Regalo especial de navidad |YM|

🎄 Siete 🎄

El bebé pateó con fuerza mientras la mano de Yoongi se deslizaba sobre el abrigo acunando con fuerza. Dios. El pequeño guisante en su estómago reconocía a su padre alfa y Jimin se enamoraba de él con fuerza.

El amargo momento en el que Jimin pensó que Yoongi en realidad no quería que los vieran juntos, olvidado en el mismo momento en el que los labios del alfa tocaron su mejilla, tan cerca de su boca que Jimin casi podía saborear la menta en su lengua, en su nariz en todo su cuerpo. Demasiado rápido Yoongi apartó de él, quitó sus manos y su boca de encima de Jimin y entonces, Jimin realmente sintió frio. Casi literalmente se estremecía por el hielo, aunque sabía que era ridículo y tal vez solo una secuela del cansancio y el dolor en los pies por estar todo el día en movimiento.

De verdad estaba cansado y se derritió como la nieve en primavera cuando el alfa le expresó su preocupación. Si solo pudiera decirle que en unas semanas más nacería su bebé, no solo de Jimin, sino de ambos. A Jimin le daba miedo que Yoongi se enojara con él si le contaba esa verdad, pero decidió que no pensaría en eso en su primera cita, ni en el cansancio que amenazaba con impedirle disfrutar de su paseo cuando estaban justo a la entrada de E-world y Jimin podía ver el espectáculo de luces brillantes desde ahí.

—Vamos —dijo Yoongi y tomó la mano de Jimin en la suya, guiándolo hacia adentro entre el mar de personas que iban y venían por el camino.

La mano de Jimin se sentía cálida y pequeña envuelta en la más grande del alfa y se aferró a sus dedos con un poco más de confianza. El viento le alborotaba el pelo, pero en el cielo oscuro había estrellas tan brillantes como las luces decorativas en la tierra.

—Me encanta este lugar todo el año —dijo Jimin distraídamente, viendo hacia todos lados y disfrutando de los leves jalones de Yoongi que lo quitaban del camino de las demás personas —. Pero en diciembre es mucho más llamativo, más iluminado y más festivo.

Los arboles estaban cubierto de un rocío de luces titilantes y coloridas a lo largo del camino que los llevaba más dentro del parque, demasiadas formas, diseños y colores para ver de una sola vez y aun así no suficiente para la vista ávida de un espectador.

—Dentro de un año —dijo Yoongi más cerca de Jimin, casi pegado a su cuerpo y soltando un calor abrazador que ahogaba a Jimin de buena manera —, podrás venir aquí con tu bebé por primera vez.

Jimin se imaginó el momento, con un bebé dulce y hermoso en brazos mientras se maravillaba de ver por primera vez la iluminación, con las mejillas pálidas y heladas, pero feliz y sonriente. Se imaginaba a Yoongi también, así como se encontraban ahora, tomados de la mano como una pareja de verdad ¿Se parecería su bebé a Yoongi, con nariz y boca pequeña, el cabello oscuro y los ojos pequeños? Esperaba que sí y esperaba que, para entonces, Yoongi siguiera en sus vidas, supiera o no la verdad. Haberse conocido como una conexión rápida y por despecho no anulaba los sentimientos de Jimin por el alfa ni su ridícula complacencia cada vez que lo oía llamarle omega, como si ya lo considerara suyo y Jimin fácil y alegremente lo sería.

—Tal vez... tú también podrías acompañarnos —dijo en voz alta sus pensamientos.

—Me gustaría.

En un impulso absolutamente precipitado, Jimin arrastró a Yoongi a un lado del camino donde había una pequeña casita rosada, casi como una casa de muñecas bastante grande con el techo en punta y un banco junto en la entrada en forma de arco. Jimin soltó la mano de Yoongi y sacó su celular del bolsillo del abrigo y se lo entregó al alfa.

—Toma una foto, por favor —pidió con entusiasmo.

En lugar de tomar la foto, Jimin vio como Yoongi detenía a un extraño que pasaba junto a él y le pedía que lo hiciera para después apretarse junto a Jimin en la diminuta casita. El amable extraño tomó un par de fotos y Yoongi tomó el teléfono con una reverencia agradecida. Jimin no se movió del banco por un momento, deleitándose en el placer de que el alfa se tomara una foto junto a él. Muy muy juntos.