Los pensamientos de Neptune.

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Neptune llegaba a su órbita, frustrado de la vida, a lo que trataba de arrojar el ramo de "flores" lejos de el, pero gracias a su gravedad, mucho no podía hacer.

Neptune sollozaba con fuerzas, mientras que el hielo de sus lágrimas le volvían la mirada algo borrosa. Neptune odiaba llorar, o siquiera intentarlo, pues sus ojos azulados no soportaban el triste hielo de sus lágrimas, y estás últimas no le beneficiaba en ningún aspecto, pues no había alguien quien podría atenderlas, no había ser que las pudiera descongelar y secar.

Neptune sentía una soledad profunda, ni siquiera estar cerca de su mejor amigo, Guillermo, le ayudaba. La necesidad de estar cerca de Urano lo invadía, pero a la vez sabía que no era adecuado ahora que era posible que estuviera saliendo con tierra (al menos en la mente de Neptune).

Neptune, mientras flotaba con debilidad, se sentó en el vacío de su órbita, mientras que soltaba el tan frágil ramo, preguntándose una y otra vez...

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« ¿Porque el y no yo?... »

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Está frase abundaba los pensamientos de Neptune, ¿Quizás llegó muy tarde?, ¿Quizás no fue lo suficientemente bueno?, ¿Quizás sea por que su identidad de género puede que no le agrade a Urano? Quizás... Quizás... Tantos quizás... Uno tras otro.

Neptune quería parar de sobrepensar y dejar de ser un "exagerado", pero no puede, no, claro que no, acaba de ver a la persona en la cual tenía un crush declararse a otra persona la cual apenas conoce. « Una golpiza dolía menos. », pensaba Neptune, mientras que seguía hecho bolita, abrigado y sollozando de forma melódica.

Y, sin que se diera cuenta, las horas se convirtieron en días, los días en semanas, y luego los meses. No había quien escuchara a Neptune, el vacío solitario abundaba su órbita.

Neptune no había comido ni siquiera migajas de pan, Urano es quien lo alimentaba y se aseguraba de que su salud estuviera estable. El mundo de Neptune giraba alrededor de Urano, Urano esto, Urano lo otro, pero, ¿Que hay de el mismo?...

Tampoco hay que negarlo, para Neptune, Urano era más que su crush, era la persona que más quería, el único la cual realmente se enamoró, se sentía desorientado, ¿Debía hacer callar sus sollozos y hacer que nada está pasando? ¿Tenía que ir con Urano e intentar arreglar las cosas? No sabía que hacer, Neptune se sentía abrumado/e y muy angustiado/e.

Un pensamiento intrusivo pasó por la mente de Neptune, un pensamiento siniestro y tentador, un deseo de volver a algo que dejó años atrás y que recién pudo superar. Neptune, en su estado más crítico, sentía que su peor miedo era su deseo más tentador del momento.

Neptune miró con una mirada melancólica y agotada, con unas ojeras enormes y un cuerpo más delgado de lo normal, una navaja oxidada. No sabía cuándo la consiguió, ¿Porque la quería en ese momento? Sus deseos se volvieron más tentadores, « Quizás sea está la solución que estuve buscando. » pensó Neptune, sin pensarlo realmente, era como que si una alma diferente manejara su cuerpo sin problema alguno.

Neptune tomó la navaja, la hizo bailar por su muñeca. La sangre fría corría lentamente por la pequeña herida abierta, las cicatrices que ya tenía Neptune aún no desaparecían. Neptune, por alguna extraña razón, comenzó a sonreír, finalmente, podía sentirse libre de intercambiar el dolor emocional por el físico. Se siente horrible ver cómo es que tu brazo, de tantas heridas, comienza a temblar desesperado, como si tuviera vida propia y estuviera extremadamente asustado.

Neptune siguió haciendo la navaja bailar en su piel, la danza de esta quizás le podía provocar dolor alguno, quizás sea nulo, o quizás sea uno realmente insoportable, pero más insoportable era el dolor que ya estaba pasando Neptune, a tal grado de pensar que está es realmente la solución.

Las horas pasaron, Neptune seguía y seguía sin rumbo alguno, es como que si fuese lo único que lo llenaba de una alegría inexplicable y pasajera.

Después de la danza de la navaja que destrozaba y creaba caos en la piel de Neptune, este último/e finalmente pudo ver lo que había cometido. Una vez más, el mundo de Neptune cayó, le prometió a Urano que iba a dejar de hacerlo. Romper una promesa para Neptune es un pecado por más que el no sea cristiano ni católico.

Neptune tiró lejos la navaja, Agobiado/e, comenzó a entrar en pánico, « ¿PORQUE NO DEJA DE SANGRAR? » gritó en su mente Neptune, asustado por lo que llevo a cabo, mientras que temblaba al ver aquella escena tan sangrienta que el mismo cometió.

« NO- ¡¡N-NO NO NO NO!! »
« ¡YO NO QUERIA ESTO! »
« ¿PORQUE

Gritaba desesperado en voz alta, sus gritos desgarradores no los atendió nadie, ni el núcleo más bondadoso de los gigantes de hielo lo hizo, mucho menos los planetas enanos, quienes jamás han visto siquiera una imagen de Neptune a excepción de Makemake, pero el es un cerebrito obsesionado con la creación del universo y lo que hay dentro de este.

Neptune siguió gritando desesperado, entrando ya en un frío pánico. Gritaba de aquí para acá, preguntándose cosas que nunca podrá resolver.

Neptune sentía que estaba en una montaña rusa, estaba triste, enojado/e, atemorizado/e, asqueado/e de si mismo/e, de todo excepto feliz por lo que estaba pasando. En un arrebato de pánico, Neptune abrazó tan fuerte a Guillermo que lo hizo pedazos, destrozando al único ser/objeto que le quedaba con vida. Neptune lloró sin parar, dejando caer su hielo critalino en los pedazos de Guillermo. Se sentía culpable, culpable se todo, si él no existiera, nada de esto hubiera pasado, pero si el fuera diferente, sería mas fácil entenderle, si Neptune fuera más abierto/e y extrovertido, Urano se hubiera dado cuenta que el también es un ser con sentimientos. Pero no pudo, no pudo ni podrá expresar sus sentimientos ante Urano.

Neptune estaba roto/e, no solo del núcleo, si no también de la cabecita.

 ๋࣭ ⭑ 𝘈𝘮𝘰𝘳 𝘧𝘢𝘭𝘭𝘦𝘤𝘪𝘥𝘰  ๋࣭ ⭑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora