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Controlando a la bestia

Un chico de cabello blanco caminaba por el verde bosque junto a cierto pelinaranja. Ambos llevaban consigo una mochila de considerable tamaño en sus espaldas. ¿Qué hacian ahí? Por lo que entendió Atsushi, comenzaría su entrenamiento, pero no estaba tan motivado como al principio, ¿La razón? Simple, ese mismo día, por la mañana fueron de compras.

El chico se levantó a la hora que acostrumbaba, se encontró con el mayor y este lo llevó de inmediato a comprarse ropas y a comer, pero no lo malinterpreten, él estaba muy agradecido. Pero, apenas llegaron ordenaron las cosas y partieron al bosque, hubiera agradecido un poco, sólo un poco, de descanso.

Era bastante tarde, pronto iba a oscurecer, pero era eso lo que esperaba Chuuya. La idea del ojiazul era ir al bosque al sur de Yokohama, es un lugar alejado y tranquilo, perfecto para entrenar al chico. Esperaba mejorar el control de su habilidad y el como podría defenderse con ella.

Se ubicaron en un lugar que parecía bastante lejos de la ciudad, y por ende, lejos de curiosos o posibles interrupciones. Dejaron sus cosas en el suelo, descansaron un poco antes de empezar. Chuuya terminó de tomar agua y habló.

-Muy bien, Atsushi.- captó la atención del nombrado. -¿Recuerdas el pequeño monte donde dije que de ahí la vista era increíble?- buscaba en su mochila un temporizador.

-Si...- tomó otro sorbo de agua, mientras lo miraba curioso.

-Ahí dejé un pañuelo morado, ve y regresa conmigo en el menor tiempo posible.- activó el temporizador.

-¿Qué? Pero va a oscurecer pronto.

-No si lo haces a tiempo.- sonreía mientras miraba el temporizador. -el tiempo corre...

Fue con esas palabras con la que Atsushi reaccionó, dejó su botella de agua a un lado y partió corriendo hacia el monte. El problema es que no recordaba muy bien en que dirección era, pues al parecer el pelinaranja se encargó de hacer varias curvas mientras avanzaban. Primer problema resuelto, logró llegar, ahora su segundo problema era encontrar el pañuelo morado. ¿Dónde lo habrá dejado? Además ¿Cuándo lo puso? Si fuera un pañuelo morado, ¿donde estaría? Se preguntaba.

El tiempo corría. Buscó rápidamente en los arbustos, por las ramas de los árboles cercanos, nada. Logró encotrarlo debajo de una roca al pie del árbol. ¿Cuánto habrá tardado? La unica manera de saber cuánto se demoró era con el reloj natural, el sol, el cual estaba apunto de esconderse. Debía darse prisa en regresar.

Por suerte pudo aprenderse el camino de regreso, llegó a donde se suponia que estaría el ojiazul pero no lo encontraba. ¿Se equivocó?Regresó a un lugar que se acordara y se dirigió a otra dirección, pero solo llegaba a lo que parecía el mismo lugar que antes. Revisó por los alrededores buscando a su mentor, no lo encontró. ¿Se perdió?

Pero el lugar era exactamente el mismo en donde se acomodaron, era muy extraño. Revisó el dichoso lugar, confirmando que era el mismo, gracias a vagas marcas que dejaron las mochilas y marcas de zapatos. Entonces ¿En dónde esta Chuuya? Ya había oscurecido y el chico aún seguía en la búsqueda de su mentor, gritaba su nombre en busca de alguna de respuesta, sin éxito.

Estaba oscuro y no lograba encontrar a Chuuya. Decidió seguir recto, pasó el tiempo, y seguía caminando hasta que encontró el "final" del extenso bosque. Paró inmediatamente, miró hacia lo que eran algunas casas, bicicletas, luces, entre otras cosas. Volvió a adentrarse en el bosque, no sabía que hacer, estaba perdido.

"Eres un inútil"

De forma involuntaria esa frase pasó por su cabeza, que para él tenía razón, era un inútil por no haber sido tan rápido y por no poder encontrar a Chuuya, ahora estaba perdido. Se sentó al pie de un árbol abrazando a sus rodillas con la cabeza abajo. Su mente lo torturaba con los malos recuerdos del orfanato.

BSD TesineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora