin no podía creer su suerte. La idea de la estrella en E-word no perseguía un final así, pero estaba encantado con cómo había terminado. Él sólo deseaba un poco más de tiempo esta noche para ellos, a pesar del cansancio y la necesidad de descansar sus pies, Jimin quería que durara más porque se sentía como en casa en cualquier lugar donde estuviera el calor, la presencia y el aroma del alfa y su bebé lo sentía también. Se movía emocionado a veces o se calmaba cuando aparecía en el restaurante cada día. Ahora, no solo su cita se había extendido, había conseguido una propuesta inesperada, o no tan pronta si lo pensaba. Jimin había comenzado a imaginar un futuro en el que le decía a Yoongi que él era realmente el padre del bebé y lo aceptaba. Miraba el árbol y sus luces en el restaurante y recordaba desde el primer momento en que se conocieron: la noche en el bar, los brazos de Yoongi impidiéndole caer, la voz seductora, los ojos oscuros y el aroma refrescante.

Todo de Yoongi le gustaba y lo anhelaba.

—Deja de ver esas fotos.

Yoongi sonaba avergonzado y Jimin se rio con ternura. Las fotos eran variadas y Jimin estudiaba una en especial. Un Yoongi de alrededor de dos años, jugando en la arena en la playa, con mejillas regordetas, cabello revuelto y arena por todos lados. Jimin deseaba que su hijo se pareciera a él.

—Te ves lindo —dijo, sabiendo que avergonzaría más al alfa. —Te ves feliz.

—Lo era —concordó Yoongi con Jimin. —Mis padres eran grandes padres y se aseguraron de que fuera feliz de pequeño, cuando ellos murieron, me quedé solo y triste, por eso me fui a Seúl. La casa tiene demasiados recuerdos.

Jimin envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Yoongi. Quería hacerlo feliz, devolverle el cariño perdido y mucho más.

—Lo siento. —Era todo lo que podía decir.

—No te preocupes, omega —Jimin se derritió por centésima vez ante el llamado y se abrazó más a la cintura de Yoongi mientras escuchaba su voz sobre su pelo y se calentaba entre sus brazos. —Ellos están en un lugar mejor y yo estoy aquí.

—Algún día tendrás tu propia familia y no te sentirás más solo —ofreció Jimin como consuelo. Era realmente tonto que ya estuviera pensando en que él y su bebé serían esa familia, pero no podía evitarlo, simplemente su mente y su corazón habían caído demasiado rápido en ello y Jimin se la pasaba muchas horas del día soñando despierto.

Nunca había tenido tantas expectativas con Jin. Lo había querido, aunque ahora sabia que no lo amaba, se sentía seguro y a veces confiado, pero Jin no le daba esa sensación de familiaridad, ese deseo de más, de un hogar de una familia y ahora lo entendía. No estaba hecho para estar con Jin y Jin nunca había hecho o dicho algo que hiciera a Jimin pensar en un compromiso, en una familia. A Jin le gustaba la libertad, la diversión, su trabajo como actor y la confianza de un omega bonito acompañándolo a todas partes. En cambio, Yoongi le transmitía seguridad, cariño, calidez. En otro tiempo, quizás, se habrían conocido primero y hecho un bebé después, pero ahora, Jimin no cambiaría nada, solo el hecho de que aún no le decía a Yoongi que ya se conocían desde mucho antes de la primera vez en Yakjeon y que esa noche de locura le había dejado el enorme vientre que ahora cargaba y amaba.

—Más pronto que tarde —dijo Yoongi todavía abrazado a él. —Tal vez, antes de la primavera yo tenga una familia para mi y mi casa no se sienta tan solitaria.

Regalo especial de navidad |YM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora