Noventa y seis horas

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- Aquí gobierna el principe Dalkiel, vive justo donde queda una inmensa cruz roja que es la fuente de iluminación de este mundo. - Explicó Seungmin caminando al lado de Chan.

- ¿Entonces esta luz jamás se extingue? - Preguntó el castaño mirando al cielo. - ¿No hay algo parecido al día y la noche?

- Ocurre algo similar. - Narra respondiendo. - Cada noventa y seis horas llega el cambio de estación, la luz roja desaparece y solo hay oscuridad. No se exactamente cuanto dura, pero todo permanece negro y no hay movimiento alguno y cuando nuevamente se ilumina, todo vuelve a su lugar, los cuerpos que destrozaron los Wolotias volveran a estar completos y en su hogar cuando eso ocurra.

Chan escuchó con detenimiento, esos cuerpos aún parecían sentir dolor y todavía podía verlos retorcerse al parpadear.

- ¿Hay alguna forma de que un alma desaparezca para siempre? - Lanzó otra pregunta. - Quiero decir, que cuando pase el cambio de estación no vuelvan.

- No hay manera. - Sentenció el más alto sin detenerse. - Supongo que es un castigo, ahora pueden suicidarse y no morir, jamás morirán hasta que el mundo real se acabe. Entonces no se que sucederá con este mundo.

 Chan penso un momento en ello mientras observaba ocasionalmente algunas ventanas, donde podía ver diversas formas de inducirse a la muerte.

- Seungmin, llevamos algún tiempo caminando, pero es como si solo dieramos vueltas por el mismo lugar. - Se quejó desorientado Chan.

- Este mundo gira en reversa a lo que lo hace la tierra e incluso caminando en linea recta, acabaríamos extraviados. - Habló con pesar el menor.

- Como un laberinto. - Dijo Chan. -¿No hay manera de encontrar la salida?

- Un laberinto sería más fácil que esto. - Río el menor. - Si hay forma, debemos encontrar una brújula. Si caminamos hacía el oeste, siempre nos guiará a dónde deseamos llegar.

- ¿Dónde... Dónde podemos conseguirla? - Pregunto el mayor deteniendose.

- Solo son portadas por demonios como los Alastor y los Alouqua. - Respondió sereno el más alto.

- ¿Q-qué? - Se sorprendió Chris.- ¿Piensas que tendríamos que encontrar a esos demonios? ¡Si nos matan no podríamos volver!

- Tenemos que intentarlo. - Río Seungmin. - ¡Solo estoy bromeando! Tengo una en casa de mis padres, si llegamos, entonces no tendremos problemas con la ubicación.

- ¡No es gracioso! - Se quejó Chan, relajandose. - Vamos, quiero salir pronto de aqui.

Dicho esto, Chris comenzó a correr con la idea de avanzar y reconocer alguna casa. 

- Espera, ¡Chan! - Min se vió obligado a correr tras de él y continuaron la carrera hasta que Chan se detuvo, pero no por cansancio si no porque frente suyo había una persona, que se veía como Seungmin y él, pues no tenía ningúna lesión o intentaba quitarse la vida.

Simplemente se le quedo viendo también, ambos no mencionaron palabra hasta que aparecio Seungmin.

- ¡Yang!... - Interrumpió el recién llegado.

- ¡Hola! - Saludo levantando y agitando la mano.

Chan los miró confundido, había creído que todos los que habitaban en ese mundo eran fantasmas que se suicidaban repetidas veces y estaban condenados a ello.

- Soy Chan. - Se presentó dandole la mano y comprobando que tenía la piel helada.

- Encantado. - Amplió su sonrisa el rubio. - Cómo has oído, soy Yang.

El Ascensor - ChanMin (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora