Los sentimientos

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Después de una horrible noche para Colette. El sol empezaba a salir, tristemente ella no pudo dormir en todo lo que le sobraba de tiempo debido a esa pesadilla que le resonaba en la cabeza sin parar.

La calidez del sol no le servía en nada a Colette, esto debido a que le hacía sentir impotente e inútil.

—𝙲𝚘𝚕𝚎𝚝𝚝𝚎: Maldición...—Dijo Colette con frustración— ¿En serio me siento asi cuando supuestamente ya había olvidado esa escena de mi vida...?

La chica enojada consigo misma voltio para mirar la ventana, en la cual se reflejaba los primeros rayos del sol saliendo delicadamente.

Claro, a la albina le molestaba esto, así que decidió otra vez voltearse para ver una pared vacía, sin nada, y sobre todo apagada debido a las emociones de Colette que le estaban jugando una mala pasada.

Los minutos pasaban y pasaban, la chica por un momento se olvidó de sus problemas y se acordó del porqué estaba en aquella casa.

A si es, se acordó de nuestro joven asiático que aún estaba durmiendo plácidamente.

Ella se digno en ir a verlo para saber si ya se encontraba mejor con su lesión en el pie.

—𝙲𝚘𝚕𝚎𝚝𝚝𝚎: Bueno, ya va siendo hora de hacer mis responsabilidades.—Dijo un poco apagada—.

La albina se levantó de la cama, se dirigió a la puerta del cuarto y salió de aquel lugar. Al momento de que salió de ese cuarto el sol termino de iluminarlo por completo dándole esa pizca de vida que le faltaba al cuarto.

—𝙲𝚘𝚕𝚎𝚝𝚝𝚎: Ojalá que se encuentre mejor con ese incidente... —Exclamo la albina con una tono un poco preocupada por saber cómo se encontraba su "amigo"—.

La chica empezó a bajar las escaleras, mientras más bajaba se sentía un poco rara, estaba pensando en si de verdad amaba a Fang o solo era interés y admiración sin más.

—𝙲𝚘𝚕𝚎𝚝𝚝𝚎: Sería mejor olvidar eso.

Termino de bajar las escaleras y fácilmente logro ver a Fang aún durmiendo en el sofá, estaba roncando así que Colette decidió tapar la nariz del asiático para que se levante.

—𝙲𝚘𝚕𝚎𝚝𝚝𝚎: Despierta dormilón.

El chico al no poder respirar se despertó rápidamente, nuestra joven albina se rió un poco mientras Fang la miraba un poco molesto por despertarlo de esa forma.

El chico no podía sentirse muy molesto así que empezó a reírse junto a Colette por ese suceso que había ocurrido hace un par de segundos.

Pasado los minutos de risas, ambos pararon para mirarse mutuamente. El silencio invadió el ambiente así que uno de los dos tenía que romper el hielo.

—𝙲𝚘𝚕𝚎𝚝𝚝𝚎: ¿No crees que ya hace hambre?

El chico respondió la pregunta un poco tarde.

—𝙵𝚊𝚗𝚐: Ah... Cierto, perdón aún no me despierto por completo, jeje.

La chica se rió de una forma que le parecía tierna a Fang. Pero de inmediato se olvidó de eso.

𝑆𝑖 𝑡𝑎𝑛 𝑠𝑜𝑙𝑜 𝑝𝑢𝑑𝑖𝑒𝑟𝑎 𝑑𝑒𝑐𝑖𝑟𝑡𝑒𝑙𝑜... (Colette x Fang)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora