🎄 Ocho 🎄

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El edificio de Jimin era pequeño, un poco apartado del área del restaurante y al parecer bastante modesto. Yoongi no se sentía bien dejando al omega en un lugar claramente falto de comodidades. La casa de Yoongi no era lujosa, pero era hogareña, con calefacción para el invierno y suficiente espacio para una familia. La familia que esperaba estar comenzando a formar con Jimin y el bebé. Sin embargo, no podía simplemente tomar a Jimin y llevarlo a su casa. No era ese el modo de hacer las cosas. Le dio a Jimin un abrazo incomodo rodeando su vientre y lo dejó en puerta del pequeño edificio de tres pisos, gris y frio, para disgusto de Yoongi.

La cena no fue más que ramen instantáneo en un puesto a dos esquinas, no la comida elegante y bien elaborada que le gustaría, sino el antojo nocturno de un omega embarazado y Yoongi quería cumplir cada uno de esos antojos por el tiempo que les faltaba hasta que naciera el bebé. También quería cuidar de él, pero podía esperar.

-Gracias -dijo Jimin en el umbral del edificio pobremente adornado para la temporada.

-No -desestimó Yoongi -, gracias a ti. Me gustó mucho pasar tiempo contigo.

¿Qué tenía la sonrisa de Jimin, que el corazón de Yoongi revoloteaba como una mariposa?

Esa sonrisa que le estaba dando justo antes de darse la vuelta para entrar a su edificio y dejar a Yoongi en la acera viéndolo marchar.

-Nos vemos mañana -dijo Jimin sobre el hombro cuando cruzaba la puerta.

-Hasta mañana, omega.

No pudo evitar suspirar y mucho menos emocionarse, cuando Jimin se dio la vuelta y caminó los pocos pasos de regreso hasta Yoongi para inclinarse sobre las puntas de sus pies y darle un dulce beso. El aroma de Jimin era intenso, embriagador, seductor. Estaba emocionado al igual que Yoongi. Los labios de Jimin sabían tan dulces que era imposible no relamerse los labios persiguiendo el azucarado sabor y Yoongi fue obsequiado con otra sonrisa de ojos entrecerrados.

-Será mejor que entres -insistió Yoongi con desgana -. Hace frio y es tarde, necesitas descansar.

-No quería que nuestra cita termine -ofreció Jimin con un puchero y su mano entrelazada a la de Yoongi.

-Tampoco yo, pero debo dejarte dormir. No sería un buen alfa para ti si te mantuviera despierto tan tarde.

Yoongi quería mantener a Jimin despierto toda la noche, repitiendo lo del bar hace meses y aprendiendo los rincones de su cuerpo, pero sabía que no podía. No quería lastimarlo o incomodarlo, mucho menos dejar que pensara que todo lo que quería era sexo. Jimin todavía no sabía quién era Yoongi, no lo había adivinado, seguramente acostumbrado al aroma de su embarazo que era una replica más suave del aroma de ambos combinados.

El viento sopló en una ráfaga helada y Jimin se estremeció bajo el grueso abrigo. Yoongi no quería imaginar lo templado que estaría el interior del apartamento del omega, no le sentaba bien, pero no podía imponerse de ningún modo ofreciendo su casa a Jimin. Una nueva ráfaga de viento y en la corriente, un tintineo flotó sobre ellos. Cuando Yoongi buscó la fuente del sonido, una rama de muérdago amarrada al borde superior de la puerta con un cascabel colgando de una cinta roja y una estrella plateada que giraba con cada bucle de viento que la golpeaba. La decoración más notoria entre las pocas cosas que adornaban el edificio.

Jimin se rio con cansancio.

-Pide un deseo -bromeó, sin dejar de sonreír y Yoongi no pudo más que sonreír de vuelta.

-No podemos pedir un deseo a cada estrella de navidad que veamos, Jimin -dijo sin ninguna replica real en su tono -. Habrá una en cada esquina para cuando se acerque la noche de navidad.

Regalo especial de navidad |YM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora