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Soledad

Miró el reloj, ya era hora. Hace ya media hora que Atsushi fue corriendo a buscar lo que se le olvidó comprar: el alcohol medicinal. Al principio se molestó, pero al ver que lo solucionaría se le pasó, e incluso se enorgullecía de que el chico tomara la iniciativa.

Preparó los últimos detalles, antes de salir se colocó su característico sombrero, se miró en el espejo y sonrió, agarró la bolsa y salió del departamento. No podia esperar mucho tiempo al chico en el departamento, pero podría esperar fuera del edificio, no deberia tradar tanto ¿No? Se tomó su tiempo al bajar las escaleras -aún que pudo ocupar el elevador-, caminaba tranquilo, quizá demasiado. Llegó a la recepción, pregunto por el chico, aun no llegaba. Entonces decidió esperarlo afuera.

Uno, dos o tres minutos esperando y nada. Vió la hora, era tarde. Estaba a nada de irse cuando logró escuchar su nombre. Era Atsushi. Lo estaba llamando, venía corriendo y estaba ¿Pálido? ¿Qué pasó? Cuando por fin llegó donde el pelinaranja, el chico descansó.

-Al fin llegas.- lo miró más atentamente, se preocupó. -¿Pasó algo?

-...Aquí tiene...- le pasó el alcohol.

-¿Gracias...?- guardó el objeto en la bolsa. Seguía preocupado, el chico estaba raro. -¿Estás bien?

-Un segundo...- inhalaba y exhalaba, queria regular su espiración. -¡Si! No se preocupe.

No estaba muy convencido, se le notaba en la cara. ¿Le está ocultando algo? ¿O simplemente vió que era tarde y se fue corriendo?

-Debe irse, o llegará muy tarde.- habló ya más calmado sacando de sus pensamientos al mayor. -Lamento las molestias...

-Tienes razón, ya es tarde.- se giró comenzando a irse, se detuvo y regresó. -Espera, ten las llaves.

Casi se le olvidaba, le entrgo las llaves y, esta vez si se fue.

-¡Nos vemos!- gritó el chico antes de que desapareciera.

-Nos vemos- dijo acompañado del típico gesto de despedida.

Astushi esperó hasta que el pelinaranja desapareciera de su vista para poder entrar. Estaba cansado, llegaria a su hogar solamemte a dormir. Su hogar. Que lindo suena. Ambos se fueron tranquilos sin saber que desde una distancia apropiada alguien los estaba observando.

-Asi que chibi esta junto al tigre...

Comenzó a reír, las personas que pasaban cerca lo veian como loco, él solo era él mismo, por lo que muy poco le importaba. Lo importante para él sería el caos que se podría desatar con esa información, para bien o para mal.

Atsushi llegó a casa, dejó las llaves en el mueble, luego se relajó, sentía su cuerpo pesado y mucho sueño. No resistió más. Su vista se nubló y su cuerpo se dejó caer al suelo profundamente dormido.

Abrió lentamente sus ojos para encontrarse de que estaba acostado en el sofá junto una manta. Escuchó pisoteos de un lado a otro, Chuuya llegó. Se levantó -aún cansado- y fue a ver que pasaba. El pelinaranja estaba caminando en su cuarto de un lado para otro, llevaba cosas y las dejaba en un lugar, luego cambiaba otras, y algunas las dejaba en una maleta. Cuando por fin se dió cuenta de la presencia del chico paró un momento y habló.

-Con que el bello durmiente despertó.

Hablaba con ironia y quizás con algo de gracia. Después de todo lo encontró en el suelo de la entrada, el chico contestó con risa nerviosa.

-Parece que corriste mucho.

-Lo siento...

-Ya pasó.- sonreía, era algo divertido de pensar, continuó ordenando su maleta.

BSD TesineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora