Freud

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<<¡Nosotros somos el planeta vivo! Somos el gran barco que navega alrededor de un sol ardiente en el universo. Pero cada uno de nosotros también es un barco que navega por la vida cargado de genes. Si logramos llevar esta carga al próximo puerto, entonces no habremos vivido en vano...>>

Freud /Filósofo cultural/

Nació en 1856 y estudió medicina en la universidad de Viena, en la ciudad en la que vivió gran parte de su vida. Esta época coincidió con un período de gran florecimiento en la vida cultural de Viena.Freud se especializó pronto en la rama de la medicina que llamamos neurología. Hacia finales del siglo pasado, y muy entrado nuestro siglo, elaboró su psicología profunda, o psicoanálisis.

Por psicoanálisis se entiende tanto una descripción de la mente humana en sí, como un método de tratamiento de enfermedades nerviosas y psíquicas. Su teoría de Freud sobre el subconsciente es totalmente imprescindible si uno quiere entender lo que es el ser humano.

Freud pensaba que siempre existe una tensión entre el ser humano y el entorno de este ser humano. Mejor dicho, existe una tensión, o un conflicto, entre los instintos y necesidades del hombre y las demandas del mundo que le rodea. Seguramente no es ninguna exageración decir que fue Freud quien descubrió el mundo de los instintos del hombre. Esto le convierte en un exponente de las corrientes naturalistas tan destacadas a finales del siglo pasado.

¿Qué quiere decir el mundo de los instintos?
-no siempre es la razón la que dirige nuestros actos.

Es decir, que el hombre no es un ser tan racional como se lo habían imaginado los racionalistas del siglo XVIIl. Son a menudo impulsos irracionales los que deciden lo que pensamos, soňamos y hacemos. Esos impulsos irracionales pueden ser la expresión de instintos o necesidades profundas. Los instintos sexuales del ser humano, son, por ejemplo, tan fundamentales como las necesidad en el bebé de chupar.

Esto no fue en realidad un descubrimiento nuevo. Pero Freud demostró que esas necesidades básicas o fundamentales pueden disfrazarse o enmascararse y de este modo, dirigir nuestros actos sin que nos demos cuenta de ello. Señala además que los niňos pequeños también tienen una especie de sexualidad. Esta demostración de una sexualidad infantil hizo reaccionar a la gran burguesía de Viena con gran aversión, y Freud se convirtió en un hombre muy poco apreciado. En esa época victoriana, en la que todo sobre la sexualidad era tabú. Freud se dio cuenta de la sexualidad infantil a través de su trabajo como psicoterapeuta, y tenía, aparte, una base empírica para sus afirmaciones. También observó que muchas formas de neurosis o enfermedades psíquicas podían tener origen en conflictos en la infancia. Poco a poco fue elaborando un método de tratamiento que podríamos llamar una especie de arqueología mental.
¿Qué es la arqueología mental?
-Un arqueólogo intenta encontrar huellas de un lejano pasado, exactamente su camino a través de las diferentes capas de cultura. Tal vez encuentre un cuchillo del siglo XVIIl; profundizando más en la tierra quizás encuentre un peine del siglo XIV, y aún más adentro una vasija del siglo V. De la misma manera puede el psicoterapeuta, con la ayuda del paciente, excavar el camino en la conciencia de éste para recoger aquellas vivencias que alguna ocasión le originaron esos sufrimientos psíquicos. Porque, según Freud, todos los recuerdos del pasado se guardan muy dentro de nosotros.

Entonces puede que se encuentre una vivencia desagradable, que el paciente durante aňos ha intentado olvidar, pero que pasear de todo ha estado oculta en el fondo, corroyendo sus recursos. Sacando a la conciencia una experiencia traumática de este tipo, mostrando de alguna manera al paciente, él o ella pueden acabar de una vez por todas con el trauma en cuestión y así curarse.

Ahorra veamos un poco antes de esto la descripción que presenta Freud de la mente humana. ¿Has observado alguna vez a un niňo pequeño?...

Cuando nacemos, damos salida sin inhibiciones y muy directamente a todas nuestras necesidades físicas y psíquicas. Si no nos dan leche gritamos. También lloramos cuando el paňal está mojado, y emitimos señales muy directas de que deseamos una proximidad física y calor corporal. Este principio de los institutos o de placer dentro de nosotros mismos Freud lo llamaba el ello.
El ello, o el principio de los instintos, siempre lo llevamos con nosotros, también cuando nos hacemos mayores. Pero con el tiempo aprendemos a regular nuestros instintos y, con ello, a adaptarnos a nuestro entorno. Aprendemos a ajustar el principio de los instintos con arreglo al principio de la realidad. Freud dice que nos construimos un yo que tiene esta función reguladora. Aunque nos apetezca una cosa no podemos sentarnos y gritar sin más hasta que nuestro deseos o necesidades hayan sido satisfechos.

Puede ocurrir que deseemos algo muy intensamente, y que ese algo entorno no esté dispuesto a aceptarlo. Entonces puede suceder que reprimamos nuestros deseos, lo cual significa que intentemos dejarlo a un lado y olvidarlo.

Pero Freud contaba con otra entidad en la mente humana. Desde pequeños nos topamos con las demandas morales de nuestros padres y del mundo que nos rodea.

Cuando hacemos algo mal, los padres dicen: ¡No, así no! O ¡Qué malo eres!. Incluso de mayores arrastramos un eco de ese tipo de demandas morales y de esas condenas. Es como si las expectativas morales del entorno nos hubiera penetrado hasta adentro, convirtiéndose en una parte de nosotros mismos. Eso es lo que Freud llamaba el super-yo.
En lo que él llama el super-yo también ésta la propia conciencia. No obstante, Freud opinaba que el super- yo nos avisa cuando tenemos deseos sucios o impropios. Esto es sobre todo aplicable a deseos eróticos y sexuales. Y, como ya he dedicado, Freud señaló que estos deseos impropios o indecorosos comienzan ya en una fase temprana de la infancia.

¿cómo?

-Hoy en día sabemos y vemos que los niňos pequeños les gusta tocar sus órganos sexuales. Es algo que podemos observar en cualquier playa. En la época de Freud una conducta así podía dar lugar a un pequeño cachete en los dedos de ese niňo de dos o tres aňos, o quizás a que la madre dijera: ¡Malo! O ¡Eso no se hace! O pon las manos encima del edredón.

Es algo enfermizo no es así...

De esta forma surge el sentimiento de culpabilidad relacionado con todo aquéllo que tiene que ver con los órganos sexuales o con la sexualidad en general. Debido a este sentimiento de culpabilidad se queda en el super-yo, muchas personas según Freud, arrastran durante toda su vida un sentimiento de culpabilidad relacionado con el sexo. Al mismo tiempo Freud señaló que los deseos y necesidades sexuales contribuyen una parte natural e importante del ser humano. Ya ves, tenemos todos los ingredientes para un conflicto tan largo como la misma vida entre el placer y la culpabilidad.

¿El conflicto se ha moderado algo desde los tiempos de Freud?

-Seguramente. Pero muchos de los pacientes de Freud vivieron este conflicto con tanta fuerza que desarrollaron lo que Freud llamó neurosis. Una de las muchas pacientes estaba, por ejemplo, secretamente enamorada de su cuňado. Cuando murió su  hermana, a causa de una enfermedad, ella pensó: Ahora está libre y se puede casar conmigo. Pero este pensamiento chocaba al mismo tiempo con su super-yo. Le resultaba tan monstruoso, dice Freud, que inmediatamente lo reprimió. Quiere decir que lo empujó hacia el subconsciente. Freud escribe: La joven enfermó y manifestó serios síntomas histéricos, y cuando vino a mi consulta para ser tratada, resultó que se había olvidado totalmente de la escena junto a la cama de la hermana y de ese terrible deseo egoísta que había surgido en ella. Pero sí se acordó durante el tratamiento; en un estado de fuerte agitación metal produjo el momento patológico y se curó con ese tratamiento.

Entonces podemos dar una desaparición general de la psique del ser humano. Tras una larga experiencia en el tratamiento de  pacientes, Freud llegó a la conclusión de que la conciencia del ser hombre sólo constituye una pequeña parte de la mente humana. Lo consciente es como la pequeña punta de un iceberg que asoma por encima de la superficie. Debajo de la superficie, o debajo del umbral de la conciencia, está el subconsciente.

Aún no termina este capítulo pero lo voy a dividir en dos partes por que esta muy largo.

En busca del sentido de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora