Han pasado cinco años desde que Seungmin desapareció y a pesar de que su pérdida fue en extrañas circunstancias, con los años ha caído en el olvido.
Pero hay alguien que aún lo conserva en sus recuerdos, sin perder la esperanza de encontrarlo.
Bang...
Chan agradecería traer consigo un abrigo, pues la temperatura era sumamente fría, seguro se debía a la falta de la presencia del sol.
Pero decidió ignorar todo y descender hacía el tercer piso, que era la planta donde solía vivir Seungmin y de dónde él recibió la misteriosa llamada.
Claro que esta vez tuvo que ir por las gradas y acompañado del eco del sonido de sus pasos hasta que llego hasta allí.
- Minnie... Por favor... - Susurró antes de abrir la puerta, pero el lugar seguía vacío, tal y como en su mundo. Todo en su lugar e increíblemente en silencio.
Tomo su telefono y comenzó a llamar, a diferencia de antes, ahora si podía escuchar que timbraba, pero nadie llegaba a responder y simplemente lo mandaba al buzón.
Camino dando vueltas por la misma habitación buscando la libreta, pero no la encontró.
Entonces podría ser que ya la tomo un día antes, podía encontrarla en su propia casa.
Le resto importancia y decidió seguir indagando afuera. Tenía curiosidad y miedo, pues cuando bajaba, escucho risas que provenian de afuera.
¿Había más personas? ¿Serían espíritus?
En los apuntes de su ex novio, encontró alguna información de ese lugar, pero no era de gran utilidad dado que, lo escribió antes de quedar atrapado.
- Changbin dijo que la llamada la realizaron desde aquí. Entonces Min no debería estar lejos.
Miró nuevamente su móvil que ahora marcaba las seis con cincuenta y seis de la noche. Seguro que su hermana ya habría vuelto y estaría preguntandose por su ausencia.
Agitó la cabeza, borrando cualquier pensamiento que no fuera encontrar a Seungmin, en ese momento él era lo único importante.
Así que salió y siguió descendiendo por las gradas, hasta llegar al primer piso.
Cuando terminó de bajar la última grada, vió en las puerta de salida a un par de siluetas gritando. Gracias a la poca luz roja del cielo, pudo apreciar un poco más de quiénes se trataba.
Eran dos mujeres de edades muy variantes, ambas se levantaron del suelo y fue ahí que se percató que tenían el cráneo destrozado y fracturadas algunas extremidades.
Entonces Chan lo entendió, esas personas cayeron de lo alto del edificio, pero ahora nuevamente estaban adentrandose allí y se dirigieron a las gradas, subiendo mientras a cada paso que daban, se escuchaban crujir sus huesos en señal de que se quebraban más.
- "Vamos Haewon, tenemos que hacerlo otra vez." - Habló la mujer más alta.
- "Mami, me duele la cabeza." - Sollozaba la más pequeña mientras le seguía sosteniendo la mano.
- "Esta bien, esta bien" - Fué lo último que escucho Chan pues, luego ascendieron lo suficiente como para no ser oídas.
El castaño al fin dió un respiro de alivio, al fin podía moverse. Vió rastros de lo que parecía ser sangre en el piso, pero habían aún más rastros antes de los recientes, sangre que ya estaba seca.
¿Cuántas veces habían caído ellas desde el edificio?
Chan tembló un poco al recordar unas palabras de Seungmin cuando aún eran amigos, el pelinegro tenía la costumbre de contarle la historia de un suicidio de una vecina suya, que se habia lanzado junto a su pequeña. Lo hacía con el afán de asustarlo, ahora sabía que era verdad.
Salió de allí antes de que las mencionadas volvieran a caer, pues le daba miedo imaginar su reacción o que llegaria a pasar, lo que fuera, no quería averiguarlo.
Una vez fuera, miró a los alrededores. Por las calles no había rastro alguno y que decir de autos o bicicletas, no existían allí, más no encontró ningún medio de transporte.
Si iba a buscar a Seungmin así, no sabía cuánto tardaría.
El mayor quería entrar en alguna residencia pero, ¿Cómo podía adivinar que no habían almas allí también?
Le recorría un escalofrío al pensar en ver otra escena.
- Este lugar es asqueroso... - Murmuró cuando por casualidad sus ojos presenciaron como un hombre se daba un disparo y manchaba toda su pared de rojo, pero en un par de minutos, el hombre levanto la cabeza ensangrentada y se posicionó nuevamente contra el arma, volvió a tirar del gatillo... Lo mismo se repitió hasta que Chan desvío la vista de allí.
Lo que le había hecho tomar en cuenta algo más, al parecer el sonido solo funcionaba en dicha casa, porque el no escuchó ninguno de los disparos de los que fué testigo con ese hombre.
Parpadeó varias veces haciendo un intento por despertar, por si lo que pasaba era producto de un extraño sueño.
No funcionó.
Sin tener más remedio, decidió que encontraría la casa de los padres de Seungmin, de los verdaderos, pues con los que vivía lo habían adoptado a los diez años. Recuerda que él hablaba mucho de ellos y en una ocasión fueron a ver aquella casa, donde habían muerto por un incendio.
Presentía que allí podría encontrar a su pequeño Min, pensar en la sola idea hizo que se dibujara una sonrisa en su rostro.
Y tratando de ignorar que estaba en un mundo donde todos parecian querer quitarse la vida, cualvdeporte olímpico se tratara, marcho a donde se propuso, caminado por medio de la calle mirando solo al frente para evitar ver más escenarios inapropiados.
Camino tranquilo por al menos veinticinco minutos, cuando al terminar de recorrer la última calle, empezó a oír pasos detrás de él.
Las pisadas detrás suyo lo acompañaron dos calles más y, porque no se fiaba de un mundo donde todos morían contínuamente, aceleró sus pasos hasta que corrió sin mirar atrás. Pero quién quiera que lo estaba siguiendo, también era un buen atleta y pronto le dió alcance.
Y cuando menos lo espero, alguien se lanzó sobre su espalda haciendo que perdiera el equilibrio, cayendo ambos en la acera.
- ¿Qué...? - Chan intentó ponerse de pie, pero el peso sobre él aún persistía.
- Lo sabía. - Hablo felíz una voz desconocida, luego de decir eso, se aparto y se puso en pie.
El palido se mantenía en el piso, pero viendose libre, se volteo para ver quién era el que lo habia derribado.
Sus ojos entonces captaron a un chico de no más de veinte años, con el cabello oscuro, con rasgos finos y ojos brillantes. Se veía como una persona sumamente normal y eso era extraño.
- ¿C-Chan? - Volvió a hablar el chico, esta vez sorprendido cuando se vieron a la cara.
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Mientras estaba editando, recordé al Chan del SKZ Code del dia de la casa embrujada Xd
