había pasado una semana desde que llegué al Claro.
Dentro de estos siete días lo único que he hecho es servir para ser la burlas de los idiotas que desgraciadamente están encerrados conmigo.
Siete días en los que no pude recordar mi estúpido nombre.
Los chicos de aquí me suelen llamar "novato", Los idiotas suelen llamarme "Fenómeno" o "Shank", lo detesto.
- ¡Haz las cosas bien ,inútil!
No les conté, mi nuevo apodo al parecer ahora es "Inútil", lindo ¿No?
- ¡Que te cuesta hacer las cosas bien? Inútil!-
- ¡Pareces una niña, inútil!-
Irónico
Durante estos siete días descubrí que no soy buena para nada, no puedo cocinar , talar, construir o siquiera hacer amigos.
- ¿Todo bien novato? - Preguntó Ben mientras salía del laberinto y se dirigía hacia la sala de mapas.
Ben, mi querido Ben. Durante estos siete días Ben y yo nos hicimos amigos, o bueno, yo lo considero así. Ben, Newt, Hali, Sarten y Alby eran los únicos que me trataban de una manera decente.
- No te vayas a escapar , mono - Dijo Minho mientras le seguía el paso a Ben.
Minho, o como yo lo llamo "El idiota de los ojos cerrados" . Estúpido idiota, si no está molestandome todo el día, está detrás de Hali como un perrito faldero y la Hali ¡Ja! Hali no se queda atrás.
- ¡¿No es peligroso que corras con los ojos cerrados?! - le grité, este me miró frunciendo el ceño y siguió su paso.
Idiota, algún día se dará una buena paliza por no poder abrir los ojos.
Ya terminando de hablar del idiota de Minho, ahora hablemos de mí.
Me encontraba de camino al bosque ya que Nick me mandó a buscar fertilizante. Si no sirvo para la jardinería, definitivamente no sirvo para nada.
Me adentré al gran bosque en búsqueda del tal dichoso fertilizante, después de diez minutos me dí cuenta que no le pregunté dónde estaba o como se veía. Maldije en mis adentros y me decidí a encontrarlo.
Fertilizante ¿Cómo se verá? ¿Olerá ? ¿Será venenoso? Tantas preguntas pasaban por mi cabeza que no me dí cuenta que había un río en frente de mi y me caí en el.
Al principio entré en pánico porque pensé que no sabía nadar, pero para mi sorpresa sí sabía hacerlo.
El agua estaba fría y mis piernas no tocaban el suelo, por alguna razón me sentía bien.
Nade de un lado a otro, salpicaba agua y daba vueltas dentro de ella, al fin encontré algo de este lugar que no odiaba.
Metí mi cabeza bajo el agua y estaba oscuro, los árboles bloqueaban la luz del sol y por eso estaba todo tan negro.
Decidí sumergirme dentro del agua para ver qué tan hondo era. Me sumergí aproximadamente diez segundos hasta que toqué el suelo, era rocoso.
Cuando ya me disponía a subir a la superficie, unas grandes manos me tomaron y me lanzaron a fuera del río. Del susto tragué un poco de agua.
- ¡Miertera sea ¿Qué crees que haces?!- Me gritó un chico alto y robusto.
- ¿Por qué hiciste eso? - Le pregunté molesta mientras escupía el agua que tragué.
- Te salvé la vida idiota- Dijo este enojado.
- Claro que no, no me estaba ahogando. Solo quería saber que tan hondo era - Dije mientras escurría mi ropa.