Y si te digo adiós...

Capítulo 8.- El nuevo Cristo parte II

Disclaimer: Los personajes de Good Omens no me pertenecen, sino a Neil Gaiman y Terry Pratchett, a la BBC y Amazon. Este fanfic lo hice solo y únicamente como diversión.

Personajes: Crowley/Aziraphale, Crowley/OC

Aclaraciones y advertencia: Angustia, intento de suicidio, romance, depresión y lo que se me ocurra con la marcha

Beta Reader:

Resumen: Aziraphale se fue, ¿queda para Crowley?

—f

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

Y si te digo adiós...

Capítulo 8.- El nuevo Cristo parte II

Aziraphale no contestó, en su lugar, fijó su mirada a dentro de la casa donde AJ jugaba con los niños en la sala. Aquello puso nervioso a Crowley.

—Jacob Reyes... Esther Belén... niños arcoíris. Crecieron colmados de amor y tan mimados como el dinero de sus padres pudiera permitir —el ángel posó una mano en el vidrio, ignorando el malestar del demonio. —A pesar de su vida de privilegios, son personas que bien podrían ser considerados santos.

Crowley se mantenía en silencio toda su energía se centraba en evitar cometer alguna locura.

—...Los tres tienen un carisma muy alto, ¿no crees? —dijo mirando a Crowley. Un brillo melancólico se podía percibir en aquellos ojos que alguna vez el demonio amó.

—¿Cómo ssé que no mientesss? —la pregunta hirió de sobremanera a Aziraphale. Crowley jamás había dudado de él, ahora, gracias a un insignificante humano (o tal vez no tan insignificante si su teoría era cierta), que tenía menos de un año de conocerse; desconfiaba por completo de él, su amigo de más de 6 mil años.

Aziraphale no responde, en su lugar mira dentro de la casa. AJ está sentado en el sofá con los niños a su alrededor, una escena tan familiar... tan bíblica.

—Yo no te mentiría... —decidió tragarse su dolor, no era el momento y no podía mostrarse débil ante su amigo. Crowley entró a la casa. Había tenido suficiente, necesitaba saber.

El demonio abrió con fuerza el cancel, haciendo tanto ruido que asustó a todos.

—¿Estas bien? —preguntó AJ preocupado. El demonio no le respondió, en su lugar, lo tomó de la mano haciendo que se levantara bruscamente; tal acción hizo que Jacob se molestara por la brusquedad con la que su hermano menor era tratado.

—¡Oye! —exclamó acercándose a la pareja a grandes zancadas.

—Tranquilos —pidió AJ, seguro que su novio no había querido lastimarlo, algo debió alterarlo para que actuara así. Miró de reojo al celestial que los miraba desde el lumbral.

—Te lastimó —gruñó Kevin que se había puesto al lado de Jacob. Los dos eran muy protectores con su familia, especialmente con AJ, que había sufrido en una relación destructiva y no deseaban que volviera a pasar por algo similar.

—Lo siento —se disculpó Crowley que no se había dado cuenta de la fuerza que había usado hasta que vio la muñeca enrojecida de su novio —Yo...

AJ lo tomó por las mejillas antes de darle un beso en los labios y luego darle un pequeño golpe en la frente con su dedo.

—Cuervo, sabes que puedes hablar con nosotros de lo que sea —el demonio asintió con la cabeza —. Bien, ahora discúlpate con los niños, Jay y Kev por asustarlos.

Crowley volvió a asentir. Estaba realmente arrepentido de haber lastimado a su pareja; fuera el Mesías o no, AJ seguía siendo humano y su cuerpo era frágil.